
En el corregimiento de Puerto Vega (Puerto Asís, Putumayo), la instalación de un purificador de agua en la institución educativa no es un detalle logístico: es un hito en la ruta de descarbonización del Amazonas que venimos impulsando en el territorio. En contextos rurales, donde la energía limpia, el agua segura y la gobernanza comunitaria deben caminar juntas, esta dotación mejora la salud, refuerza la permanencia escolar y crea condiciones para que otras soluciones de la Transición Energética Justa arraiguen y se sostengan en el tiempo. La propia ficha del proyecto parte de un diagnóstico concreto: la escuela carecía de un sistema en buen estado para potabilizar el agua, exponiendo a niñas, niños y docentes a enfermedades gastrointestinales y a interrupciones de la jornada académica.
El impacto inmediato es medible en bienestar: con agua potable en el restaurante escolar y puntos de consumo, disminuyen los episodios de diarrea y otras infecciones; se reducen inasistencias por enfermedad; se estabilizan los horarios de clase. El documento del proyecto destaca explícitamente que garantizar agua segura reduce enfermedades transmitidas por agua contaminada y eleva los niveles de higiene y bienestar para la comunidad educativa. En términos de resultados educativos, más días de clase aprovechados significan mejores aprendizajes y menos brechas para estudiantes que ya enfrentan largas distancias y transporte fluvial.
Hay, además, un efecto de confianza institucional. En territorios donde la prestación de servicios es intermitente, el acceso continuo a agua segura envía un mensaje potente: la escuela es un espacio cuidado y confiable. Eso incide en la decisión cotidiana de las familias de enviar a sus hijos, en la motivación del personal docente y en la capacidad de la comunidad para organizar actividades pedagógicas y alimentarias sin sobresaltos. El proyecto no se limita a “instalar y ya”: contempla actividades de sensibilización para integrar el cuidado del agua al currículo y a las prácticas familiares, multiplicando el alcance más allá del aula.
¿Por qué esto también es transición energética? Porque la TEJ no consiste solo en paneles o lanchas solares; requiere capacidad instalada (conocimiento, hábitos, organización) para operar tecnologías limpias sin depender de combustibles fósiles ni de asistencia externa permanente. Una escuela con agua segura puede sostener mejor su alimentación escolar, sus horarios extendidos y su componente técnico—incluida la formación para operar embarcaciones solares escolares, talleres de mantenimiento o viveros fotovoltaicos—sin pausas por alertas sanitarias. En términos de “energía social”, el purificador reduce la tensión de crisis recurrentes y libera tiempo de docentes y cuidadores para actividades productivas y educativas ligadas a la transición.En el plano comunitario, la implementación activó redes locales: directivos, docentes, familias y aliados del proyecto de descarbonización se coordinaron para la recepción del equipo, su puesta a punto y la definición de responsables de uso y
mantenimiento. Esa gobernanza cotidiana—actas, checklists, roles—es la misma que exige la operación de microrredes solares o de una lancha eléctrica: procedimientos claros, responsables rotativos y cultura de cuidado. Convertir el acceso al agua en un ejercicio de corresponsabilidad acelera el aprendizaje organizativo que después se traduce en mejores indicadores para las tecnologías energéticas.
El caso de Puerto Vega confirma algo que suele pasar desapercibido: la transición energética empieza por lo básico. Con agua segura, la escuela estabiliza su servicio educativo, protege la salud y legitima su papel como centro de gestión comunitaria. Ese “suelo fértil” permite que los siguientes pasos—lanchas solares para transporte escolar, iluminación eficiente, sistemas fotovoltaicos para refrigeración de alimentos—no sean “proyectos sueltos”, sino parte de una ruta integral de descarbonización que mejora la calidad de vida y fortalece la autonomía territorial. En Puerto Vega, un purificador es mucho más que un filtro: es un habilitador de la transición justa y de la paz cotidiana en la escuela y el barrio.