Por: Oscar A. Chala Padilla.
Investigador de la Línea de Democracia y Gobernabilidad
Denuncias de falta de democracia interna, choques entre la militancia y los congresistas, falta de representación de regiones lejanas del país y una nueva mesa directiva dejó la Asamblea Nacional de la Colombia Humana, ocurrida entre el 17 y el 19 de agosto en el ágora de Corferias, con la presencia de más de 2200 delegados y del presidente Gustavo Petro, quien dio un discurso llamando a la unidad de las izquierdas y la centroizquierda para mantener vivo el proyecto progresista más allá de 2026.
Con este llamado de unidad, Petro termina por quemar el último barco que hasta ahora había tenido como organización política, al ceder la personería de la Colombia Humana para el proyecto de unificación del Pacto Histórico. Ya desde que se escindió del Polo Democrático en 2010 hasta ahora había tenido varios proyectos políticos que, a la final, terminaron subsumidos, dispersos o disgregados en otros partidos, o volviendo eventualmente a cualquiera de las iniciativas que Petro enarbolaba a nivel electoral.
Por ahora, la apuesta del gobierno es por construir un partido de unidad que gire alrededor de las propuestas del Plan Nacional de Desarrollo y bajo la figura del presidente Petro, pero las acusaciones de sectarismo, los choques entre facciones y las rupturas del pasado aparecen como fantasmas ante el reto de construir una izquierda que conserve sus votos y que tenga vocación de poder hacia 2026.
Los “barcos” que Gustavo Petro y sus militantes han abordado
Fuente: Radio France Internationale. 2013.
Luego de haber reclamado la dirección del Polo Democrático el 2 de agosto de 2010, argumentando que había sido votado por más de 1,3 millones de personas, y tras haber perdido en las elecciones internas con Clara López (quien se quedó con el voto de 25 miembros del Comité Ejecutivo Nacional, frente a los 7 delegados que respaldaron a Petro), Petro decidió salirse con un grupo de personas con quienes terminó fundando el movimiento Progresistas, con el que se presentó a las elecciones al Concejo Distrital y a la alcaldía de Bogotá en 2011 y con el que terminó ganando con 723.157 votos, el 33,36%.
Tras la crisis por el modelo de basuras y la disputa por la destitución, para las elecciones legislativas de 2014 un sector de su movimiento impulsó un acuerdo programático con el Partido Verde, con la finalidad de tener representación legislativa y articular desde allí un primer intento de unidad entre los movimientos alternativos con miras a consolidar su presencia parlamentaria. De esta unión surgió luego la Alianza Verde, Antonio Navarro llegó a una de las copresidencias del movimiento, y puso 3 congresistas: el mismo Navarro como senador, e Inti Asprilla y Angélica Lozano como representantes a la Cámara.
No obstante, y a pesar de los acuerdos con los verdes, Petro relanzó en 2015 su movimiento Progresistas con miras a las elecciones locales de ese año, habiendo declarado ante el Consejo Nacional Electoral que nunca se había unido al proyecto de la Alianza Verde como argumento para volver a lanzar su proyecto político. De hecho, desde la unión a finales de 2013 hasta este momento, se dieron varias rupturas entre el progresismo que estaba en el Verde y el progresismo que decidió no llegar allá, que llevaron a que viejas figuras (como Carlos Vicente de Roux) cortaran abiertamente con Petro y a que el movimiento quedara profundamente dividido.
De esa ruptura salieron las candidaturas de Hollman Morris al Concejo de Bogotá —quien logró la cuarta mejor votación en la ciudad, con 25,517 votos y terminó siendo la única representación del movimiento progresistas en aquel momento—, junto con la candidatura de María Mercedes Maldonado a la alcaldía. Con la nominación de Clara López como candidata desde el Polo, Maldonado desistió de su aspiración y apoyó a López, que terminó quedando tercera con 60.316 votos, 2,41% del caudal electoral.
Ya para esa época se había comenzado a hablar del proyecto de la “Colombia Humana”, que se consolidó inicialmente como el comité promotor de la recolección de firmas para la candidatura a la presidencia de Gustavo Petro en 2017, y que posteriormente se convirtió en una de las plataformas políticas desde donde Petro, junto con Aída Avella (líder de la Unión Patriótica) y Jesús Chávez (líder del Partido MAIS) lanzaron una lista conjunta al Congreso, la Lista de la Decencia y respaldaron la candidatura de Petro, que para el 11 de diciembre de 2017 había logrado recoger más de 850 mil firmas.
La Lista de la Decencia como coalición logró 4 escaños en el Senado y 3 en Cámara de Representantes, llevando a figuras importantes del progresismo al congreso, como a Gustavo Bolívar y a María José Pizarro, obteniendo solo 3,41% del caudal electoral al Senado (lo que permitió que la coalición conservara sus personerías jurídicas) y 1,84% de votos en Cámara.
