Por: Laura Cano.
Periodista Pares.
El 28 de abril vuelve la protesta social a las calles, y con esto hay que recordar que ha sido un año extraño para la movilización. Un año que vino justo después de un levantamiento social que se demostró en las calles en el último mes del 2019 y los primeros de 2020, donde fue la indignación e inconformismo con la gestión de Iván Duque lo que resaltó, pues para ese momento – y sin cambiar mucho a la fecha- había una preocupación general a causa de contextos como los constates asesinatos de líderes, lideresas sociales y firmantes de paz, así como la incertidumbre que había a causa de la posible reforma laboral, pensional y tributaria.
Con estos motivos desde el 21 de noviembre de 2019 y hasta febrero de 2020 se realizaron, al menos, 24 jornadas de Paro Nacional. No obstante, la fuerza con la que venía la movilización social fue atravesada por la emergencia sanitaria mundial a causa del Covid-19, lo que como primera consecuencia tuvo la limitación de transitar el espacio público, medida que ponía restricciones a la protesta.
Sin embargo, hay que recordar que con marzo y la implementación de dichas reglas, aun con lo paradójico, para muchas personas la forma de exigir garantías fue justamente saliendo a las calles, pues desde la primera semana del aislamiento preventivo obligatorio fue evidente que eran miles las familias que se estaban quedando sin qué comer, lo que seguramente hasta este momento, es una de las problemáticas más duras que ha dejado ver y ha acentuado la pandemia.
Esto, entre otros muchos motivos, se ha dado porque en un país como Colombia cerca del 48.7% de personas, según cifras del DANE, viven de la informalidad, y el no poder salir representaba no tener cómo solventar gastos básicos, como el de la alimentación. Lo que fue generando que las calles volvieran a ser escenarios de protesta, incluso cuando el mandato era el famoso Quédate en casa.
De ahí en adelante hubo varias manifestaciones, incluso las fachadas de las casas también se convirtieron en escenarios de denuncia con los trapos rojos que hacían evidente en qué casas había hambre, lo que poco a poco, por lo menos hasta mayo, se convirtió en parte del paisaje. Sin dejar de mencionar que en estos meses en las cárceles del país también se presentaron varias actividades de protesta tanto por personas privadas de la libertad, como por sus familiares, incluso, hay que recordar, que en la realizada el 21 de marzo ante las pocas garantías que se les estaban dando a los/as reclusos/as para la mitigación de contagio de Covid 19 fueron asesinadas, por lo menos, 23 personas.
Así las cosas, y con un contexto social cada vez más afectado, el 15 de junio de 2020 volvió la movilización social en el marco del Paro Nacional a las calles, esta vez bajo puntos de exigencia relacionados con los abusos policiales en medio de la cuarentena, los asesinatos a líderes y lideresas y la corrupción en tiempo de pandemia.
En septiembre, luego de un primer pico del virus, y tras el asesinato de Javier Ordoñez, de nuevo se reactivó la protesta social, esta vez en rechazo al abuso policial que ha sido ‘un pan de cada día’. Este caso llevó a un estallido social donde fue transversal la exigencia de la reforma a la Policía, pero a su vez y dando más peso a la dicha solicitud, en este mismo escenario de manifestación fueron asesinadas otras 13 personas en barrios de Bogotá y Soacha donde se realizaban jornadas de protesta durante el 09 y 10 de septiembre, la mayoría jóvenes entre los 20 y 25 años. Esta reactivación, además de reafirmar todo lo que por más de un año se había estado pidiendo, también llevó a que el Paro Nacional volviera a estar dentro de la agenda nacional, y así en lo que fue el 21 de octubre y el 19 de noviembre se llevaron a cabo jornadas, donde por ejemplo dentro de las peticiones se sumaron unas específicamente relacionadas con los efectos de la pandemia, como lo fue la implementación de una renta básica y la insistencia en la matricula cero asumida desde el Gobierno Nacional. Adicionalmente, entre estas fechas también hubo otros actos como la Minga del Suroccidente y la Peregrinación por la Vida y la Paz de los y las firmantes de la paz.
