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¿Es justo que un general, responsable de 300 falsos positivos, pague su condena sembrando árboles?

Por: Redacción Pares


Fotos tomadas de: Infobae y El Tiempo


Los medios de comunicación tomaron como una noticia pintoresca la orden que dio la JEP de que el general en retiro Henry Torres Escalante pagara sus crímenes sembrando árboles en Sumapaz. No todos estaban contentos con la decisión. Algunos estaban indignados. Sobre todo las víctimas. Una de ellas era Yohana Torres. La brigada XVI que comandaba el general asesinó en Casanare a su papá, Daniel Torres Arciniegas y a su hermano, Roque Julio Torres Torres en el 2006. La razón del asesinato fue denunciar las atrocidades que estaban sucediendo en la vereda Aguazul donde su vecino, Hugo Araque, fue asesinado por soldados de la Brigada. Lo torturaron, lo amarraron en un árbol antes de balearlo. Los uniformados intentaron torcer su versión. Según ellos Araque era un guerrillero del ELN. Ellos sólo cumplían con su deber.


Los soldados de ese batallón siguieron matando gente en esa vereda. Así cayó otro inocente, Fredy Sanabria, un campesino que se había ido de una fiesta a llevarle un plato de comida a un amigo. En el camino se encontró con soldados de la Brigada 16, comandada por el general Torres Escalante. Al campesino lo arrodillaron y luego le dispararon a mansalva. Los Torres, Padre e hijo, lo vieron todo. La versión entregada por los uniformados hablaba de que Sanabria era un reconocido extorsionista del ELN. Tiempo después se conocería la verdad. Pero, en ese momento, los únicos que señalaban estos crímenes como obra de miembros del ejército eran los Torres. Les empezaron a llegar amenazas. Que mejor se callaran, que no se metieran donde no los han llamado. Que cerraran la jeta.


El 12 de noviembre del 2006 soldados de la Fuerza de Tarea Oro Negro llegaron hasta la finca el Triunfo, propiedad de los Torres, y les dijeron, pistola en mano, que si seguían hablando los mataban. A Daniel no le importó y siguió denunciando. Bastante había tenido toda su vida con tenerle miedo a los paracos y a los guerrillos que se disputaban la zona como para temerle ahora a la advertencia del ejército. Dejó claro que si le pasaba algo los culpables eran los uniformados. El ejército tenía paciencia. Les montaron una trampa. A su finca llegó herido Bernabé Castro, supuesto guerrillero del ELN. Tenía el cuerpo cortado con machete. Los Torres lo atendieron, le prestaron ayuda y esta fue la excusa que necesitaba la Brigada para ir con todo contra padre e hijo.


La operación estuvo a cargo del subteniente Marco García, perteneciente a la Brigada 16. Años después, en el 2012, confesó todo ante la Fiscalía: "el 15 de marzo de 2007 fui llamado al COT, eso es de comunicaciones (sic), en donde se iba a planear una operación dirigida hacia la vivienda del señor Daniel Torres (…) De acuerdo a lo que planeó, por orden directa del comandante de la Brigada, en ese entonces coronel Torres Escalante, se trataba de ir y dar de baja estas dos personas”. Los mataron delante de su familia, de su hija Yohana Torres.


La orden del asesinato de los Torres la dio el general Torres Escalante. Las pruebas eran abrumadoras contra él pero la justicia se movió lento. Incluso de sus familiares, entre las que estaba su hija, Johana Torres. Ella tuvo que ver como, hasta el 2015, el general Torres Escalante era condecorado, premiado y hasta se le dio la deferencia de estar al frente del Comando Conjunto No 2 del Sur Occidente. Allí duró hasta el año 2016 cuando la mano de la justicia por fin lo alcanzó.


Siete años después, en el 2023, reconoció ante la JEP estar implicado en 146 crímenes que condujeron a casi 300 falsos positivos. El afán por conseguir resultados en tiempos de la Seguridad Democrática llevó a este general, comandante de la brigada XVI en Casanare, a exigir litros de sangre.


Se hizo justicia pero Torres Escalante no pagará su pena en una cárcel común. Se acogió a la justicia restaurativa y por eso parte de la condena será reforestar el páramo de Sumapaz. Torres Escalante participará junto a otros 40 miembros de la Fuerza Pública que estarán en un polígono de 15 hectáreas sembrando 2.800 árboles. Torres estará al lado del mayor retirado Enrique Soto Bracamonte, comandante del Gaula Casanare entre los años 2006 y 2007, implicado también en el caso de falsos positivos en ese departamento.


Este es un ejemplo de cómo se puede reparar. Sin embargo hay dudas. Yohana Torres está de acuerdo con que el asesino de su papá trabaje en restauración ambiental, pero cree que estaría mejor que esta restauración se hiciera en el lugar donde ellos cometieron sus crímenes. Además de que deben presionar a estos oficiales para que digan en donde están los cuerpos de las decenas de las personas que permanecen desaparecidas en el lugar donde se desarrollaron los hechos.


En los años en los que Torres Escalante compareció ante la JEP se le vio distante, frío con las víctimas. Las verdades que dio no fueron suficiente para que sus víctimas le crean. Yohana Torres sobre esto le dijo a El Tiempo: “Una persona que no ha sido sincera con las víctimas diga que las va a restaurar con este acto. El primer paso es que él siente y sea sincero, que asuma no sólo por omisión, y luego si pase a restauración”.


No deja de ser histórico que la JEP le aplique la justicia restaurativa a un general que hizo tanto daño. Pero la víctimas, como Yohana Torres, inevitablemente, pondrán reparos ante estas medidas.

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