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Los cinco caminos a la presidencia

Por: Camilo Díaz Suárez y Daniela Garzón

Investigadores de la Línea de Democracia y Gobernabilidad

Con los anuncios sobre el resultado de las encuestas que se hicieron dentro del Centro Democrático, que dieron como ganador a Óscar Iván Zuluaga, y el ‘cónclave’ de los candidatos de centro que irán a una consulta conjunta en marzo, se completó el ajedrez de las presidenciales que se votarán en mayo del próximo año. Cinco son los caminos por los cuales alguno de los muchos que quiere ser presidente llegará a la Casa de Nariño. En el espectro ideológico parece haber opciones para todos los gustos, pues finalmente se consolidaron tres grandes coaliciones, una de derecha, una de centro y otra de izquierda, un candidato del oficialismo y un outsider que arranca solo.


Así se configura cada una de las opciones que buscarán un lugar en la segunda vuelta.


1. El uribismo con Óscar Iván Zuluaga: una candidatura cuestionada


Después de un proceso de encuestas llevado a cabo por dos firmas, YanHass y el Centro Nacional de Consultoría, que suscitó variadas críticas al revelar sus resultados, el candidato elegido entre los militantes del Centro Democrático y una encuesta abierta es Óscar Iván Zuluaga, quién ganó con el 43%. Zuluaga compitió contra otros cuatro candidatos: María Fernanda Cabal que obtuvo el 22%; Paloma Valencia, el 13%; Alirio Barrera, el 12%; y Rafael Nieto, el 11%.


Las suspicacias dentro del partido por el mecanismo usado no se hicieron esperar. Por ejemplo, María Fernanda Cabal exigió que se publicaran detalladamente los resultados y en entrevista con El Tiempo dijo que, aunque reconocía con generosidad los resultados, era obvio que había inconformismo entre sus seguidores y en redes sociales. Las grietas dentro del uribismo son evidentes y empezaron a hacerse más públicas desde la carta que un sector de congresistas publicó en septiembre en apoyo a la candidatura de Zuluaga.


A eso se le suma la negativa de Uribe sobre involucrarse de lleno en la campaña y los rumores que dicen que su verdadero candidato es el exalcalde de Medellín, hoy en el Equipo Colombia, Federico ‘Fico’ Gutiérrez. El resquebrajamiento dentro del uribismo se ha dado no solo por esa falta de liderazgo de Uribe, que está más ocupado atendiendo su proceso judicial que, a pesar de su renuncia al congreso, aún no se resuelve a su favor, sino porque cargan a cuestas con la impopularidad del gobierno de Iván Duque. Con todo, la era posuribista parece ser un hecho. (Te podría interesar: "El posuribismo y la ruptura de la derecha")


Después de haber cobrado el triunfo del plebiscito con la elección de Duque como presidente, sin la presencia de las FARC-EP y con la situación de los migrantes venezolanos dentro de un tenue control parece que se quedaron sin discurso político. Con los cuestionables resultados en materia de seguridad, al uribismo le queda poco de lo cual alardear.


Óscar Iván Zuluaga, exministro de Hacienda, es un candidato con poco carisma pero que, en medio de la pelea con el expresidente Santos, pasó a segunda vuelta en 2014 y perdió por poco. En esa ocasión obtuvo casi siete millones de votos y de no haber sido por la andanada de la maquinaria santista que operó en la costa atlántica habría podido ser presidente. Sin embargo, la vinculación de su campaña con el escándalo de Odebrecht empañó su carrera pública y aunque salió jurídicamente bien librado, la sombra del pago hecho al asesor político brasilero Duda Mendonça y su presunta participación en la infiltración de las conversaciones de paz que se desarrollaban en La Habana, Cuba entre el gobierno de Santos y la guerrilla de las FARC-EP pesan en su hoja de vida, aunque esta última investigación también se archivó.


2. Equipo Colombia: una reunión de políticos experimentados, ¿más de lo mismo?


Lo que el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry llamó la “Coalición de la Experiencia” acabó siendo el Equipo Colombia, la unión de varios exmandatarios locales que podría calificarse de centro derecha y que irán a una consulta en marzo para elegir a un solo candidato. En esta coalición están los exalcaldes de Medellín, Bogotá y Barranquilla, ‘Fico’ Gutiérrez, Enrique Peñalosa y Alejandro Char; la exgobernadora del Valle hoy presidenta del partido de la U, Dilian Francisca Toro, el candidato conservador David Barguil y Echeverry.


