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¿Qué pueden esperar las mujeres campesinas con Cecilia López en el ministerio de agricultura?

Por: Laura Alejandra Fajardo Umbarila, Asistente de Investigación Línea Democracia y Gobernabilidad


La llegada de Cecilia López a la cartera de desarrollo rural puede representar una ventana de oportunidad para las mujeres campesinas y la reducción de las brechas de desigualdad a las que se enfrentan. Este nombramiento, lejos de ser solamente un cumplimiento estricto a la cuota de género, puede convertirse progresivamente en una representación efectiva de las mujeres campesinas, considerando la trayectoria académica y política de López, concentrada en el estudio de los problemas socioeconómicos de las mujeres colombianas.


Las desigualdades


En su tesis para el título de maestría en desarrollo rural, Laura Victoria Gómez confirma la relación entre pobreza, mujeres y desigualdades en el agro colombiano. La multiplicidad de factores que inciden en la superación de las barreras estructurales de desigualdad en las zonas rurales del país, como el acceso a la educación, la salud, la alimentación y los servicios públicos, las viven de forma más aguda las mujeres rurales, para quienes las labores del cuidado y los estereotipos de género se viven de forma diferente a las experiencias de vida en el ambiente urbano.


Las labores del cuidado implican, por ejemplo, el acceso a estufas de leña, el tránsito por la recolección de agua y el trabajo en huertas caseras para el sostenimiento del hogar. Además, los largos recorridos hacia las escuelas y centros de salud son, generalmente, un asunto que complejiza y aumenta el tiempo destinado a las labores del hogar en estas zonas.


Por otra parte, la salud sexual y reproductiva también se vive de forma diferenciada, influyen factores como la dificultad en el acceso a servicios de salud, planificación y atención prenatal, la disposición a recursos como agua potable y una adecuada alimentación, elementos que definen, por ejemplo, el embarazo infantil y adolescente en las zonas rurales, haciendo que sea un fenómeno particular y de especial atención.


Además, la permanencia de estereotipos asociados a las labores, como que las mujeres están destinadas a quedarse en el hogar mientras que los hombres lo están para salir de los espacios privados al mundo laboral, implican mayores dificultades para la superación de las condiciones de pobreza y desigualdad.


Sumadas a las condiciones estructurales de inequidad en las oportunidades y condiciones de vida, están los fenómenos asociados al conflicto armado que impactan de forma diferencial a las mujeres campesinas del país, por ejemplo, la violencia sexual y política, el desplazamiento y las dificultades en los procesos de restitución de tierras.


Algunas cifras


Los datos recogidos por el DANE en su informe de “Mujeres Rurales en Colombia” revelan que:

  • Según el Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) de 2018, la población rural es del 48,13% de mujeres y 51,87% de hombres; distribución poblacional que resulta ser la tendencia contraria a la del promedio nacional, en el que hay más mujeres que hombres.

  • Según el CNPV las mujeres en centros poblados y rurales dispersos participan de las labores del cuidado en un 92,5%, mientras que la participación de los hombres en estos territorios es del 60,5%. Es una cifra mayor que la correspondiente a las zonas urbanas y cabeceras municipales, en donde las mujeres aportan cerca del 88,8% y los hombres el 62.4%.

  • Para 2019, la Tasa Global de Participación de las mujeres rurales en el mercado laboral era del 39,1%, cifra que es 35,9% menos que la de los hombres, quienes llegan al 75% de participación.

La ministra


Cecilia López Montaño fue designada como ministra de agricultura y desarrollo rural por el presidente electo Gustavo Petro. Cecilia es economista y especialista en demografía de la Universidad de Los Andes. Su labor en el sector público inició acompañando al presidente liberal Julio César Turbay en la elaboración de su plan de gobierno, y de allí pasó a ser jefe de la Unidad de Planeación Nacional entre 1978 y 1980. Luego, en 1981 dirigió el Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade).


Durante el gobierno de Belisario Betancur, López fue viceministra de agricultura entre 1982 y 1985, y desde allí fomentó el reconocimiento y la participación política de las mujeres campesinas creando la Política de la Mujer Campesina, el primer Conpes en el tema. Fue impulsora de la creación de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de Colombia (Anmucic).


Tras su labor en el Ministerio y durante el gobierno de Virgilio Barco, fue embajadora de Colombia en Holanda entre 1985 y 1988, donde desempeñó una importante tarea en la resolución de conflictos diplomáticos entre Colombia y Venezuela en la Corte Internacional de La Haya.


Después de su paso por el sector diplomático, Cecilia López fue directora del Programa de Empleo en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal. Con la llegada de César Gaviria a la presidencia, López fue nombrada directora del Seguro Social y desde allí se opuso a la privatización y la creación de fondos privados de pensiones. Esta oposición la llevó a renunciar al Seguro Social.


También hizo parte del gobierno de Ernesto Samper: fue ministra de ambiente entre 1994 y 1996, y luego entre 1996 y 1997 fue ministra de agricultura, desde donde trabajó por el mejoramiento de las cadenas productivas de alimentos y la eliminación del Instituto de Mercadeo Agropecuario (Idema). Cerró su participación en el gobierno de Samper siendo directora del Departamento Nacional de Planeación entre 1997 y 1998.


Tras su recorrido público pasó a ser consultora del BID, del Banco Mundial y la Cepal. En el 2006 fue elegida senadora por el Partido Liberal. Desde su curul lideró debates sobre las ejecuciones extrajudiciales, conocidas como “falso positivos”, y fue ponente, junto con Gloría Inés Ramírez, de la Ley de Economía del Cuidado en el país.


Las oportunidades


Tras su importante recorrido en el sector público y en los espacios de investigación social y económica, la llegada de Cecilia al ministerio representa una oportunidad para las mujeres colombianas, no solo por la ruptura del techo de cristal que significa su nombramiento en un ministerio, sino por la representación efectiva, el interés y sus conocimientos de las condiciones particulares de las mujeres y especialmente de las mujeres rurales en Colombia.


El reconocimiento a las labores del cuidado y su papel en la economía nacional, las implicaciones socioculturales de ser mujer en las zonas rurales dispersas del país y el entendimiento de las brechas estructurales en materia de acceso a salud, educación, bienes básicos y empleo, se consolidan como el faro que se espera del Ministerio de Agricultura y de la ministra entrante, puntos que se espera que consideren como primordiales para la agenda política del cuatrenio entrante.

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