Ernesto Samper y una lucha de cuarenta aƱos por la paz
- Redacción Pares
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Por: Redacción Pares

El expresidente Ernesto Samper ha librado una lucha silenciosa en los Ćŗltimos cuarenta aƱos de su vida pĆŗblica en defensa de la paz y la aplicación del Derecho Internacional Humanitario en medio del conflicto armado. Samper ha sido siempre un visionario. En los aƱos ochenta se anticipó a lo que serĆa un manejo alternativo de la drogas de uso ilĆcito proponiendo -como presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras ANIF- la legalización de la marihuana para evitar que su producción se extendiera a todo el paĆs. TambiĆ©n advirtió sobre la relación entre las rentas ilĆcitas y el narcotrĆ”fico que podrĆan formar una alianza siniestra para la estabilidad democrĆ”tica. Simplemente lo ignoraron.
En la Ć©poca de la constituyente, gracias a su cercanĆa personal con Carlos Pizarro, Samper participó activamente en el debate sobre la inclusión delĀ DIH en la nueva Constitución,Ā pese a la resistencia de sectores conservadores y de la Fuerza PĆŗblica que consideraban que su reconocimiento conllevabaĀ la aceptación del estado de beligerancia de las fuerzas subversivas. MĆ”s tarde durante el gobierno de Samper se aprobarĆan los protocolos I y II de la Convención de Ginebra sobre la aplicación de la normatividad humanitaria.
En su mandato, a pesar de la oposición que levantaron algunosĀ medios de comunicación no alternativos y gremios económicos, logró acercar grupos que eran opuestos al diĆ”logo como el ELN, establecer mesas de negociación con esta guerrilla y llegar a acuerdos como los de Puerta del Cielo.Ā Pero tal vez el hecho mĆ”s histórico que realizó su gobierno, el gobierno de LA GENTE, fue el programa PLANTE, a travĆ©s del cualĀ los campesinos cocaleros tuvieron la oportunidad de sustituirĀ voluntariamente sus cultivos de uso ilĆcito por cultivos legales con el apoyo de distintas entidades pĆŗblicas. El Plante fue la base para incluir en los diĆ”logos de La Habana una polĆtica alternativa de manejo de las drogas ilĆcitas. Ello no impidió que durante su gobierno se adoptara una polĆtica integral contra el narcotrĆ”fico a travĆ©s de algunas acciones. El 15 de enero de 1997 se creó el Observatorio de drogas para hacer un seguimiento a la lucha contra el narcotrĆ”fico, que mereció una felicitaciónĀ de las Naciones Unidas y el director de la ONU para Fiscalización de Drogas unos dĆas mĆ”s tarde. Los gobiernos de Francia e Inglaterra tambiĆ©n expresaron su satisfacción.
Durante su presidencia Ernesto Samper sentó las bases institucionales del enfoque de paz en Colombia. Promovió la creación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el paĆs y creó el Consejo Nacional de Paz para asegurar la participación de la sociedad civil en su construcción. Impulsó tambiĆ©n el Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada, antecedente directo del actual Registro Ćnico de VĆctimas.
En el Ć”mbito del derecho internacional, lideró la incorporación, arriba mencionada, de los ProtocolosĀ de los Convenios humanitarios de Ginebra al orden jurĆdico colombiano, asĆ como la ratificación de la Convención de Ottawa, posicionando a Colombia como referente regional en protección de civiles durante conflictos armados. Estas medidas reflejan su compromiso con una paz construida sobre la dignidad humana, la institucionalidad democrĆ”tica y el respeto al derecho internacional.
DespuĆ©s de su presidencia creó en 2001 la fundación Vivamos Humanos que ahora lidera y acompaƱa 17 procesos humanitarios en las regiones donde el conflicto armado se agudiza. Como una de sus primeras acciones Vivamos Humanos adelantó, con el expresidente Alfonso López Michelsen, durante varios aƱos una iniciativa para liberar secuestrados a travĆ©s de un intercambio humanitario por presos en las cĆ”rceles. Esta iniciativa, aunque frustrada por el gobierno de Uribe, salvó vidas y mantuvo viva la idea de un acuerdo humanitario. MĆ”s tarde promovió con la Conferencia Episcopal de Colombia, el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA) y la Comisión de Paz del Congreso la creación de una nueva Coordinadora Humanitaria para hacerle el seguimiento a la aplicación de unos mĆnimos humanitarios en los territorios afectados por el conflicto armado.
Cuando el gobierno de Juan Manuel Santos, apoyó con decisión su búsqueda de un acuerdo de paz con las FARC y mÔs tarde, como secretario general de UNASUR organizó el apoyo internacional al recién comenzado proceso de paz con el ELN durante el mismo gobierno.
Mientras tanto, Vivamos Humanos organizó encuentros con policĆas, militares, organizaciones sociales, y vĆctimas para tomar pulso social sobre los pilares de la justicia transicional.
Con la llegada del presidente IvĆ”n Duque al poder, Samper mantuvo una posición crĆtica sobre la implementación del Acuerdo de Paz de La Habana y algunas iniciativas en materia de orden pĆŗblico que hicieron aĆŗn mĆ”s difĆcil una salida polĆtica al conflicto armado. Incluso, como ha podido determinar la fundación Pares en sus informes, se puede determinar que la expansión de los grupos armados arrancó desde ese gobierno.
Apoyó al partido Comunes para establecerse como una alternativa en la democracia colombiana y acompañó, con Vivamos Humanos, la aplicación de la ley de VĆctimas y la bĆŗsqueda de la verdad a travĆ©s de la Comisión de la Verdad siendo el primer expresidente que se hizo presente para contribuir a ella y a la justicia transicional a travĆ©s de la de la Justicia Especial para la Paz (JEP).
Fue uno de los impulsores de las 17 Mesas Humanitarias territoriales en respuesta al recrudecimiento del conflicto armado. Ayudó a articular esas mesas y creó la Coordinadora Humanitaria y las acciones Acuerdos Humanitarios en Catatumbo, NariƱo, Caribe, Chocó, Córdoba, Magdalena Medio que se mantienen hoy en dĆa.
Sólo la historia pondrĆ” en el lugar que se merece al presidente Samper y su bĆŗsqueda incansable por la paz de este paĆs que en los Ćŗltimos aƱos ha estado concentrada en la polĆtica de Paz Total que Samper ha apoyado con el mismo entusiasmo y confianza de que la paz merece mil oportunidades.