De este grupo de candidatos la mayoría buscará su aval por firmas, incluso la segunda voz más poderosa dentro de Cambio Radical, Alejandro Char. Aún no se conoce un acuerdo programático del ‘Equipo Colombia’ y en sus declaraciones públicas ha quedado claro que esperan ser un contrapeso al Pacto Histórico, liderado por Gustavo Petro, y que ni le abren aún pero tampoco le cierran la puerta al uribismo y su candidato, Óscar Iván Zuluaga.


Esta reunión de exmandatarios ha ido tomando forma durante meses, aunque pareció desinflarse después de los primeros encuentros que tuvieron algunos en marzo y junio. La Coalición de la Experiencia se llama así porque busca vender la imagen de un grupo de ”buenos gerentes públicos” que intentan desmarcarse del uribismo y el actual gobierno, como lo mencionó Esteban Salazar, coordinador de la Línea de Investigación de Democracia y Gobernabilidad de Pares, pero que tienen trayectorias cuestionadas y han sido avalados siempre por los partidos que guardan en su seno a los más poderosos clanes políticos del país.


‘Fico’ Gutiérrez, quien es de todos el que más ha adoptado el discurso uribista contra instituciones como la Justicia Especial de Paz (JEP), tuvo que afrontar durante su mandato la captura de su secretario de seguridad, Gustavo Villegas, porque estaría vinculado con “La Oficina”, una organización criminal que lleva décadas operando en el Valle de Aburrá. El funcionario fue condenado a dos años y siete meses de cárcel en 2018 e inhabilitado, en primera instancia en octubre del año pasado, por dieciséis años para ejercer cargos públicos.


Por su parte, el hoy senador David Barguil es el candidato presidencial del Partido Conservador y ha construido su caudal electoral primero, del lado de los García Pineda, un cuestionado clan político de Córdoba, y ahora, en solitario. Una demanda cursó en su contra por pérdida de investidura por no asistir en 63 ocasiones al Congreso entre 2014 y 2018, pero se resolvió a su favor en primera instancia.


Siguiendo con la lista, se encuentra la exgobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, quien ha lidiado múltiples batallas legales dentro de las cuales las más relevantes han sido por lavado de activos y presuntos nexos con grupos paramilitares, sin que haya condenas en su contra. Su poder en el Valle del Cauca es innegable y se ve reflejado en haber podido elegir a su sucesora, Clara Luz Roldán, sin problemas. Hoy intenta revivir al Partido de la U, uno de los partidos con más cuestionados y condenados que Pares ha denunciado, de la mano de figuras como Catherine Ibargüen.


En el Equipo Colombia también está Alejandro Char, miembro del clan político más poderoso del país, que ha dominado la política del Atlántico en la última década. Char ha sido alcalde de Barranquilla en dos ocasiones y su familia es dueña de un emporio económico que los clasifica como la quinta familia más rica del país, según la revista Forbes. Hoy el nombre de su familia y particularmente de su hermano, el senador de Cambio Radical Arturo Char, están involucrados en la investigación sobre la empresa criminal que ayudó a elegir a Aída Merlano, quien el mismo día que se eligió senadora por el Partido Conservador fue capturada, ya está condenada y hoy es prófuga de la justicia.


Finalmente, de la coalición hacen parte Enrique Peñalosa, dos veces alcalde de Bogotá, y Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda y expresidente de Ecopetrol, sin mayores escándalos. Al segundo de ellos la Procuraduría le archivó una investigación en medio del desfalco que supuso la construcción de la refinería petrolera Reficar.


Si esta coalición logra un acuerdo con el uribismo podrían elegir al candidato de derecha que se presentará en la primera vuelta presidencial y que recogería los votos del Centro Democrático, el Partido Conservador, La U y Cambio Radical. Han invitado a conversar también al precandidato John Milton Rodríguez, que reuniría los votos de los partidos cristianos Colombia Justa Libres y Mira, que presentarán listas conjuntas para Congreso.


3. El centro unido: sin mujeres, pero con acuerdos


La Coalición Centro Esperanza llegó a un acuerdo el pasado 29 de noviembre para presentar una candidatura única por los partidos que se definen en el espectro político como centro o centroizquierda. En el acuerdo se comprometieron a realizar cinco debates programáticos y a participar en giras o eventos de forma conjunta, para que sus simpatizantes puedan elegir al candidato presidencial en la consulta interna que realizarán el 13 de marzo de 2022. (Te podría interesar: "La Coalición Centro Esperanza, la cara visible del centro")


Con varios nombres reconocidos en el escenario político, esta es una de las alternativas que más fuerza ha cobrado en los últimos días. Los aspirantes a ser ese candidato único son Alejandro Gaviria, por la Alianza Social Independiente (ASI); Sergio Fajardo, por el movimiento Compromiso Ciudadano; Jorge Robledo, por Dignidad; Juan Manuel Galán, por el Nuevo Liberalismo; Carlos Amaya, por el sector de la Alianza Verde que decidió irse con esta coalición y que tendría el aval del nuevo partido Verde Oxígeno de Íngrid Betancourt, y Juan Fernando Cristo, que va como independiente.