28 de abril: el día que sigue para el Paro Nacional
Ha pasado más de un año desde la primera movilización del Paro Nacional, se llevan más de 365 días en los que desde las calles se han hecho peticiones concretas al Gobierno Nacional, sin embargo, a la fecha poco ha pasado, por el contrario las exigencias toman fuerza, pues todos los panoramas parecen agudizarse con el tiempo.
Siendo así desde sectores sindicales, centrales obreras del país, comunidades indígenas del Cauca, y organizaciones campesinas y populares se convocó a una nueva jornada de Paro Nacional el próximo 28 de abril, con un motivo principal: el rechazo a la reforma tributaria que presentará el Gobierno de Iván Duque al Congreso, con la cual se pretende tener un recaudo mínimo anual de 25 billones de pesos a través, principalmente, del aumento del impuesto al valor agregado (IVA) y del cobro de renta a personas naturales.
En relación con lo anterior hay que señalar que productos como el azúcar, chocolate, harina de maíz, pastas, sal, cereales, salmón, pulpo, nueces, carnes frías y embutidos, que pagan hoy el 5 %, pasarían al 19 %, así como la sal y el azúcar. Además, quienes ganen más de dos millones y medio al mes pagaran impuesto de renta.
Esto en medio de una crisis económica que ha afectado a las familias más vulnerables y con ingresos más reducidos es crítico, pues justamente como se mencionaba al inicio de este texto, una de las consecuencias más graves de la pandemia ha sido el hambre, que además está atravesada por otros escenarios como el desempleo que se ubicó en 15,9% en 2020, lo que significa un aumento de 5,4 puntos porcentuales más frente al 10,5 % de 2019, y el índice de pobreza extrema que se estimaba subiría a 14,3% en 2020, desde el 10,9% registrado en 2019.
Siendo esto así, esta es una de las razones principales por las que se convoca a Paro Nacional, pues, además, hay que recordar, que aunque se ha insistido en la implementación de un renta básica desde hace un año, a la fecha no se ha dado mayor paso, pues lo que se ha impulsado son entregas económicas como el Ingreso Solidario, que a todas luces es insuficiente para suplir las necesidades básicas de una familia promedio. Recordemos que dicho ingreso es de 160.000 pesos, lo que significa que en un núcleo familiar de 4 personas esto representa que a cada uno/a le corresponden cerca de 1.300 pesos diarios.
Pero este no es el único panorama, pues varios de los puntos del pliego de peticiones movido desde el 2019 todavía no tiene avances, por ejemplo, solo en lo que va del año, según el sistema de información Sipares, se han registrado, al menos, 31 asesinatos de líderes y lideresas sociales, mientras que a la fecha han sido 23 las masacres cometidas.
Lo que demuestra una escalada de la violencia, evidenciada además en hechos como desplazamientos forzados, que siguiendo los datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, al menos, 22.438 personas se han visto afectadas por estos casos; 10.714 en desplazamientos masivos intramunicipal, 10.638 en desplazamientos masivos interveredal, 360 en desplazamientos masivos intermunicipal, 303 en desplazamientos masivos interdepartamental , 276 en desplazamientos individuales y 147 en desplazamientos masivos intradepartamental.
Así como de instalación de minas antipersonal, amenazas, confinamiento, desaparición, que en la mayoría de los casos han tenido relación con grupos armados ilegales, que desde la posesión del presidente Duque han venido fortaleciéndose; según investigaciones de Pares, los Grupos PostFarc o Disidencias, el ELN y los Grupos Armados Organizados, casi que doblaron su presencia armada territorial en los últimos dos años. Los Grupos Armados PostFarc pasaron de operar en 56 municipios en 2018, a 113 a agosto de 2020. El ELN pasó de estar en 99 municipios a más de 160 en 2020, y el Clan del Golfo opera en algo más de 200 municipios actualmente. Así que lo que se suman son razones; razones desde las regiones, desde las ciudades, desde los municipios, los barrios, pues hay millones de personas esperando acciones efectivas del Gobierno actual, acciones que no han llegado, mientras la violencia tanto por actores ilegales, como legales sigue siendo el día a día. ¡A las calles otra vez!
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