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La tragedia de la mujer con el collar bomba, un crimen que le atribuyeron, erróneamente, a las FARC

  • Foto del escritor: Redacción Pares
    Redacción Pares
  • hace 20 horas
  • 2 Min. de lectura

Por: Redacción Pares



Hace 25 años arrancaban los diálogos de paz con las FARC en el Caguán. En el ambiente había esperanza, pero también un poco de ansiedad. Eran demasiados los procesos anteriores que se hundían en medio del camino. Las concesiones que le hacía el gobierno de Pastrana a las FARC parecían desmesuradas. Despejar un territorio tan grande como eran, en extensión, dos países europeos. Si bien la arrogancia de Manuel Marulanda, de Iván Márquez y demás comandantes indignaba, hubo un sector de la prensa que estaba muy interesado en que el proceso se hundiera. Por eso quedó instalado en el imaginario popular que fueron las FARC quienes le pusieron un collar bomba a la señora Elvia Cortés. Esto fue completamente impreciso. Pero el mal quedó hecho. Si usted le pregunta, 25 años después de lo sucedido, a un colombiano medianamente preparado, informado, le dirá que este atentado lo cometieron las FARC. La verdadera historia es esta:


 La mujer se llamaba Elvia Cortés. Todo comenzó a las cuatro de la mañana del 15 de mayo del 2000. Elvia tenía 53 años, vivía en una casa de campo en la vereda Palestina en Chiquinquirá. Cuatro hombres la sorprendieron en su casa, la encañonaron, la amordazaron y le dieron un plazo de 24 horas para conseguirles 15 millones de pesos. Para asegurarse de que esto iba a ser así, le pusieron un collar bomba que explotaría en un día. Los hombres se identificaron como miembros de las FARC.


Cuando los hombres se fueron, se avisó a un escuadrón de la policía de antiexplosivos. Uno de ellos era Jairo Hernández López, intendente. Llegaron incluso medios de comunicación a cubrir el hecho. Se veía la desesperación de la señora Elvia y aún resuenan las frases tranquilizadoras del intendente: “Tranquila señora, que de esta salimos juntos”. Pero no lo logró, mientras intentaba sacar el collar, este explotó. La señora murió en el acto, el intendente López lo hizo mientras era trasladado a un centro médico. Aunque los medios, sin mucho rigor, ayudaron a instalar la versión de que habían sido las FARC, se encontró que el responsable fue José Miguel Suárez, un trabajador de la víctima quien pertenecía a un grupo delincuencial. Fue condenado a cuarenta años de cárcel en el año 2002.


El pasado 15 de mayo se cumplieron 25 años de este hecho atroz que además fue televisado por todos los noticieros. Fue un ejemplo de cómo se debe verificar una información, cómo se tejen historia a través de un rumor, además de la sevicia que pueden tener los bandidos a la hora de presionar a una víctima con tal de sacar una máxima ganancia extorsiva. El Centro Nacional de Memoria Histórica recordó este crimen. Un acto tan vil que nadie que lo haya presenciado en su momento lo ha podido olvidar.

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