Por: Francisco Daza - Coordinador de la LíneaPaz Territorial y Derechos Humanos
La mesa de negociación entre el gobierno de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional pasa por su momento más crítico. Luego de que se venciera la prórroga del cese al fuego entre las partes el pasado 3 agosto, pareciera que el proceso se encuentra en un punto de no retorno tras su congelamiento ad portas de desarrollarse el 7mo ciclo de negociación. El vencimiento de la prórroga al cese al fuego se suma a otros hechos que han afectado el curso de la negociación, entre ellos están: i) la apertura de una mesa de diálogo territorial entre el gobierno nacional y el Frente Comuneros del Sur en Nariño, ii) La solicitud del ELN para ser retirados de la lista de Grupos Armados Organizados como condición para contemplar la posibilidad de reactivar el cese al fuego mas no la negociación y iii) el anuncio del ELN de retomar la práctica del secuestro ante la ausencia de financiación estatal que se malinterpretó por el grupo al asumir que se haría a través del fondo multidonante.
Mientras que la mesa de negociación se mantiene suspendida, la interlocución entre las partes ha pasado al plano de las comunicaciones indirectas, centralizadas en las figuras de Otty Patiño y Antonio García. Sus declaraciones, en las que se lanzan responsabilidades mutuas por el estado del proceso atizan un ambiente que tiene en el fondo el enfriamiento de la negociación con el paso de las semanas.
A este panorama se suma que, con el vencimiento de la prórroga del cese al fuego, se reactivaron las acciones armadas entre las partes. El ministro de Defensa Iván Velásquez señalo que se retomarían los operativos contra el ELN mientras que este grupo reactivo su accionar armado contra la fuerza pública y la infraestructura petrolera en el departamento de Arauca mientras que activaba un paro armado en el departamento de Chocó. Esto con el riesgo de que se irradien estás acciones armadas a las zonas de influencia de este grupo armado, que, según el último monitoreo realizado por la Fundación Paz & Reconciliación se encuentra en 231 municipios del país.
Esta espiral de causas y efectos que vive el proceso de negociación entre el gobierno nacional y el ELN desde hace más o menos 5 meses y que parece no resolverse en el corto plazo, está llevando al mismo a un punto de no retorno. Recientemente el Alto Comisionado para la Paz Otty Patiño señaló ante diferentes medios de comunicación que la negociación con el ELN está agonizando, sembrando en el ambiente la sensación de lo que pareciera ser inevitable, la caída del mismo. Este escenario siembra muchos riesgos a los diferentes frentes alrededor de la negociación. Por un lado, se encuentra los avances asociados a la existencia y rol del Comité Nacional de Participación como punto nodal y activo de la sociedad civil en la mesa de negociación, el cual parece no tener mucho margen acción en este momento de congelamiento de la mesa. Por otro lado, el escenario ya tangible de la reactivación de las acciones armadas del ELN hacia la fuerza pública pone en el radar tiempos pasados de violencia de este grupo en el marco de las negociaciones con anteriores gobiernos y que derivaron en la ruptura de las mismas, como lo ocurrido durante el gobierno de Iván Duque tras el atentado del ELN a la Escuela de Cadetes General Santander en enero de 2019.
Otros riesgos se asocian al desaprovechamiento del momento político de la negociación con el primer gobierno de izquierda de Colombia que encontró en la Paz Total un método alterno al militarista para poner punto final a los ciclos de violencia que ha vivido el país por más de medio siglo. En clave de esto último, la tensión entre el gobierno y el ELN se acrecienta (según lo visto en las declaraciones de Patiño y García) buscando llevar a su contraparte a levantarse de la mesa. Este peligroso pulso está siendo maniobrado por la delegación del gobierno nacional que hace parte de esta mesa de negociación haciendo un llamado a la calma y abogando tanto por retomar la senda del proceso con prontitud y reactivar el cese al fuego bilateral entre las partes. Desde Pares suscribimos este llamado exponiendo la importancia que tiene para el país llevar a buen puerto esta negociación poniendo el foco en la necesidad del desescalamiento de las acciones armadas manteniendo en la primera línea del proceso brindar alivios hacia la población civil mientras que se avanza en los puntos programáticos de los Acuerdos establecidos entre las partes.
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