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Crisis de seguridad en el suroccidente colombiano

Por: Katerin Erazo, Periodista


Foto tomada de: W Radio


La región suroccidental de Colombia se encuentra sumida en una profunda crisis de seguridad, con una serie de ataques atribuidos a disidencias de las FARC que han sacudido los departamentos de Cauca, Valle del Cauca y Nariño. Desde la noche hasta la mañana de hoy, el Estado Mayor Central (EMC) y la disidencia Farc de “Iván Mordisco” han perpetrado una serie de ataques en distintos puntos de estos departamentos, sembrando el temor entre la población civil y generando preocupación en las autoridades locales y nacionales.


Los informes indican que la estación de policía de Cajibío, ubicada en el municipio de Cauca, fue blanco de ataques por parte del frente Jaime Martínez del EMC. Este ataque representa un golpe directo a la infraestructura de seguridad en una zona ya de por sí vulnerable a la violencia armada. Asimismo, en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca, la estación de policía de Robles también fue blanco de un atentado con explosivos en la mañana de hoy, según informes proporcionados por las autoridades militares.


La ciudad de Cali, la capital del departamento de Valle del Cauca, no ha escapado a esta ola de violencia. En el Batallón Militar Pichincha, se registró una explosión provocada por la detonación de varios cilindros cargados con explosivos desde un camión. Estos cilindros cayeron cerca de las viviendas de militares y sus familias, generando pánico y desasosiego en la comunidad. La violencia indiscriminada y la falta de consideración por la vida humana son características preocupantes de estos ataques.


Además de los ataques en Cauca y Valle del Cauca, Nariño también ha sido escenario de violencia. En el Gaula militar de Tumaco, una granada detonó dejando a un infante de la marina herido, aunque afortunadamente fuera de peligro. Sin embargo, este incidente evidencia la vulnerabilidad de las fuerzas de seguridad frente a los ataques perpetrados por grupos armados ilegales en la región.


Estos actos de violencia no son aislados, sino que se inscriben en un contexto de advertencias previas por parte de las autoridades. La Personería de Cali había alertado sobre la presencia y operaciones de disidencias de las FARC en la ciudad, destacando la importancia de abordar esta problemática de manera urgente y efectiva. Asimismo, la gobernadora del Valle, Dilian Francisco Toro, había señalado la presencia del Frente 57 de las disidencias FARC en el departamento, anunciando medidas para reforzar la seguridad en la región.


En medio de esta situación, delegados del EMC y del Gobierno se encuentran reunidos en San Vicente del Caguán, Caquetá, en una reunión extraordinaria para abordar la crisis en la mesa de diálogos de paz. Dicha reunión finalizará este sábado 06 de abril. La suspensión del cese al fuego ordenado por el presidente Petro después del atentado contra la población civil de Toribío, Cauca, ha generado un ambiente tenso y difícil en el proceso de paz en Colombia. Las partes involucradas enfrentan el desafío de encontrar soluciones viables y duraderas para garantizar la estabilidad y la seguridad en la región.


La creación de un nuevo bloque central dentro de la estructura militar de las disidencias de las FARC, denominado Comandante Isaías Pardo, ha generado preocupación y desconcierto. Este bloque, según la disidencia, operará en varios departamentos del país, aumentando la incertidumbre sobre el futuro del proceso de paz. Las Fuerzas Militares y de Policía continúan alerta ante estos hechos, desplegando recursos y capacidades para hacer frente a la amenaza que representan estos grupos armados ilegales.


El ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha enfatizado la necesidad de mantener la presión sobre las disidencias de las FARC y garantizar la seguridad de la población civil en los departamentos afectados por la violencia. Sin embargo, la complejidad y la magnitud de los desafíos en la región requieren una respuesta integral y coordinada por parte del Estado colombiano.


La escalada de violencia en el suroccidente colombiano representa un desafío urgente y apremiante para las autoridades y la sociedad en su conjunto. La seguridad y la estabilidad en la región están en juego, y es necesario redoblar los esfuerzos para enfrentar esta amenaza y construir un futuro de paz y prosperidad para todos los colombianos.

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