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Diálogo en Quibdó: un paso hacia la Paz Urbana

Por: Katerin Erazo, Periodista


Fotos tomadas de: El Tiempo y Oficina Comisionado para la Paz


El pasado viernes 18 de agosto marcó un hito en los esfuerzos por construir la paz en el país, específicamente en la ciudad de Quibdó, Chocó. En este día, se llevó a cabo la instalación de un espacio de diálogo que reunió a diversos actores clave, con el objetivo de encontrar soluciones pacíficas a los conflictos que han afectado a la región durante décadas. La Diócesis de Istmina, la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, la MAPP-OEA, la Gobernación de Chocó, la Alcaldía de Quibdó y representantes de Noruega, Suecia y España se unieron para este evento trascendental.


La instalación de este diálogo no solo fue un evento de relevancia local, sino que también contó con la participación de líderes y representantes internacionales comprometidos con el proceso de paz en Colombia. Esta iniciativa busca involucrar a actores diversos, representativos de la sociedad civil, el periodismo, los grupos indígenas y comunidades afectadas por el conflicto. Entre los delegados presentes se encontraban el líder indígena y excongresista chocoano Luis Evelis Andrade, Dillon Martínez Mena del comité cívico por la dignidad, Juan Diego Restrepo, director de Verdad Abierta, Luz Marina Ríos, concejal de Quibdó por el partido Mira, Elsa Paselia Delgado, presidenta de la Cámara de Comercio del Chocó, Rosy Pacheco, consejera municipal de juventudes, y representantes políticos como Pedro Baracutao, David Racero y Diego Cancino.


Este evento de instalación es una continuidad de los esfuerzos realizados previamente en lugares como el puerto de Buenaventura, en el Valle del Cauca y Medellín, Antioquia. En cada uno de estos lugares, el Gobierno ha anunciado un grupo de delegados que representan una variedad de sectores y perspectivas. El propósito es lograr un diálogo inclusivo y representativo que aborde las preocupaciones y necesidades de diversas partes de la sociedad.


Entre los protagonistas inesperados de esta iniciativa se encuentran tres bandas criminales que han decidido sentarse en la mesa de diálogo: ‘Los locos Yam’, ‘los Mexicanos’ y las ‘Fuerzas Armadas RPS’. Estas organizaciones, conocidas por su historial delictivo, han manifestado su voluntad de transformar sus vidas y contribuir a la paz en la región.


Durante la instalación de este espacio de diálogo, el Alto Comisionado para la Paz presentó una delegación que acompañará el proceso. Además, se brindaron espacios virtuales para que los voceros de estas bandas, desde diferentes cárceles del país, expresaran su compromiso con la construcción de la paz y la transformación de sus vidas, así como las de sus familias y la población de Quibdó.


Es importante destacar que esta iniciativa no está exenta de desafíos. A pesar de la reducción del 54% en los homicidios en Quibdó desde el inicio de los acercamientos con estas bandas en diciembre del 2022, otras formas de violencia persisten en la cotidianidad de la población, como las extorsiones y las fronteras invisibles. El proceso es un recordatorio de la complejidad de lograr una paz duradera y completa en una región que ha sido afectada profundamente por el conflicto armado y la delincuencia.


Según el informe “Sin Paz Urbana no hay Paz Total” de la Línea Seguridad y Convivencia Ciudadana de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), el aumento de la violencia en Quibdó, marcado por incrementos en homicidios y extorsiones, ha sido atribuido principalmente a las luchas territoriales entre grupos de delincuencia común que operan en la ciudad, exacerbadas por la pandemia. La disputa armada entre el ELN y el Clan del Golfo en las zonas rurales del departamento ha contribuido a la consolidación de 27 grupos delincuenciales urbanos en Quibdó. Destacan cinco grupos, incluyendo “Los Mexicanos”, que se ha convertido en la organización más grande y relevante en el municipio, centrada en extorsiones y sicariato. Estos grupos, a pesar de su historial de actividad ilícita, han expresado su intención de participar en el proceso de Paz Urbana liderado por el Gobierno Nacional, incluyendo un cese al fuego unilateral por parte de “Los Mexicanos” y “RPS”.


Aunque la violencia homicida ha disminuido significativamente en el último año, la Defensoría del Pueblo advierte sobre el reposicionamiento de frentes del ELN y se resalta la participación de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, la iglesia católica, la MAPP OEA, y representantes de entidades gubernamentales y la Unión Europea en los esfuerzos de acercamiento entre el gobierno y los grupos delincuenciales.


Estos son cada uno de los perfiles de las tres bandas delincuenciales que participaron en el diálogo:


Los Mexicanos


Formalmente conocidos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias Mexicanas, constituyen un grupo de jóvenes chocoanos, compuesto por individuos de ascendencia indígena y afrocolombiana. Su involucramiento en la delincuencia surge como respuesta a la falta de oportunidades que enfrentan en la ciudad de Quibdó, capital de Chocó. Conformando una de las mayores facciones en Quibdó, el grupo cuenta con aproximadamente más de 300 miembros involucrados en actividades de extorsión y sicariato a lo largo de los 192 barrios de la ciudad. Aunque algunos voceros de Los Mexicanos participan en diálogos con el gobierno de Gustavo Petro desde la cárcel de Itagüí, el proceso de conversaciones está programado para avanzar hacia la definición de agendas y roles en el marco del espacio sociojurídico recién establecido.


