Nadar y Resistir: Eva Buzo, Buenaventura y el desafío de la paz
- Linda Y. Posso Gómez - Coordinadora de la Oficina Pares Pacífico
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Por: Linda Posso Gómez - Coordinadora de la Oficina Pares Pacífico

Era sábado, 21 de junio de 2025, y las aguas del Pacífico colombiano fueron testigo de una de las más conmovedoras hazañas que se ha vivido en Buenaventura en los últimos tiempos. Eva Buzo, nadadora australiana de ultramaratones y abogada defensora de los derechos humanos, recorrió a mar abierto más de 40 kilómetros desde Juanchaco hasta cerca al Malecón Bahía de la Cruz. Eva nadó durante más de 10 horas ininterrumpidas, y este acto fue un llamado al mundo para reconocer la valentía, la resistencia y el anhelo de paz de la comunidad bonaverense.
Buenaventura, con un mar generoso y con gente maravillosa, es también el rostro de un país herido por la violencia. Este territorio, que es uno de los puertos más importantes del país, ha sido históricamente escenario de desigualdades profundas, violencias estructurales y simbólicas. Pero sigue siendo un lugar donde se cree en la paz y cada día florecen actos de valentía, como el de Eva.

Eva Buzo no es solo una nadadora. Con apenas 38 años, ha completado logros que parecían imposible. Fue la primera mujer en cruzar 92 kilómetros entre Italia y Albania. Pero lo que la distingue no son solo sus medallas, sino su compromiso con las causas sociales. Eva esta en Buenaventura para “nadar por la resiliencia y la paz”. El sábado 21 de junio eran las dos de la madrugada cuando inició su travesía, y pasaron las horas, y el sol salió, y la acompañaron también delfines en el camino. Es cierto, fue un proceso increíble. Para muchos parecía imposible. Pero después de más de diez horas, Eva llegó “a buen puerto”, había tenido buen viento y sí, también buena mar.
Aunque las condiciones del mar no fueron fáciles: corrientes cambiantes, baja temperatura y el reto de nadar durante más de 10 horas sin descanso. Eva enfrentó “el paso del tigre”, un punto difícil en el mar, porque en él confluyen fuertes corrientes y grandes oleajes. Ha sido un punto donde algunos han naufragado. Eva retrocedía a veces, porque sus brazos, aunque constantes y firmes, también perecían frente a la inmensidad del mar, pero eso no la detuvo, sin si quiera notar los largos retrocesos, continúo nadando con un propósito. Y aunque este acto no acabe con la violencia, si deja un mensaje poderoso de resiliencia, y le da un respiro al anhelo de la paz.

Líderes comunitarios como Leonard Rentería mencionan que esta iniciativa es un gran acto de visibilización para Buenaventura, de mostrar que es un territorio con mucho potencial y que sigue resistiendo y construyendo paz, y sí que lo es. La travesía de Eva deja abierta una pregunta: ¿cómo convertir estos actos simbólicos en oportunidades reales para el territorio?
El turismo es una de las principales economías de la ciudad; para muchas familias es el principal ingreso económico. Y no es para menos, el Pacífico tiene un potencial inmenso para el ecoturismo: avistamiento de ballenas, recorridos por los manglares, senderos ecológicos etc. Hay que continuar fortaleciendo la economía popular que se materializa a través de los esfuerzos de las comunidades que son quienes cuidan y salvaguardan el territorio.
En materia deportiva, aunque hay mucho potencial, los espacios y las oportunidades son escasas ¿ Es posible pensar el deporte de natación en aguas abiertas en Buenaventura?. Hoy, en la ciudad puerto, muchos se preguntan y desean que fuera posible. El agua es territorio vivo, y para las comunidades la vida no es posible sin el territorio… ¿Han visto a los niños y niñas nadar en este territorio? ¿ Han visto la facilidad con la que hacen “clavados” en el mar y en las quebradas y ríos maravillosos? Tal vez sea esta la oportunidad de repensar y potencializar los muchos talentos que se pierden en medio de la carencia de todo. El ejemplo de Eva podría inspirar la creación de una Escuela de Aguas Abiertas de Buenaventura, donde los niño/as y jóvenes tengan la oportunidad de formarse como deportistas, y encuentren alternativas al reclutamiento forzado y la violencia.
La travesía de Eva nos recuerda que la paz no es solo la firma de un acuerdo o el silenciamiento de los fusiles. La paz es, sobre todo, la posibilidad de que las comunidades vivan con dignidad, tengan acceso a oportunidades. El mar de Buenaventura, tantas veces testigo de dolor y despojo, fue escenario de un acto de esperanza. Buenaventura desafía, cada día, las grandes corrientes de la exclusión, el racismo y la violencia, pero continúa nadando hacia la paz. El reto es que los actos simbólicos como este se traduzcan en acciones concretas: inversión justa, respeto por la vida, protección del territorio y oportunidades para las nuevas generaciones. Cada brazada de Eva simbolizó los esfuerzos colectivos de una comunidad que no se resigna, que sueña con un futuro diferente.

El 23 de junio de 2025, tras la hazaña, Eva se adentró en el corazón del Espacio Humanitario Puente Nayero. Allí, entre aplausos y sonrisas, la comunidad le dio la bienvenida y compartió con ella su historia de resistencia. El Puente Nayero, también es un escenario inspirador, un lugar que ha sido declarado libre de actores armados y a través de la juntanza y la solidaridad, construyen día a día un territorio de paz.
El martes 24 de junio, se desarrolla el conversatorio “Travesía de inspiración desde el mar hasta el corazón de Buenaventura”. Eva no solo nadó por Buenaventura, sino que ha inspirado y en medio de un escenario de violencia complejo, nuevamente ha puesto sobre la agenda pública la reflexión sobre la resiliencia, la paz y lo que “parece imposible” para Buenaventura.
La iniciativa de que esta deportista de talla internacional nadara en Buenaventura fue producto de una gran articulación. Un proceso que fue liderado por Open Society, y apoyado por diversos actores como Organizaciones de Sociedad Civil (Eleggua, Manglar Fest y Vivearte), La Diócesis, y la alcaldía Distrital, entre otros.
Un reconocimiento y agradecimiento a todos y todas quienes hicieron posible esta gran hazaña. Y Gracias a Buenaventura, por seguir creyendo y construyendo paz.