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Duarte y Marquetalia: una guerra sin fronteras

Por: Paola Perdomo - Investigadora Nacional

Línea de Investigación Conflicto, Paz y Postconflicto


Tal como lo había advertido la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), tras el monitoreo y análisis de seguridad en territorio colombo venezolano, hoy se observa una creciente dinámica de violencia y disputa en la zona fronteriza entre el departamento de Arauca y el Estado de Apure. Dicha dinámica está relacionada con la presencia y accionar de los Grupos Armados Postfarc (GAPF), correspondientes a la línea de ‘Gentil Duarte’ y la ‘Segunda Marquetalia’, los cuales, desde el 2019 y luego de la conformación de esta última línea en cabeza de ‘Iván Márquez’ y ‘Santrich’, libran un enfrentamiento por el control territorial y social, así como por el tráfico de drogas.


Dicho enfrentamiento era apenas perceptible a sus inicios cuando se empezaron a conocer hechos de reclutamiento de excombatientes por parte de la ‘Segunda Marquetalia’, entre Arauca y Apure, donde el GAPF Frente Décimo Martín Villa, perteneciente a la línea de Gentil Durarte, había venido consolidándose y compartiendo territorio con el ELN desde el 2018.


Esto condujo a un fuerte rechazo por parte del GAPF Frente Décimo que, bajo el mando de alias ‘Jerónimo’, empezó a arremeter contra el GAPF de la ‘Segunda Marquetalia’ ubicado en Arauca, al mando de alias ‘Porrón, y a amenazar de muerte a quienes les estuvieran obedeciendo. Esta situación pronto se convirtió en una declaración de guerra. Entonces, sin éxito en su propósito de posicionarse en Arauca, el GAPF vinculado a la Segunda Marquetalia ha debido permanecer al margen del departamento en territorio venezolano, en el estado de Apure, principalmente, sector de La Victoria, limítrofe con el municipio de Arauquita.


Desde entonces, la violencia contra la población civil en ambos lados de la frontera se ha agudizado, así como las acciones militares, no solo de estos GAPF, sino del ELN y la fuerza pública de los dos países. Es asi que en 2020 se registraron hechos de violencia entre Arauca y el estado de Apure relacionados con 2 masacres y 6 asesinatos selectivos, según Pares, que llamaron la atención de las autoridades y defensores de derechos humanos. Esto alertó teniendo en cuenta que se trataban de repertorios de violencia contra la población civil que durante los últimos años no venían presentándose en la zona de manera tan álgida, y estarían relacionados con acciones de control territorial que los GAPF habrían intensificado en el marco de su disputa.


No obstante, en 2021 dicho enfrentamiento se ha evidenciado de forma más abierta con las acciones bélicas que se han registrado a largo de este, especialmente, a inicios de año cuando alrededor de 3.000 personas venezolanas fueron desplazadas por cuenta de los enfrentamientos entre GAPF y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Esto, además de la compleja situación humanitaria que desató, abrió un importante interrogante acerca de cuál es el lugar de dichos GAPF en territorio venezolano y cuál es su relacionamiento con otros actores armados, tales como las FANB y el mismo ELN.


Por un lado, el Frente Décimo hace presencia en la zona desde el 2018 y hasta 2021 no se habían reportado enfrentamientos similares con la fuerza pública de este país. Esto se puede explicar, aparentemente, por dos razones. Primero, la presencia diferenciada que tendría este grupo a ambos lados de la frontera, siendo de mayor alcance y más activo el accionar desde el territorio colombiano. Segundo, la anuencia que tiene por parte del ELN, que ejerce una presencia y accionar muy fuerte también desde el lado venezolano y que, en este sentido, facilitaría el relacionamiento del GAPF con actores armados legales e ilegales en Venezuela.


Por otro lado, el GAPF correspondiente a la ‘Segunda Marquetalia’ habría podido establecerse en territorio venezolano desde el 2019 sin que se esto desatara mayores tensiones con dicha fuerza pública. De hecho, organizaciones de derechos humanos y autoridades del país vecino habrían denunciado la facilidad con la que comandantes de la ‘Segunda Marquetalia’, tales como Márquez y Santrich, se estarían moviendo junto con el grupo armado en territorio venezolano, donde ambos tendrían una trayectoria que se remite a sus operaciones como jefes de las extintas FARC-EP.


Sin embargo, la disputa entre estos GAPF condujo a un complejo escenario que ha revelado cómo se han reconfigurado aceleradamente las relaciones entre dichos grupos y el resto de actores armados involucrados. Pues, contrario a lo estimado con la ‘Segunda Marquetalia’ y el predominio que tendrían en territorio venezolano, el GAPF Frente Décimo de ‘Gentil Duarte’ estaría consiguiendo debilitarlo a través de la estrategia de combate de las FANB contra las disidencias, de la que estarían siendo obejto principalmente la ‘Segunda Marquetalia’, incluso, presuntamente, con apoyo del ELN. A estos, se suman ataques contundentes, también en territorio venezolano, contra comandancias, tales como las de ‘El Paisa’ y ‘Romaña’, tras los que estaría el Frente Décimo, según las primeras hipótesis, y con los que estaría dando un duro golpe a esta estructura, que viene en una acelerada desintegración a la que se suma la dada de baja de ‘Jesus Santrich’ en mayo de 2021.


De ser cierto este escenario, son tres los principales elementos a resaltar. Primero, estas disputas revelan la importancia que ha recobrado la zona fronteriza entre Arauca y Apure en la estrategia de control territorial y tráfico de drogas de grupos armados ilegales, especialmente, GAPF en proceso de expansión y fortaleciemiento, y con un accionar altamente relacionado con esta economía ilegal. Segundo, evidencia las relaciones de disputa y alianza que se estarían tejiendo alrededor de estos intereseses, tal como lo expresa el provechoso relacionamiento que el GAPF de ‘Gentil Duarte’ estaría teniendo con el ELN y, a su vez, con actores legales e ilegales del vecino país que favorecerían la consolidación de cada uno de estos grupos. Tercero, este escenario de seguridad es disiente de las inexistentes relaciones binacionales que favorecen la presencia y accionar de grupos armados ilegales que pueden delinquir en ambos territorios, sin que las autoridades pertinentes mantengan comunicación y puedan adelantar estrategias conjuntas de control.



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