La personería llegaría finalmente en septiembre de 2021, luego de diferentes batallas legales dadas desde el entonces movimiento Colombia Humana desde 2018, cuando el Consejo Nacional Electoral decidió negársela al no haber cruzado el umbral, a pesar de que la coalición entera sí lo había logrado. Para ese momento, la idea de la Lista de la Decencia se decantó por un proyecto de unidad más grande a través de la coalición del Pacto Histórico, que ya desde febrero de 2021 había cuajado y que en marzo de 2021 había acordado que elegirían en una consulta al próximo candidato presidencial y lanzarían una lista cerrada al Congreso.
Uno de los principales coordinadores de aquella idea fue Roy Barreras, quien junto a Armando Benedetti articularon a ciertos sectores del santismo de centro hacia el bloque, a través de partidos minoritarios como ADA, y posteriormente a través de su partido Fuerza de la Paz.
¿Cómo construir un partido que en realidad pretende ser un movimiento?
Fuente: Colombia Informa. 2019.
El movimiento Progresistas que fundó Petro junto con Jorge Guevara y Luis Carlos Avellaneda es la máxima manifestación que, para Petro, siempre ha existido un choque con la idea de partido político tradicional y la pretensión ha sido construir un “movimiento de movimientos”, idea que va a acorde a la de “poder constituyente” que ha defendido desde el último año —y que hemos reseñado desde la Fundación Paz y Reconciliación— y que responde a un tipo de organización totalmente diferente.
En parte, este tipo de organización que Petro ha consolidado desde el movimiento Progresistas y que ha perdurado hasta la Colombia Humana responde a la lógica del “nodo” como unidad fundamental de organización.
Estos “nodos” son grupos espontáneos pequeños que surgen de acuerdo con ciertas actividades sociales cotidianas o a grupos organizados de personas que responden a un interés común en específico, con un sentido netamente comunitario, sin un ejercicio de militancia ni pertenencia directa a un partido, sino aliados dentro de la construcción de un proceso político progresista mucho más amplio.
Los nodos apelan a ser estructuras horizontales y de democracia directa, que evitan los problemas de las mecánicas asamblearias y de la jerarquía vertical en la que las direcciones de partido toman decisiones por encima de las militancias. Además, son variables, pueden crecer o reducirse conforme a las necesidades y al momento político, y pueden disgregarse y reunirse si el momento político lo demanda.
Asimismo, los nodos tienden a unirse por medio de vocerías a estructuras mucho más grandes, que terminan generando nodos locales, regionales y nacionales. De ahí surge toda la estructura que llevó a la elección de delegados para esta y oras asambleas en el pasado.
Esta idea del nodo fue fundamental para la movilización de votos hacia Petro en 2011, y ha permitido cierta flexibilidad al no generar una pertenencia única a un partido, sino ejercicios de lealtad a un proyecto político.
No obstante, la organización nodal ha generado problemas desde siempre, especialmente frente a la incapacidad de construir un discurso unificador más allá de las propuestas de gobierno de Gustavo Petro, así como la diversidad y divergencia de opiniones que, en muchos casos, termina rompiendo los nodos, lo que los hace inestables.
Así mismo, la falta de una estructura ha terminado por articular todo el proceso desde una lógica mucho más cercana al caudillismo y al carisma de quien es su líder político.
Es por ello por lo que la lógica partidista ha sido esquiva y problemática para todas las organizaciones que el progresismo de Petro ha intentado construir desde 2011.
A modo de ejemplo, durante el mes de abril de 2023 muchos de los militantes de la Colombia Humana denunciaron sabotajes e irregularidades en la elección de precandidatos a cargos de elección popular para las elecciones de octubre de 2023.
Parte de estas denuncias iban desde la infiltración de candidaturas políticas cuestionables en Cali y Santa Marta, la llegada de “colados” que rompían el quórum y alteraban las decisiones de las asambleas locales, hasta la reconstrucción de listas ya decididas previamente por candidaturas aprobadas por la dirección nacional en Bogotá.
De igual manera, una batalla se libró dentro del Pacto Histórico por la conformación de las listas al Concejo de Bogotá, que casi termina por romper a la coalición en la ciudad y expandirse a otros lados del país.
Bajo el argumento de que se habían irrespetado los acuerdos para elegir a los candidatos bajo los principios de equidad de género y diversidades, la Colombia Humana y el Polo Democrático decidieron apelar a una consulta interna con sus militancias para definir a sus candidatos, ante la negativa dentro del Pacto de abrirles más espacios para meter más candidatos, según ellos, para una repartición más equitativa dentro de las listas.
La fragilidad de este proyecto se vio en la entrega de avales finales en agosto de 2023, en la que la mano de Eduardo Noriega estuvo presente en el nombramiento de la mayoría de estas candidaturas. Noriega, señalado en ese momento por tener voz directa con Petro para la definición de esas candidaturas, es esposo de Catalina Velasco y una de las personas de mayor confianza en el círculo del presidente.
Al final, para Petro, el Partido es un medio para organizar algo mucho más grande, que está por encima de la Colombia Humana como organización: el poder constituyente. Lo reafirmó en su discurso del fin de semana pasado.
