Foto: El heraldo.co
En sentido estricto el proceso de paz tiene varios objetivos específicos. Por un lado, garantizar que no habrá más FARC armadas, que la justificación de política de la violencia desaparezca del escenario colombiano. Además tiene como objetivo garantizar la participación política de las FARC. Sobre el primer objetivo está claro que 180 días después de la firma o seis meses después de la firma las FARC como grupo armado ilegal desaparecerá. Como se sabe las zonas de ubicación tardarán 6 meses y al día 150 después de la firma las FARC habrían dejado el 100% de las armas. El segundo objetivo aún no está claro, está por concretarse en La Habana.
Sin embargo, falta un tercer objetivo y se trata de acabar con las causas estructurales del conflicto y sobre todo, construir Estado en las regiones más afectadas por el conflicto. Para ello los acuerdos de paz prevén una serie de estrategias, como formalización de la propiedad, un plan de conectividad, un plan de vías terciarías, la creación de circunscripciones especiales de paz, plan de sustitución de economías ilegales. Más de 80 iniciativas para sacar a estas regiones de atraso y la violencia.
El siguiente mapa muestra la vulnerabilidad de los 281 municipios más afectados por la violencia. Está vulnerabilidad se refiere a las probabilidades de que estas regiones vivan una nueva ola de violencia luego de la firma de la paz y de la capacidad del Estado local para aplicar los acuerdos firmados. Tal vez uno de los retos más grandes es crear las condiciones necesarias para que los campesinos en varias regiones del país salgan de las economías ilegales.
Para ello no bastan proyectos productivos, sino que se requiere una salida integral, que incluye la creación de una cadena de comercialización. Para crear estas cadenas se requiere vías, para que los campesinos puedan sacar sus productos. Cuando se va a las regiones más apartadas y afectadas por el conflicto lo que los campesinos piden son vías terciarías. Es el principal anhelo y peticiones a los mandatarios locales.
Pero los datos sobre vías terciarían son muy complicados. La situación es la siguiente. En total Colombia tiene 142.284 kilómetros en vías terciarías: Distribuidos de la siguiente forma:
“Afirmado” significa que es material de río al cual se le pasa una aplanadora, obviamente con la primera lluvia fuerte la carretera queda destruida. Mientras que solo con algún tipo de pavimento se han intervenido poco más de 8 mil kilómetros. Este es uno de los principales esfuerzos que debe hacerse a la hora de construir Estado y evitar nuevas olas de violencia.
La Fundación Paz y Reconciliación ha realizado un estudio sobre esta materia. Prácticamente en los 281 municipios más afectados por el conflicto el sistema vial está destruido. La mayoría de las intervenciones se han hecho en Cundinamarca, Boyacá, Santander y algo en el Cauca y Antioquia. Así que el esfuerzo en estas zonas de color rojo debe ser inmenso. Económicamente el costo no es alto, depende más de voluntad política. Pere efectivamente se requiere aumentar los gastos en este tipo de vías.
Una buena vía terciaría se hace bajo la modalidad de placa-huella o doble riego. Que garantiza una supervivencia de algo más de 5 años y con un pequeño mantenimiento puede aguantar más tiempo. En promedio el costo de un kilómetro es de 500 millones de pesos, en placa-huella, que es el mejor mecanismo.
Como mínimo, en promedio se requieren intervenir 20 kilómetros por municipio y para algo aceptable se requieren 50 kilómetros. Los costos se muestran a continuación.
Nótese como para el escenario de 50 kilómetros por municipio se requiere poco menos de un punto del PIB. 0.88. Aquí no se puede errar, el discurso de paz territorial debe significar inversión en las regiones y en las zonas más apartadas, de no ser así el ciclo de violencia histórico en Colombia se repetirá.
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