Por: Redacción Pares
El miércoles 5 de junio Danilo Castillo Castillo, mejor conocido por su alias de El Menor, era capturado por la policía en Barranquilla. El narcotráfico que se mueve en los departamentos de Atlántico, Magdalena y La Guajira pasaba por su supervisión. Era uno de los líderes de Los Pachenca quienes ensartaron esta semana una serie de reveses que los ha puesto contra la pared. Un día antes, en Pereira, su hermano Carmen Evelio Castillo, alias La Muñeca, también cayó en un operativo. El poder de los Pachenca ha recaído en uno de los hermanos Castillo Castillo, el único que sigue libre, Fredy, a quien le dicen Pinocho.
Ninguna estructura puede resumir el fracaso de la desmovilización de paramilitares bajo la ley de Justicia y Paz durante los años de Uribe como Los Pacheca. Así como sucedió con el Clan del Golfo, esta organización es un remanente de los años donde los paramilitares mandaban en el país. Hernán Giraldo, comandante del Bloque Resistencia Tayrona de las AUC, decidió crear en el 2004 una oficina de cobro en el Caribe, una copia de lo que se conoce como La Oficina de Envigado. Aunque Giraldo fue extraditado en el 2008 sus hijos se encargaron de perpetuar el sanguinario legado. De ellos fue la idea de crear a los Pachencia.
Lo increíble de este grupo es su poder para rehacerse en las circunstancias más extremas. Para la muestra está lo que sucedió en julio del 2020 cuando el que era en ese momento su máximo cabecilla, Déimer Patiño Giraldo, alias 80, fue abatido en un operativo de la policía en la vereda Páramo de San Isidro, en zona rural de Santa Marta. Era el dueño de lo que llaman La Troncal del Caribe, el corredor que usan los narcos para llevar su mercancía en el Caribe. Un año duró la policía siguiendo los rastros de Patiño hasta que consiguieron atraparlo. Él había reemplazado a otro capo, Jesús María Aguirre, alias Chucho Mercancía, quien había sido abatido en el 2019.
Alejandro Restrepo, entonces investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, explicó que en las zonas aledañas a la Sierra Nevada de Santa Marta, se formaba una pelea entre el Clan del Golfo y los Pachenca por el control de las rutas. El Clan del Golfo podrá tener presencia en más de 100 municipios en toda Colombia, pero, como dijo en su momento Restrepo, nadie parece disputarles el control a los Pachenca de la Sierra Nevada: “Los Pachencas son herederos del Bloque Resistencia Tayrona de las autodefensas, lideradas por Hernán Giraldo Serna, incluso alias 80 era sobrino de Giraldo”.
La pelea con el clan del Golfo arrancó hace 12 años. En esa época el grupo encabezado por alias Otoniel se llamaba Autodefensas Gaitanistas de Colombia, todo por el control de las rutas. Esa guerra causó, en unos cuantos meses del 2012, 150 muertes entre ambos bandos. La ascensión de Chucho Mercancía, quien conocía bien a Otoniel, trajo una tregua entre ambos bandos. Incluso llegaron a ser socios durante unos años.
Para el ex gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, los Pachenca llegaron a tener tanto poder que estuvieron asociados a medios de comunicación y a líderes de la región: “Gracias a los narcoclanes político-empresariales, los herederos de Hernán Giraldo han logrado instalar de nuevo un régimen de miedo, afectando la actividad turística y empresarial por cuenta de la extorsión”.
La muerte de Chucho Mercancía provocó una serie de tensiones y de divisiones dentro del grupo. El Clan del Golfo otra vez empezó a disputarle territorios claves como la llamada Troncal del Caribe. Hernán Giraldo, en el 2021, regresó al país después de pagar sus penas por narcotráfico en Estados Unidos. Pero en Colombia también le esperaba la justicia. Fue condenado por haber violado a más de 200 menores de edad en sus años de comandante paramilitar en la Sierra.
Con la llegada a la presidencia de Gustavo Petro intentaron meterse en la Paz Total. A pesar de que estuvieron dentro de los grupos que hicieron cese al fuego con el gobierno, las conversaciones nunca prosperaron y hoy están lejos de sentarse en una mesa de negociación.
El control de los Pachenca se hace sentir en el puerto de Santa Marta y en Ciénaga, además de las inmediaciones de la Sierra. Informes de la policía señalan que controlan el 70% de la cocaína que se consume en la ciudad. La extorsión es otra de sus fuentes de ingreso.
La caída de los hermanos Castillo Castillo esta semana no representaría mayores problemas para un grupo acostumbrado a reponerse de los golpes que le ha dado la ley y el Clan del Golfo en la última década.
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