A priori, el candidato con mayor fuerza dentro de la coalición es Fajardo, luego de que en 2018 alcanzara un gran reconocimiento nacional al conseguir 4.589.696 votos en las presidenciales, quedando muy cerca de pasar en la segunda vuelta. Pese a ello, tiene que resolver primero su situación jurídica, fiscal y disciplinaria luego del fallo en segunda instancia por responsabilidad fiscal en el caso de Hidroituango emitido por la Contraloría, que lo incluye y que se encuentra en revisión de su legalidad.


El único sin una votación que le preceda es Alejandro Gaviria, quien fue ministro de Salud y Protección Social y rector de la Universidad de los Andes. El resto, Robledo, Galán y Cristo, cuentan con votaciones importantes en el Congreso de la República y Carlos Amaya, en la gobernación de Boyacá.


Pese a lograr este acuerdo, es manifiesta la ausencia de una mujer como precandidata presidencial en la coalición Centro Esperanza. Si bien la vocera oficial hoy parece ser la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, queda en vilo si, al menos, para la vicepresidencia se decidan a ir en fórmula con una mujer o si será quien ocupe el segundo lugar en la consulta de marzo.


4. El Pacto Histórico: Con P de Petro


El Pacto Histórico es una coalición de partidos y movimientos políticos de izquierda y centro-izquierda, entre los que se encuentran la Colombia Humana, la Alianza Democrática Afrocolombiana (ADA), la Unión Patriótica (UP), el Polo Democrático Alternativo, el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), el Partido del Trabajo de Colombia (PTC), el Partido Comunista de Colombia (PCC), el Movimiento por el Agua y por la Vida, Soy porque somos, La Fuerza de la Paz y otra serie de movimientos que se califican a sí mismos como progresistas.


Pese a agrupar una serie de personalidades políticas, la consulta interna que se realizará en la coalición se disputará entre seis precandidatos: Gustavo Petro, por la Colombia Humana y la UP; Francia Márquez, de Soy porque somos; Roy Barreras, avalado por la ADA y La Fuerza de la Paz; y Arelis Uriana, por MAIS. El sexto precandidato es Camilo Romero, que llega a la coalición con el apoyo del sector de la Alianza Verde que buscó acercarse al Pacto Histórico y no a la Coalición de la Esperanza. El último que integra la lista se trata de Alfredo Saade, un líder cristiano de varios departamentos de la costa caribe colombiana.


De todas formas, parece ser que la carrera está en definir quién queda como fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, la personalidad más fuerte y la cara visible del Pacto Histórico. Su votación en la primera vuelta presidencial del 2018 fue de 4.851.254 votos, que lo llevaron a una segunda vuelta donde consiguió 8.034.189 de votos. Con esa votación, Petro consiguió la mayor votación obtenida por un candidato de izquierda en la historia, superando por lejos a Carlos Gaviria, que en 2006 había logrado 2.613.157 votos.


Por ello, se ve difícil que algún otro logre quedar como candidato presidencial dentro del Pacto. Por lejos, en votación, le sigue Camilo Romero, que en el 2015 logró quedarse con la gobernación de Nariño con 331.394 votos. A Romero le seguiría Roy Barreras, que en el 2018 llegó al Senado con 110.358 votos. Ya quedando mucho más lejos, Arelis Uriana llegó a la Cámara de Representantes en 2018 con 16.495 votos. Finalmente, se encuentra Francia Márquez, que no cuenta con ninguna votación que la preceda y que se ha destacado principalmente por su activismo medioambiental, por el cual se ganó en 2018 el premio Goldman. Márquez es el primer liderazgo comunitario que logra destacar en la política electoral en décadas y aunque no será presidenta, ganará cualquiera sea el resultado, pues su carrera política arrancó con mucha fuerza.


El Pacto Histórico todavía se enfrenta a un camino difuso, ya que Petro ha admitido diferentes personalidades que han causado revuelo dentro de sus propias bases, bajo el discurso de que el Pacto debe agrupar a los diferentes. Eso ha llevado a acercarse a personas cuestionadas como Luis Pérez, Alfredo Saade y Armando Benedetti. Este último iba a participar en la consulta interna hasta que la Corte Suprema le abrió una investigación por presunto enriquecimiento ilícito y que tiene una lista amplia de pendientes en curso con la justicia.


