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Claudia Sheinbaum, mucho más que una marioneta de Andrés Manuel López Obrador

Por: Redacción Pares




Tenía seis años cuando escuchó por la radio la noticia: una protesta de estudiantes contra la organización de los Juegos Olímpicos del 68, terminó en una matanza indiscriminada por parte del ejército. Los muertos podrían haber llegado a 500. La mamá de Claudia Sheinbaum en ese momento era profesora de la UNAN. Conocía a muchos de los estudiantes caídos y los que habían llevado presos a la terrorífica prisión de Lecumberri. Allí visitaban a dos de los líderes más aguerridos del movimiento estudiantil, Raúl Álvarez Garín y a Salvador Martínez de la Roca. También conversaban con la escritora Elena Poniatowska quien escribía un libro sobre esa cárcel desde los años en los que fue detenido su amigo Álvaro Mutis. Desde esa época la recién elegida presidente mexicana forjó su camino a la política. Por eso, cuando un periodista cualquiera le pregunta, quién es la persona a la que ella le debe todo en la política esperan que responda que es el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pero no es así, ella responde que es uno de los amigos de sus padres, Raúl Álvarez Garín. Fue uno de los líderes de las protestas del 2 de octubre del 68 y duró muchos días desaparecido hasta que sus padres lo encontraron hecho un guiñapo de sangre en el suelo de Lecumberri. Al salir de la cárcel se convirtió en un político activo de México, creó el partido de la Revolución Democrática y a partir de sus columnas en el periódico La Jornada ayudó a forjar más de un espíritu inquieto. Murió de cáncer en el 2014.


Sheinbaum, hija de académicos, empezó a estudiar física en la UNAM en los años ochenta. Su tesis dejó claro sus intereses: Estudio termodinámico de una estufa de leña para la comunidad rural en México. Si había estudiado física no era para acercarse a las estrellas ni a una teoría del universo, le interesaban los problemas reales de su gente. Por eso fue una activa militante, líder de protestas en los años ochenta, más cercana a una izquierda europea moderna, en donde el dato era lo más importante a la hora de emprender una acción. Empezó a admirar a AMLO y se vinculó con sus luchas mientras fue alcalde de México, en donde, ya convertida en doctora, lo acompañó en la cartera del Medio Ambiente.


A AMLO le hicieron la guerra los políticos tradicionales durante su alcaldía y Sheinbaum mostró su fidelidad a toda prueba. El gran salto político ocurrió en el 2018 cuando llegó ella a ser alcaldesa de México. En ese momento ya era López Obrador presidente. Y entonces mostró independencia de su jefe política. Ocurrió durante la crisis desatada por el COVID 19 y fue por el tapabocas. Mientras ella, quien le cree los datos, a lo fáctico, sabía que tenía que usarlo, AMLO iba a manifestaciones públicas con la cara descubierta. En su momento, cuando le preguntaban a la entonces alcaldesa si esta decisión podría traer alguna ruptura ella era enfática en decir: "Podemos estar de acuerdo en el uso del cubrebocas o no, pero somos parte de un mismo proyecto de transformación; habrá cosas que él opina de una manera y yo de otra, pero estamos de acuerdo en el proyecto de transformación del país".


Basta ver su programa de gobierno con el que ganó las elecciones para ver que su aplastante victoria significa que le dará continuidad a los programas sociales emprendidos por López Obrador pero que ella le dará aún más énfasis a sus políticas para contrarrestar el cambio climático y la transición energética. Ella está convencida en una Cuarta Transformación, el programa bandera de AMLO y que en enfocara en hacer de México un país más justo. Cerrar la brecha entre ricos y pobres. En los últimos 25 años han luchado juntos contra el neoliberalismo, pero tienen puntos que los alejan, empezando por la personalidad, tan abierta y a veces explosiva de AMLO, tan de bajo perfil la de Sheinbaum. Además, aunque López Obrador insiste con que se retirará después de entregar la cinta presidencial, en México saben que él es de esos políticos que no se apagan fácilmente. Él sentó sus bases en el PRI, curtido de calle, bebiendo el maná de la política tradicional, ella viene directamente de la academia. Sin embargo va a ser difícil que le de órdenes a alguien que ve como su par.


Nadie duda en México que Sheinbaum le dará un sello propio a su gobierno. Pero, como se escribió hace poco en un artículo de la BBC “Lo mejor de Claudia es que no es AMLO y lo peor de Claudia es que no es AMLO". Le va a faltar el carisma que tiene el líder de MORENA.


El director de la fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, celebró esta elección con un mensaje en X: “México, el gran México, ha hecho honor a una gran tradición humana que hunde sus raíces en la América precolombina y a una gran tradición de reformas y de izquierdas y ha elegido la primera mujer como presidente, Claudia Sheinbaum y le ha dado una victoria sin atenuantes al Partido Morena”.

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