Por: Redacción Pares

El 2 de octubre de 1989 el obispo Jesús Emilio Monsalve, quien desde el púlpito había rechazado constantemente el accionar violento del ELN en Arauca, fue asesinado por ordenes de Pablito, actual comandante del Domingo Laín y de todo el Bloque Oriental del ELN y principal responsable de la ola de horror que sacude el Catatumbo y que ha dejado más de un centenar de muertos y 21 mil desplazados, apiñados en las gradas del estadio General Santander de Cúcuta. Otro obispo, Isaías Duarte Cancino, sería asesinado a comienzos de este siglo en una operación ordenada por las FARC. Su pecado fue oponerse a la violencia.
Fieles a su vocación y sin importar el enemigo, la Conferencia Episcopal de Colombia se ha manifestado en este comunicado contra los graves hechos que han convertido, desde el pasado 16 de enero, al Catatumbo en una zona de guerra. En uno de los apartados se rechaza con contundencia la violencia “La violencia engendra más violencia, genera pérdidas humanas irreparables, siembra más odio, división y pobreza, y trae consecuencias funestas”.
A pesar de este rechazo a la violencia en el Catatumbo, del cual el ELN es el mayor responsable, la Conferencia Episcopal siguen creyendo en que el único camino que queda al final de una confrontación es buscar una salida negociada al conflicto por eso, en esta carta que leerán a continuación, afirman lo siguiente: “Agradecemos e invitamos a la comunidad internacional y a las organizaciones de cooperación a redoblar sus esfuerzos en el acompañamiento hacia una paz estable y duradera en Colombia. En medio del dolor y de la incertidumbre, afirmamos que la paz es posible”.
El gobierno nacional y el Comando Central del ELN se disponían a reanudar los diálogos en Caracas. La ofensiva comandada por alias Pablito en el Catatumbo hizo que el presidente Gustavo Petro decidiera suspender los diálogos.
Esta es la carta completa:
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