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¿Por qué es tan fácil robar plata en la UNGRD?

Por: Redacción Pares


Fotos tomadas de: El País de Cali y Semana


El caso de los carrotanques y de Olmedo López no es el primero donde se evidencia la corrupción en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres. Basta con ver lo que sucedió con los recursos del COVID durante la pasada gestión de Iván Duque, o el saqueo de estos recursos que hizo el fallecido senador Mario Castaño denunciado en su momento por el periodista Daniel Coronell. Es inmoral que la plata que serviría para aliviar el dolor de miles de colombianos termine en el bolsillo de unos pocos.


El aparato que sostiene a la UNGRD permite este entramado de corrupción que se ha convertido en una máquina de hacer plata. El que entre a la Unidad inmediatamente lo hace investido de superpoderes. Acá no hay ley 80, no hay Secop, acá no hay licitación, acá se debe contratar a dedo. Como su nombre lo indica la agencia está constituida para reaccionar de manera inmediata ante una tragedia o un desastre natural. El problema que se presentó con la UNRGD en tiempos de Duque fue que las obras que se empezaron a hacer con estos recursos eran previsibles y no de urgencia, para contratarse de manera más rápida se hizo bajo la modalidad de riesgo. Además acá contratar es ideal para burlar cualquier tipo de normas.


En tiempos de Duque la contraloría encontró decenas de contratos con irregularidades en donde emergencias ambientales que fueron icónicas en Colombia, la de Mocoa y la de Gramalote. Según los análisis de la Contraloría el robo en el último gobierno pudo haber sido de 500 mil millones de pesos. Fue un saqueo.


En la columna de Daniel Coronell titulada “El hoyo negro” se afirma lo siguiente: “Cuando el huracán Iota golpeó San Andrés y Providencia se embolataron cerca de 4.000 millones de pesos que debían destinarse a la compra de kits de ayuda inmediata y carpas para los damnificados. Una parte se entregó pero no coincide con las cifras de lo comprado, según el estimado de los investigadores fiscales”. Era un botín burocrático. La naturaleza misma de la unidad se presta para que todos metan la mano.


Mocoa, San Andrés, el volcán Galeras, los recursos se evaporaron. En este último caso había que crearse albergues, refugios temporales y lo único que quedó fue una mula. En Mocoa, de 900 casas que se tenían que crear apenas se construyeron 12 casas.


Cuando el nuevo director de la UNGRD Carlos Carrillo entró a ejercer su cargo fue como viajar al pasado. El atraso en la gestión documental, no hay trazabilidad de documentos, hay un desorden con la información que es doloso, y esto es deliberado para poder meter las manos en un cajón lleno de oro. Hay maneras de robarse la plata de manera directa. Una de ellas es el registro único de damnificados, es una mina de oro que sirve para meter allí a los amigos de los amigos de los amigos y que sirve para recompensar a los que hayan acompañado a una campaña, a quienes se necesiten que voten por alguien en un corregimiento, en un municipio apartado como Uribia o en cualquier lugar donde haya un desastre. Y para contratar impunemente. Por eso se decidió por un veterinario cuya empresa la tenía en Cúcuta para crear los carrotanques que calmarían la sed en La Guajira.


El sistema se presta para la compra de votos, y la compra de consciencia. Acá se puede pagar favores y por eso un rumor como el de haber usado recursos de la UNDGRD para comprar a los presidentes de senado y cámara para apoyar las reformas puede tomar vuelo. Según palabras de Carrillo la corrupción que encontró en la entidad fue “asqueante”. Se tiene que cambiar desde los sistemas de control dentro de la UNDGRD hasta funcionarios enquistados en esta entidad, para evitar que esta siga siendo la caja de corrupción de los gobiernos colombianos.


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