Hace unas semanas Donald Trump fue ovacionado en el parlamento israelita. Incluso figuras de la derecha latinoamericana como el ex presidente Álvaro Uribe Vélez pidieron al comité noruego tenerlo en cuenta para darle el Nobel de la paz. Lo que había conseguido en la Franja de Gaza era histórico. Los rehenes de Hamás habían sido liberados mientras los presos políticos palestinos eran devueltos a su país. En la euforia de elogios Trump incluso pidió a la Corte Penal Internacional que hicieran caer la orden de detención que pesa sobre él.
Unos cuantos días después el caos sigue siendo la norma en Gaza. El caos producido por los ataques incesantes de Israel. Este fin de semana otra vez hubo un infierno del lado palestino. Israel anunció la reanudación de los ataques a Gaza por un supuesto incumplimiento del cese al fuego por parte de los palestinos. Un medio israelita llamado Yediot Ardonot afirmó que en las últimas 48 horas se han realizado por los menos 10 ataques al sur de Gaza. Israel ha dado como excusa un supuesto ataque de Hamás en la ciudad de Rafah a unidades terrestres israelitas algo que esta organización ha desmentido ya que Rafah se encuentra en total control israelí. Hamás ha escrito en las últimas cuarenta y ocho horas varios comunicados reafirmando su compromiso con la paz. Además advirtió al mundo que la masacre de palestinos se había reiniciado con un saldo de más de cuarenta personas asesinadas.
Otra denuncia de Hamás es la de que, a pesar de los acuerdos, sólo se ha dejado pasar el 7.1% de la ayuda que debe recibir Palestina quien sufre un bloqueo desde hace décadas. Se necesita alimento urgente y combustible. La población palestina, sobre todo sus niños, necesitan ser alimentados con urgencia. Israel no ha escondido sus ataques y hay comunicaciones públicas en donde se afirma lo siguiente: “Mando Sur atacó, en las últimas horas, decenas de objetivos de Hamás en la Franja de Gaza utilizando aviones de combate, aeronaves de la Fuerza Aérea y artillería tras una violación del acuerdo de alto el fuego ocurrida hoy”.
La paz prometida por Trump y con la que buscó de manera directa, casi descarada, el Nobel de paz que le diera legitimidad, está resultando tan frágil como el celofán. En Gaza hay incertidumbre y se teme que la carnicería se prolongue de manera indefinida. Hamas aún no encuentra las condiciones necesarias para cumplir uno de los puntos que se exige en el acuerdo: el desarme total de su estructura militar.