
Alvaro Uribe tuvo un intenso fin de semana. Estuvo en Medellín y visitó el tradicional barrio de Buenos Aires. Con sigilo entró a misa, cuando esta había empezado. Intentó no llamar la atención pero apenas los asistentes a la ceremonia, la mayoría personas mayores de sesenta años, se levantaron de sus asientos a aplaudir, interrumpiendo la liturgia. Después de asistir a la eucaristía Uribe buscó una tienda del barrio, pidió un café y un buñuelo y mientras se lo comía comenzó a hablar con los vecinos que en ese momento tomaban cerveza sobre Juan Guillermo Monsalve, considerado el testigo estrella en su juicio. El ex paramilitar habló los días 27 y 28 de febrero y volvió a señalar que Uribe estuvo implicado en la creación del Bloque Metro de las AUC que nació en su hacienda familiar, Las Guacharacas.
En ese recorrido por las cárceles Cepeda encontró el testimonio de Juan Guillermo Monsalve, hijo del capataz de la finca Las Guacharacas y que poco después se transformaría en uno de los paramilitares que conformaron el Bloque Metro. La defensa de Uribe lleva años intentando desmentir esas versiones. Incluso han puesto en duda que Monsalve hubiera sido parte de algún bloque paramilitar. Tanto en la tienda en Buenos Aires, como a través de su cuenta de la red social X, en donde se supo despachar, Uribe puso en duda hasta la versión del reloj que, a través de su ex esposa Deyanira Gómez, recibió en la celda Monsalve. Uribe además criticó los supuestos beneficios que ha recibido el exparamilitar desde que se convirtió en testigo en su contra Monsalve ha disfrutado de lujos y de comodidades en una casa fiscal de la cárcel. Ese beneficio se lo dio el magistrado Barceló”