De la “política del amor” a las disputas internas al interior de la Colombia Humana
Fuente: Diario del Cauca. 2024.
Dos noticias frente a la Asamblea de la Colombia Humana irrumpieron el viernes, un día que tradicionalmente no es tan movido en temas políticos. En la emisión de Sigue la W del 16 de agosto, Mary Luz Herrán, exesposa de Gustavo Petro y coordinadora nacional de la Red de Nodos de Colombia Profunda de la Colombia Humana, indicó que varios congresistas estaban bloqueando la participación de varios delegados nombrados desde regiones apartadas del país, que querían impedir su participación, y que muchos de aquellos congresistas eran “figurines infiltrados de otros partidos”.
Gloria Flórez, quien fuera nombrada presidente en esta Asamblea el 19 de agosto, le respondió en ese momento a Herrán, indicando que la participación de los congresistas era fundamental dentro del partido, y que no existía ningún interés por parte de ellos para que las bases no participaran de las decisiones que se tomarían aquel día, y que la Asamblea tomaría decisiones de manera armónica.
No obstante, y según denuncias propias dentro de la red social X (anteriormente Twitter), aquella “armonía” no impidió que existieran rifirrafes entre militantes y congresistas, así como hubo un sector dentro del partido que reclamó que las votaciones para elegir a su nueva mesa directiva estuvieron truncadas.
Del mismo modo, un buen sector de la militancia se sintió agredido por las declaraciones de Gustavo Petro en su discurso ante la Asamblea de su partido, en la que declaró que sus opositores reflejaban a los “ricos” y “asesinos” que habían acabado en su momento con la Unión Patriótica y con otras expresiones políticas alternativas. Estas declaraciones vinieron reforzadas por un tweet de Gloria Flórez, en la que indica que “al que no le guste, que se vaya”.
Fuente: X (Anteriormente Twitter).
Los abucheos llegaron hasta la misma exsecretaria, Carmen Anachury, y ante la entonces vocera Flórez, que llevaron a que el presidente pidiera respeto por las dos representantes del partido, en medio de un público agitado que, según reportó El Espectador, pidió más de dos veces que el partido apoyara la reelección del mandatario, cuestión que Petro salió a negar en varios momentos de su intervención.
Fuente: X (Anteriormente Twitter).
Anachury es cuestionada por la forma en la que guió a varios de los nodos en los que ha participado en el departamento de Bolívar entre 2017 y 2019, capitalizando las organizaciones de base en el territorio, según propias denuncias de varios militantes.
El objetivo es la unidad
Fuente: Razón Pública. 2024.
Más allá de los choques internos entre algunas de las bases militantes del proyecto político de la Colombia Humana y los congresistas que se hicieron presentes, la noticia estuvo en que la Asamblea de ese partido aprobó la unificación dentro del Pacto Histórico, lo que significa que es el primer partido de aquel bloque (y uno de los mayoritarios) que acepta esta decisión, lo que pone el pie en el acelerador al proyecto de unidad, que aún no termina de cocinarse desde inicios de este año, y presiona al Polo Democrático y a la Unión Patriótica, los otros dos partidos que han manifestado la posibilidad de unirse, para que avancen en estas decisiones.
Desde Pares ya le hemos hecho seguimiento a las posibilidades que se cocinan para esta agenda de unidad, en especial, la posibilidad de contener la disgregación con los partidos más pequeños que han manifestado no querer unirse (MAIS, AICO) lanzando una candidatura unida a la presidencia, pero aplicando la estrategia de frente amplio en el Congreso, lanzando listas separadas entre el resultante Partido Pacto Histórico y los partidos minoritarios.
Esto es importante de cara a 2026, en tanto varias de las principales figuras del Pacto (como María José Pizarro o David Racero) hacen parte del partido MAIS, que ha declarado no querer perder su personería jurídica, lo que obligaría a que ambos congresistas tuvieran que renunciar a sus curules y a su partido antes de marzo de 2025 para poder inscribirse por el Pacto Histórico y presentarse como candidatos hacia 2026, evitando así la doble militancia que llevó a que Roy Barreras o César Pachón perdieran sus curules en la presente legislatura.
Queda en el aire, con los diferentes proyectos políticos del hoy presidente desde 2011 hasta ahora, junto con las tensiones internas dentro de los nodos de la Colombia Humana (que son constantes y denotan la fragilidad interna de su partido) y las disputas que sucedieron en la Asamblea Nacional del fin de semana pasado, si el llamado de Petro para que la Colombia Humana dirija el proceso de unidad de la centroizquierda y la izquierda no termina por subsumir la autonomía y la identidad de cada uno de los partidos dentro de un proyecto político que ha sido considerado unipersonal.
Al final, Petro lanzó una advertencia que puede terminar guiando el proceso de unidad en los próximos meses, y que también se convirtió en un acto de disciplinamiento a sus militancias nodales: “Si se van a ir cada grupito por su cuenta, eso se llama suicidio político y es una irresponsabilidad con el pueblo de Colombia”.
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