Por: Walter Aldana. Columnista Pares.
En nuestra niñez en Bogotá, en el barrio ciudad Kennedy, el Sr. Bolívar era el policía de la cuadra, nos cuidaba de malos ‘robones’ de niños, nos reprendía como un segundo papá y nos hablaba de la convivencia comunitaria; nos alegraba verlo con su uniforme.
Desde hace por lo menos dos décadas hombres y mujeres que portan esos distintivos que ante mis ojos infantiles hicieron grande al Sr. Bolívar, cada vez que les veo los asocio con el autoritarismo, el miedo, la corrupción y los matones.
Y a sus mandos, los generales, los directores como “alcahuetas”, “cómplices” de las arbitrariedades y NO estoy equivocado, lamentablemente no estoy equivocado, los hombres y mujeres determinados por la ley para protegernos son hoy por hoy, EN SU MAYORÍA los más cercanos determinadores y directos responsables de crímenes y violaciones a los derechos humanos.
Sépanlo señores mandos de la policía, ese discursito rayado de las “manzanas podridas”, posibles extralimitaciones en el uso de la fuerza”, “de las investigaciones exhaustivas”, no lo creemos. Un director encargado de la policía y un ministro de defensa que salen para amenazar a quienes desde las redes sociales convocan movilizaciones, pero no dicen nada de los asesinados en la jornada de terror del 10 de Septiembre, NO nos representan, no son ni nuestra policía, ni nuestro gobierno.
Los agentes que mataron a Javier Ordóñez lo llevaron al CAI, ahí otros agentes participaron de la golpiza; el general que participó de la rueda de prensa con eufemismos a restarle importancia y el ministro que pronunció el discurso de las manzanas podridas, hacen parte de los dañados en el guacal; unos por perpetradores y otros por ocultar. Así es su justicia penal militar, o díganos el resultado de la “investigación del asesinato de Dilan Cruz el 25 de Noviembre de 2019 en manos del ESMAD.
Es la colonialidad del poder que Quijano explicaba como uno de los patrones del poder capitalista, determinación de roles desiguales, es decir, los poderosos se hacen como sea al gobierno, nombran personas no importa si son cuestionadas en su ética o tienen investigaciones judiciales.
Mientras tanto a los gobernados nos elogian con expresiones tales como “trabajen vagos”, “ a los pobres les afectara más la pandemia por no «ahorrar”, “de qué me hablas viejo”, en todos ellos un patrón ideológico y de comportamiento, que se podría dibujar así:
Hacen lo que se les da la gana y para eso están los grandes medios de comunicación, ellos “aconductan la población”, infiltran la protesta con policías de civil, y agitan el discurso de los vándalos, para que los pobres odien a otros pobres y no a quienes montaron los carteles de la muerte y la corrupción.
Comments