Por: Laura Cano. Periodista Pares.
Las últimas semanas prácticamente han sido el día a día de un juvenicidio. La ONU informó que en lo corrido del año se han registrado 33 masacres, mientras que 7 más que están en proceso de documentación. Este panorama parece ser ajeno a la clase dirigente del país, que, por un lado, califican su balance frente a los hechos violentos como ‘positivos’, y, por otra parte, mientras sus agendas se ocupan en instalaciones de aeropuertos o en exaltar el nombre del expresidente Uribe.
Mientras esto ocurre solo en los últimos días las comunidades, organizaciones y medios de comunicación han alertado sobre cinco masacres y asesinatos cometidos contra jóvenes. Uno primero, conocido el pasado 11 de agosto, cuando en una caseta de vigilancia de un cañaduzal cercano al barrio Llano Verde en Cali, fueron encontrados cinco menores:
Luis Fernando Montaño de 15 años, quien era estudiante de octavo grado en el colegio Instituto Los Ángeles de Dios; Álvaro José Caicedo de 14 años, heredó el nombre de su papá, un hombre que se dedica a la soldadura en el barrio caleño; Jean Paul Cruz Perlaza de 16 años, quien llegó a esta zona en el 2013 junto a sus padres José Rogelio Cruz y Sandra Perlaza y sus dos hermanos tras ser desplazados de Buenaventura; Jair Andrés Cortés Castro de 14 años, hijo de Ruby Cortés, hermano de Eliza Mina Cortés y nieto de Wilson Cortés; y Léider Cárdenas de 15 años, un joven de una familia que vivía del ‘rebusque’ diario en Llano Verde, y, además, entregado al deporte, al fútbol, especialmente.
Poco tiempo había pasado cuando más familias tenían que despedirse a causa de la violencia de sus familiares. La noche del sábado 15 de agosto otros 9 jóvenes fueron asesinados en Samaniego, Nariño, luego que 4 hombres armados ingresaran a una casa ubicada en la vereda Santa Catalina, donde dispararon en forma indiscriminada. En este hecho las víctimas fueron:
Brayan Alexis Cuarán de 25 años, oriundo de la ciudad de Pasto; Sebastián Quintero de 23 años, quien también tenía una especial inclinación por el fútbol; Laura Michel Melo Riascos de 19 años, hija de Gloria Riascos; Byron Patiño de 25 años, un joven que estaba a poco de graduarse como contador; Óscar Andrés Obando 23 años, estudiante de la Escuela del Deporte del Valle del Cauca; Rubén Darío Ibarra de 20 años, estudiante de auxiliar de enfermería del Politécnico San Juan de Pasto; Daniel Steven Vargas Jurado de 22 años, estudiante de radiología; Elian Benavides de 19 años, estudiante de grado once, quien había sido seleccionado por un club de fútbol de ese México; y Yésica Zúñiga Jaramillo de 26 años, quien trabajaba en Samaniego, pues era proveniente de Cartago.
Un día después se conocería que el 12 de agosto dos hermanos: Jeison Fajardo Ruiz y Alejandro Fajardo Ruiz, de 15 y 16 años, respectivamente habían sido asesinados. Ellos oriundos de Caquetá, habían llegado al municipio El Patía, en el sur del Cauca, donde además de quitarles la vida también los torturaron.
Un hecho similar había ocurrido días antes en Leiva, Nariño, donde fueron asesinados otros dos menores; Cristián Caicedo (12 años) y Maicol Ibarra (17 años), quienes iban en camino desde Balboa al municipio nariñense a dejar tareas al colegio San Gerardo, pues ante la poca la poca conectividad en el sector, esta opción era la que tenían los menores para cumplir con sus responsabilidades académicas. No obstante, en una de sus rutinas que en medio de la pandemia se convirtieron en sus cotidianidades, fueron asesinados por miembros de las Autodefensas Gaitanistas.
Por último, hace tan solo dos días el gobernador de Nariño, John Rojas, informó sobre la masacre a tres jóvenes indígenas pertenecientes al resguardo Canawari, en jurisdicción de Pueblo Viejo en el departamento de Nariño. Ante este hecho la ONIC comunicó que: “Este execrable crimen que enluta una vez más al Pueblo Awá, se suma a un proceso de genocidio en contra de los Pueblos Indígenas en el que la ausencia del Estado es caldo de cultivo a la ya situación crítica que se vive en los territorios. (…) La omisión y el silencio del Gobierno deja entrever su desinterés en actuar para detener las acciones criminales y de barbarie que se están presentando contra la vida”.
A las calles otra vez
Tras estos hechos y las pocas respuestas y garantías del Gobierno Nacional, varias organizaciones han decidido volver a las calles como muestra simbólica, más aún en tiempos de aislamiento obligatorio, de rechazo a los hechos violentos que han enlutado al país durante los últimos meses y, en especial, en las más recientes semanas.
Así, desde distintas zonas del país hoy, 21 de agosto, algunas plazas y calles vuelven a ser el punto de encuentro de manifestaciones. A continuación, se nombran algunos de los puntos de encuentro:
· Ibagué: 37 con 5. Hora: 2:00 p.m.
· Manizales: Plaza Bolívar. Hora: 2:00 p.m.
· Pereira: Parque Olaya. Hora: 3:00 p.m.
· Soacha: Parque Principal. Hora: 3:30 p.m.
· Cali: Parque de las Banderas. Hora: 5:00 p.m.
· Medellín: Parque San Antonio. Hora: 3:00 p.m.
· Bajo Cauca: alcaldías municipales. Hora: 4:00 p.m.
· Tunja: Las Nieves. Hora: 5:00 p.m.
· Santander de Quilichao: Parque del Saman. Hora: 3:00 p.m.
· Bucarmanja: Palacio de Justicia. Hora: 3:00 p.m.
Bogotá:
· Zona norte: Av. Cali con Calle 68. Hora: 3:00 p.m.
· Zona suroriente: Av. Primera de Mayo con Carrera Décima. Hora: 3:00 p.m.
Asimismo, en el momento en el que se escribe esta nota, algunas movilizaciones ya han salido de zonas como Popayán y varios barrios de Bogotá. Adicionalmente, indígenas del CRIC bloquean la vía Panamericana como acto de rechazo a la violación de Derechos Humanos, exigiendo, además, al Gobierno Nacional que pare las masacres ya.
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