5. Rodolfo Hernández: el llanero solitario de discurso populista


Rodolfo Hernández es un reconocido ingeniero y empresario en Santander que antes de aspirar a un cargo público se había desempeñado principalmente en el sector de la construcción. En 2015 aspiró a la Alcaldía de Bucaramanga y ganó con 77.272 votos, sacándole 5.000 votos al segundo en esa votación. Su slogan ha sido la lucha contra la corrupción y se encuentra en recolección de firmas para avalar su candidatura por el movimiento Liga Anticorrupción.


Bajo el slogan de “no robar, no mentir, no traicionar y cero impunidad”, busca destacarse como un candidato outsider comprometido en atacar la corrupción, con un discurso antipolítico que acerca a una parte del electorado que ve en la política una práctica sucia. En diferentes ocasiones, ha manifestado que no se unirá a ninguna alianza y se mantendrá como independiente. Pese a ello, y aunque negó la invitación de Gustavo Petro para que se uniera al Pacto Histórico, Petro es la opción más afín a Hernández, pues ha sostenido que en una eventual segunda vuelta en la que él no esté, votaría por él.


El fenómeno de Rodolfo Hernández es una alternativa diferente a la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico que recibirá y quitará votos a los candidatos de la derecha, y que podría recoger una parte de la clásica indignación ciudadana con la clase política. De acuerdo con la encuesta sobre intención de voto para las presidenciales, realizada en noviembre por el Centro Nacional de Consultoría, Hernández sería la segunda opción más votada, después de Petro.


Sin embargo, aunque su batuta ha sido la lucha contra la corrupción, Hernández se ha visto envuelto en varias polémicas. En 2019 la Procuraduría lo suspendió por participación indebida en política, por grabar un video con el candidato a la Alcaldía de Málaga, Javier Márquez, haciendo un llamado a que votaran por él. Adicionalmente, está en un proceso en el que la Fiscalía lo acusa de interés indebido en celebración de contratos, al haber utilizado su posición para direccionar contratos hacia la empresa Vitalogic con la Empresa de Aseo de Bucaramanga. El juicio por este caso fue fijado para el 18 de abril de 2022. Sumado a esto, en agosto de 2021 se filtró un audio en el que exigía pagos a quienes quisieran pertenecer a la lista cerrada a la Cámara de Representantes por su movimiento.


¿Y Cambio Radical, Vargas Lleras y los Liberales?


Adicional a todo lo anterior, hay 2 partidos y 2 líderes políticos que no han decidido finalmente qué camino tomarán. Por Cambio Radical, con una desbandada de congresistas para las próximas elecciones, como es el caso de Rodrigo Lara que se fue a hacer campaña presidencial en el Nuevo Liberalismo, o de Germán Varón Cotrino que no volverá a participar para el Congreso, a este partido le queda una carta por jugar con el ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras, quien se atrincheró en su columna de opinión de El Tiempo, donde lanza dardos al gobierno de Duque y en otros casos le coquetea a la Fuerza Pública.


Hasta el momento, Cambio Radical no ha definido el rumbo, más allá del apoyo de los congresistas del Clan Char a Alejandro en su lista independiente. Sin embargo, de acuerdo con algunas fuentes consultadas por Pares, Vargas Lleras podría aspirar a último momento con el objetivo de salvar su partido, bien sea a la presidencia o a encabezar la lista al Congreso.


Otro de los grandes partidos políticos que no ha estado por fuera del poder en las últimas décadas es el partido Liberal, quienes pasaron de tener candidatos propios como Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo en 2018, a una división interna de algunos disidentes que ya están dentro del Pacto Histórico, como Juan Fernando Velasco, y los que partieron hacia la Coalición Centro Esperanza.


A pesar de esto, César Gaviria, quien ha manejado los avales y el control del partido saliendo a flote en cada elección, estaría apuntándole en dos bandas al Equipo Colombia, con posibilidades dentro de la consulta, y al Pacto Histórico, mediante los liberales que ya están en el proceso. Sea cual sea el camino, el partido Liberal tiene 2 millones de votos en cada elección, como mínimo, y una maquinaria necesaria para llegar a la presidencia en segunda vuelta.


De estas cinco opciones, más la decisión que tomen Vargas Lleras y Gaviria, saldrá el hombre -porque las mujeres se cuentan con los dedos de una mano- que gobierne a Colombia por los próximos cuatro años. Que entren los electores y electoras, y escojan.



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