Son 168 víctimas de violencia político-electoral las que se registraron desde el 8 de marzo hasta el 9 de diciembre del 2025. Así lo reportamos en este informe, el cuarto que se entrega este año sobre Violencia política electoral. Uno de los indicadores que más preocupa son los nueve asesinatos que ocurrieron desde que inició el calendario electoral, cinco de ellos ocurrieron en el periodo comprendido en este informe. Durante este periodo se registraron 16 asesinatos y 12 atentados a líderes políticos.
En relación con el informe anterior, correspondiente a los siete (7) primeros meses del calendario electoral (8 de marzo de 2025 – 9 de octubre de 2025), el cual registró 139 víctimas asociadas en 109 hechos, se dio un incremento del 20 % en el número de hechos registrados (29 hechos más, registrados en este periodo de informe) y del 17 % en el número de víctimas contabilizadas, 29 víctimas más registradas en este periodo de informe).
De los 138 hechos registrados, setenta y tres (73) correspondieron a amenazas, lo que equivale al 53,2% del total; cuarenta y cinco (45) fueron atentados, que representa el 32,1%; diez y seis (16) homicidios equivalentes al 11,6% y cuatro (4) secuestros que constituyen el 2,9 % del total de los hechos registrados.
El Cauca sigue siendo el departamento marcado por la guerra y en este periodo analizado también queda marcado como uno de los lugares más difíciles y peligrosos para hacer política. En el presente informe Pares alerta sobre la necesidad de garantizar el ejercicio político y democrático de todos los actores participes en los próximos comicios. Especialmente en las zonas del país en donde se han registrado el mayor número de hechos de violencia político- electoral. Para ello, es clave la articulación de las distintas entidades e instituciones involucradas: Policía Nacional, Unidad Nacional de Protección (UNP), partidos políticos, candidatos y candidatas, entidades locales y regionales, entre otras. La calidad de la democracia también implica el reconocimiento y legitimación de las divergencias ideológicas, sin apelar a discursos estigmatizantes que conduzcan a la eliminación del contrario.



