Redacción Pares
El destino trágico que pesa sobre Montelíbano
Por: Redacción Pares

Dos alcaldes capturados: el actual y el anterior. Uno aspira a la reelección, el otro sigue en ejercicio. Ambos tienen pasados y familiares bastantes sombríos y relacionados con la ilegalidad.
Por un lado está José David Cura, hijo del exalcalde Mariano Cura y sobrino del narcotraficante César Cura, quien iría avalado por el partido de la U y tendría el respaldo de toda la oposición del Clan Calle.
Por otro lado está Gabriel Calle Demoya, investigado, capturado y liberado, quien buscaría reelegirse con el aval del partido Liberal y el coaval del partido Cambio Radical.
Hasta junio del presente año, se registraron en Montelíbano 31 homicidios, una cifra preocupante si se tiene en cuenta que durante el primer semestre del 2018, fueron 22; es decir, hubo un incremento del 30%.
Así como Valencia y Tierralta, Montelíbano se convirtió en tierra fértil para el reciclaje del conflicto. En 2008, luego del proceso fallido con las AUC, el exjefe paramilitar Daniel Rendón, alias Don Mario, es estableció en el control de un corredor de narcotráfico que cubría Planeta Rica, San Francisco del Rayo, Puerto Anchica, Puerto López y Tierradentro, del municipio de Montelíbano.
El origen de esta historia: César Cura
El punto de partida para entender las relaciones políticas y las herencias malditas del municipio se remonta a la década de los 80, cuando el Ejército Popular de Liberación (EPL) dominaba el negocio del narcotráfico en el Sur de Córdoba.
En esta época, Isidro Antonio Martínez Pastrana, un jornalero que se fue convirtiendo en uno de los hombres de mayor importancia de la cúpula del EPL en Córdoba, sembró uno de los precedentes más importantes en la historia del narcotráfico para el departamento.
Con el alias de “El viejo Rafa”, el hombre encargado de las extorsiones, las finanzas y las operaciones del narcotráfico el EPL, conocía las fincas y corregimientos estratégicos para la salida del estupefaciente.
La joya de la corona era una finca ubicada en el San Jorge, denominada “Caballo Blanco”. Según el libro “Crónicas que da Miedo Contar”, de Toño Sánchez, aunque no existe documento que compruebe su historial de propiedad, para las personas del sector el dueño era uno solo: el prestante ganadero César Cura Demoya.
Cura Demoya venía de una familia de Montelíbano, en cabeza del patriarca Emilio Cura, un ganadero conocido en la región. Se hizo a su fortuna por medio del abigeato y de sus relaciones con narcotraficantes en Colombia y Estados Unidos.
Como Pablo Escobar, Cura se convirtió en un hombre que daba dinero y “soluciones” a los problemas de la gente no solo en Montelíbano, sino también a los políticos y líderes locales del departamento. Uno de los crímenes que más se recuerda en el Sur de Córdoba de César Cura y “El Viejo Rafa” es la masacre de Mejor Esquina.
Luego de diversas versiones de sus relaciones con narcos y con la otrora guerrilla del EPL, César Cura cayó en un operativo realizado por la DEA en México a finales de la década de los 80, por lo que fue juzgado en Estados Unidos por introducir estupefacientes y lavado de activos.
A pesar de enfrentarse a una sentencia de 23 años, Cura fungió como testigo clave del gobierno estadounidense para la captura de su antiguo aliado en Panamá Manuel Antonio Noriega, lo que le redujo la cárcel a solo 6 años.
Asimismo, Cura fue un hombre clave en las investigaciones por las redes de narcotráfico hacia Centroamérica debido a que este tenía negocios con el narcotraficante hondureño Matta Ballesteros.
En 1997 regresó a Colombia en medio de un homenaje hecho por su familia en Montelíbano. Sin embargo, ante las amenazas por haberse convertido en un informante de la DEA, tuvo que irse a vivir a Barranquilla y luego a Santa Marta. En esta última ciudad, en 2002, fue asesinado.
Muchos habitantes de Montelíbano se volcaron a la calle para su sepelio. Las víctimas de la masacre de Mejor Esquina rechazaron ese apoyo popular a quien fue un delincuente. Hasta el día de hoy no hay sentencia sobre esta masacre, pero en 2018, 30 años después, la gobernadora encargada de Córdoba, Sandra Devia, solicitó que fuera declarada crimen de lesa humanidad.
Mariano, el hermano del narco que se hace alcalde
En 2001, Mariano Cura Demoya, hermano de César Cura, fue elegido como alcalde del municipio para el periodo 2001-2003. Mariano Cura aparece mencionado por Salvatore Mancuso en las versiones ante Justica y Paz: manifiesta haberse reunido con él en campaña y siendo alcalde. Eleonora Pineda, congresista condenada por parapolítica, manifestó que hubo pactos del paramilitarismo con Mariano Cura, quien a su vez apoyó a Mario Uribe. Eso, dice Mancuso, habría ayudado a Mario Uribe a obtener una altísima votación en Montelíbano.
Alianzas dudosas: los Cura y los Calle
Mientras Mariano Cura Demoya era alcalde, en Montelíbano un familiar suyo por parte materna, Gabriel Calle Demoya, buscaba a toda costa ascender en la política local. Si bien era un desconocido en el municipio y no contaba con ningún capital político, empezó como concejal de Montelíbano durante dos periodos: 1995-1997 y 1998-2000. Posteriormente, resultó elegido como diputado (2001-2003), cuando su primo era alcalde. Luego, se lanzó como candidato a la alcaldía de Montelíbano en 2 oportunidades (2004-2007; 2007-2011), ambas sin éxito.
En 2007 fue elegido alcalde Edinson Rangel, primo de la esposa de Gabriel Calle. Durante su administración, se encontraron diversas irregularidades e ilegalidades, lo que llevó a su captura en octubre de 2010 por los delitos de peculado por apropiación y por contrato sin cumplimiento de los requisitos legales. A raíz de esto, se congelaron las regalías del municipio.
Para la campaña de 2011, en su tercera aspiración Gabriel Calle decidió aliarse con el Clan de los Ñoños, que en ese momento tenía en una misma cuerda a los ex senadores Musa Besaile y Bernardo Ñoño Elías, para ganar las elecciones. Con el aval de la U, resultó elegido con 13.514 votos.
De acuerdo con fuentes consultadas por Pares en Montelíbano, para las elecciones de 2011 el Clan de los Ñoños impulsó financiera y políticamente las campañas de Calle y de Lyons con un objetivo claro: destrabar las regalías del municipio de Montelíbano y apoderarse de los multimillonarios recursos represados.