Locos Yam


La banda criminal “Locos Yam” se origina en la cárcel de Anayanci de Quibdó, donde uno de sus representantes expresó durante el Espacio de Conversación Sociojurídico su evolución de víctima a victimario y su firme compromiso con el proceso de paz. Sus miembros provienen de áreas como el Medio Atrato, Bajo Atrato y San Juan, habiendo llegado a Quibdó debido a desplazamientos forzados originados por el conflicto armado interno. La falta de oportunidades en la capital chocoana contribuyó a su involucramiento en actividades delictivas. En una declaración enviada a través de video, los integrantes de Locos Yam expresaron su visión de un Chocó sin divisiones y su deseo de contribuir a la paz en la región. Su mensaje apunta a que, si todos cooperan, la paz es alcanzable.


RPS


La banda RPS, conformada por jóvenes del barrio Reposo de Quibdó, se une al llamado a la paz desde la cárcel de Anayanci. Su formación en la delincuencia se presenta como una respuesta a la necesidad de defensa ante amenazas externas y la búsqueda de una vida tranquila y alejada de la influencia delictiva en Chocó. Aunque por razones de seguridad no participaron directamente en el Espacio de conversación, enviaron un mensaje de video junto con Locos Yam, pidiendo disculpas a la población de Quibdó por las adversidades causadas y buscando dejar atrás el resentimiento para construir un futuro de paz. La guerra con bandas como RPS ha resultado en desplazamientos internos significativos, afectando a más de 100,000 personas en Chocó desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, según datos de la ACNUR.


Según Isaac Morales, coordinador de la Línea de Seguridad y Convivencia de la Fundación Pares, este encuentro de diálogo se plantea con la esperanza de lograr el sometimiento de estas organizaciones delictivas ante la justicia. Dicho sometimiento implica la entrega de armas, fondos y datos de relevancia, además de cesar las actividades delictivas, o al menos reducirlas drásticamente. Morales recalca que, más allá de este ideal, se deben considerar diversos factores como la inestabilidad jurídica que rodea el concepto de sometimiento.


Morales advirtió sobre el riesgo de que este esfuerzo quede en meras declaraciones y la instalación de mesas de diálogo, sin avances tangibles. Además, insistió en que las acciones concretas son el verdadero indicador de la voluntad de paz de estas organizaciones. Para él, la auténtica señal de cambio sería que estas bandas acuerden una tregua entre sí, cesando la violencia interna que suele manifestarse en ajustes de cuentas y en la lucha por el control territorial. También implica detener la extorsión dirigida a la sociedad civil y a los comerciantes, así como poner fin a los ataques contra la policía y a otras actividades ilegales que normalmente forman parte de su repertorio.


El coordinador de la Línea de Seguridad subrayó que solo en el momento en que estas acciones tangibles se materialicen, se podrá comenzar a ver una auténtica disposición hacia la paz por parte de estas organizaciones delictivas.


En esta búsqueda de la paz, es esencial reconocer la complejidad y diversidad de los desafíos que enfrenta Quibdó. Además de las bandas criminales que se han sumado al diálogo, la ciudad también se enfrenta a la presencia de otras organizaciones delictivas como “Los Zetas” y células urbanas del Clan del Golfo. Se espera que estos grupos también puedan ser parte de futuros acercamientos para lograr una paz integral en la región.


El impacto del conflicto y la delincuencia en Quibdó es evidente en las cifras de víctimas. Los homicidios han sido el hecho victimizante más alarmante, con más de 97 mil víctimas hasta el 31 de julio de 2023, según el Registro Único de Víctimas. Aunque se ha logrado una reducción significativa de los homicidios desde el inicio de los acercamientos con las bandas criminales, la violencia aún persiste en diversas formas, como las extorsiones y las restricciones a la movilidad.


Isaac Morales resaltó la importancia de valorar cualquier intento de diálogo entre el Gobierno y grupos delictivos. No obstante, recalcó que el Gobierno Nacional debe hacer un esfuerzo para establecer regulaciones jurídicas sólidas que definan claramente cómo se llevarán a cabo estos acercamientos y cuáles serán los beneficios concretos. Aunque la ley de Paz Total ya establece algunos primeros pasos en esta dirección, Morales destacó la necesidad de precisar la capacidad institucional requerida por la Oficina del Alto Comisionado para lograr acuerdos genuinos con estas organizaciones. Además, considera esencial que estos acuerdos se vean respaldados por intervenciones sociales o acciones concretas por parte del Estado, dirigidas a abordar las causas subyacentes que fortalecen a estas bandas criminales.


Otra cuestión relevante es la definición clara de las alternativas disponibles para el sometimiento de organizaciones delictivas. Dado que para bandas como estas suele ser más rentable continuar con actividades criminales que someterse, es fundamental garantizar suficientes seguridades para alentar un proceso de sometimiento. Además, Morales señaló que, aunque tres organizaciones, como los YAM, los Mexicanos y la RPS, participaron en las conversaciones, es importante considerar la presencia de otras organizaciones delictivas en Quibdó y Chocó en general, como el Clan del Golfo y posiblemente las disidencias de las FARC.


El desafío de construir la paz en Quibdó no es solo un asunto local, sino que también involucra elementos nacionales e internacionales. La presencia de representantes de Noruega, Suecia y España en la instalación del diálogo destaca el interés y el apoyo internacional para lograr la paz en Colombia. Además, la participación de organizaciones como la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y la MAPP-OEA refuerza el compromiso de la comunidad internacional en este proceso.


El camino hacia la Paz Total en Quibdó es largo y complejo. Aunque se ha logrado un avance significativo con la reducción de homicidios, las extorsiones y otras formas de violencia siguen siendo un desafío para la población. La esperanza reside en la disposición de las bandas criminales a sentarse en la mesa de diálogo y buscar alternativas pacíficas que se espera que no solo sean con algunos grupos ilegales sino con la mayoría. Sin embargo, este es solo el comienzo de un proceso que requerirá tiempo, esfuerzo y perseverancia.




 

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