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De la violencia al graffitour en el barrio Egipto

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares.


Steven Najar de 25 años, nació en el mítico barrio de Egipto de Bogotá, que, como él mismo cuenta, ha tenido una marcada presencia de pandillas que ha cobrado muchas vidas, ha imposibilitado alternativas y ha estigmatizado el barrio. Steven lleva tiempo trabajando para la trasformación del barrio desde procesos que vinculen a la comunidad; propiamente desde el “graffitour” en lo que se denomina ‘turismo comunal’.


Steven organiza los graffitour, desde la Fundación Univivir, una organización cuyo objetivo es impulsar alternativas para generar una nueva narrativa sobre el barrio. La iniciativa, según Steven, permite socializar la historia del barrio y empezar a reconstruir el tejido social con las actividades que vinculan a los niños del barrio, pero también a niños de los barrios que colindan Egipto.


Cabe recordar que el barrio Egipto, está ubicado la localidad La Candelaria, la número 17 de la ciudad y es la más pequeña de Bogotá. La localidad tiene una extensión de 183.89 hectáreas, según datos del Departamento de Planeación Distrital; y está conformada también por los barrios, Las Aguas, Santa Bárbara, La Concordia, Centro Administrativo, Catedral y Belén.


Sobre el recorrido


El recorrido empieza en el Chorro de Quevedo, allí cuentan sobre cómo fue la historia de Bogotá y, como eso configuró y tuvo incidencias en el barrio Egipto. Después se dirigen a la iglesia de Egipto —en la entrada del barrio— donde narran la constitución del barrio y, posteriormente, por las calles van parando en cada graffiti explicando los múltiples significados los mismos. De igual forma las reflexiones en torno a poder hacer recorridos, aun cuando la violencia había generado no solo fronteras invisibles dentro del mismo; sino aislando a Egipto de Bogotá y estigmatizándolo.



Para Steven, la violencia que arreciaba al barrio por las pandillas, estaba generando profundas limitaciones en la forma de vivir para la comunidad; con las fronteras invisibles “la gente no podía transitar ciertas calles, las rencillas entre las personas eran una suerte de tradición familiar, ahora, se pueda caminar y compartir por calles que antes no. Eso, entre otras cosas, permite que los niños puedan entablar relaciones con más niños del barrio y permiten nuevos conocimientos y experiencias”, dice Steven.


Históricamente ha habido una pandilla en el barrio Egipto— La Diezma— y pandillas de barrios aledaños, sin embargo, la dinámica se transformó y las pandillas iban siendo un tema familiar. Es decir, las familias iban teniendo un sentido sobre el territorio, sobre las cuadras y la violencia caía en un circulo repetitivo, producto de la venganza entre las muertes; perpetuando un espiral de violencia en el barrio.



Es así como la iniciativa nació por medio de reuniones con la comunidad, en las que participaban ex integrantes de pandillas de las generaciones mayores que quedaban, puesto que la mayoría han muerto o están en prisión. Ellos, ‘la vieja escuela’ —como se refiere Steven— fueron los que empezaron a “dar el ejemplo del cambio y la necesidad de la búsqueda de alternativas de vida para las nuevas generaciones, lejos de la violencia que deja el mundo de las pandillas”.


Por otra parte, el proyecto le apunta a la importancia del relato en el recorrido y así presentarle a los niños de la comunidad cuales fueron las implicaciones que tuvo la violencia en el barrio y que la importancia de que existan para que el barrio se narre distinto, se viva distinto y sea visto de otra forma.

“Yo tengo familiares y amigos que fueron de la pandilla de Egipto, de la diezma, y la mayoría de ellos que ahora tienen hijos, han decidido cambiar sus vidas y dedicarse a otros rollos. En el barrio mucha gente ha quedado presa, y esos cambios de vida impulsados desde la fundación permite que se genere procesos de resignificación”, señala Steven.



Del mismo modo, la gente del barrio ha estado muy presta a las iniciativas que se adelantan, asegura Steven, debido a que los cambios que ha tenido el barrio son significativos. “Cuando estábamos en la época de conflicto fuerte, uno no podía estar por fuera de la casa después de las seis de la tarde; las balaceras podían durar hasta dos días”.

En términos generales, el graffitour del barrio busca permitir actividades alternativas que le permitan a la comunidad vivir Egipto de otra forma, siendo a su vez un ejercicio de memoria con las actividades que cobijan entre 300 y 500 niños. Los ocho fundadores, todos jóvenes, lideran la iniciativa que busca vincular con el rap nuevas formas de pensarse el territorio. Al mismo tiempo, pretenden hacer una huerta comunitaria en la que se articule a la población de adulto mayor.


¿Qué viene para el proyecto?


El pasado viernes 8 de febrero, los fundadores del proyecto se dirigieron a Medellín, específicamente a la Comuna 13, donde esperan conocer el proyecto y hacer un compartimiento de experiencias para poder ver como siguen potenciando el proyecto acá en Bogotá, en el Barrio Egipto.


 El encuentro será con el colectivo Agroarte —que trabaja los temas de memoria, arte y agricultura—, en apoyo con el CNMH y ACDI VOCA, que le apuesta a la construcción de tejido social generando murales y siembras en alusión a las vivencias y la resistencia frente a las manifestaciones urbanas de violencia.



Steven espera poder reflexionar a partir de las prácticas en la Comuna 13, para poder articular la memoria del territorio y resignificar las experiencias con alternativas que cambien los paradigmas y mitiguen la estigmatización. En consecuencia, será un proceso de aprendizaje con Agroarte, quien trabaja el proceso de construcción de memoria en el Cementerio de La América, ubicado la Comuna 13. La importancia de este proyecto es que vincula a niñas, mujeres, jóvenes y adultos; para repensarse los sucesos de conflicto armado.


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