Alberto Santofimio, el liberal condenado por pedirle a Pablo Escobar que matara a Luis Carlos Galán
- Iván Gallo - Coordinador de Comunicaciones
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Por: Iván Gallo - Coordinador de Comunicaciones

Conocí a Alberto Santofimio en 2020. En ese momento intentaba terminar una biografía sobre Simón Bolívar que le había mandado a hacer la Academia de Historia del Tolima. Para entonces, cumplía la condena de 24 años de cárcel que recibió por haber instigado la muerte de su compañero de partido, Luis Carlos Galán Sarmiento, en un apartamento de 300 metros cuadrados, en un edificio llamado Museo, ubicado justo frente al Museo del Chicó. Su único consuelo eran sus libros: 10.000 ejemplares, algunos de ellos incunables de precios millonarios. Por una serie de circunstancias, me llamó y me contó sus angustias. En ese momento tenía que dejar ese apartamento para entregárselos a los hermanos Galán. Debía pagar 1.900 millones de pesos a los hijos del hombre que, según la justicia colombiana, él ordenó asesinar.
En los años ochenta no existía un político más poderoso y carismático que este senador liberal, que empezó su carrera política de la mano de Alfonso López Michelsen. Por aquella época, aún eran importantes -casi que lo más importante- los discursos en la plaza pública. Nadie era más elocuente que Santofimio. Su verbo encendido era comparado con el de Jorge Eliécer Gaitán.
Su popularidad lo llevó a tener fans peligrosos, uno de ellos fue Pablo Escobar Gaviria. En 1982, había rumores sobre la escandalosa fortuna de este paisa de bigote mexicano y hablar pausado. Forbes ya lo colocaba entre los hombres más ricos del mundo. Su hacienda en el Magdalena Medio, llamada Nápoles, era un inmenso complejo de placer, lleno de piscinas, lagos y animales exóticos. Allí recibía y agasajaba a políticos, deportistas, periodistas. Uno de los más celebrados era, precisamente, Santofimio.
Célebres se volvieron sus fotos sentado al lado de las lagunas o en un jet sky, sin camisa, rozagante y al lado del capo de capos. La relación fue tan cercana que le alcanzó a Pablo Escobar para ser suplente en la Cámara de Representantes, por parte del Partido Liberal, y hasta para una gira en Europa, a donde acompañó al senador liberal a la toma de posesión de Felipe González, presidente español.
Cuentan que Santofimio trataba a Pablo Escobar como su chofer. Como un mayordomo muy bien calificado. Le daba órdenes. Escobar creía que, con él, podría conseguir lo que siempre anheló, no solo legalizar su fortuna, sino poder usarla para llegar a la presidencia de Colombia. Era una locura.
Escobar tenía la sangre en el ojo con Galán, ya que lo echó públicamente del Partido Liberal en una plaza en Medellín. El capo se sintió humillado. Pero se dice que fue la instigación de Santofimio, lo que hizo a Escobar tomar su vil decisión. Le recordó que, si Galán ganaba la consulta liberal, sería el nuevo presidente y no dudaría en aprobar la extradición a los Estados Unidos. La justicia, después de muchos años de lo que sucedió, encontró culpable al político tolimense.
La vida le cambió radicalmente a Alberto Santofimio, el 13 de mayo de 2005, cuando se vio obligado a enfrentar la justicia por el asesinato del líder político. El excongresista salió del apartamento donde vivía en Armenia junto con su esposa Liliana Correa. Se subieron al auto y llegaron al centro de la ciudad, a una de las sucursales de los Supermercados Inter. En la puerta, los esperaba una patrulla del CTI que obligó a la pareja a abordar el vehículo. El exsenador y exministro nunca perdió la tranquilidad en el momento en que lo detuvieron. Su esposa, en cambio, explotó en llanto. La justicia lo llamaba a responder y su pesadilla, tan tortuosa como el crimen de Luis Carlos Galán, había comenzado.
Santofimio intentó defenderse, pidió, sin éxito, que se revisara su caso en la CIDH. La razón por la que instigó la muerte de Galán habría sido la de ganar la consulta interna del Partido Liberal. El acusado sigue diciendo que es inocente. La justicia piensa otra cosa.