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El reclutamiento de menores: una herida a la que le queda mucho por sanar

Por: Laura Cano Periodista – Pares


El reclutamiento de niños, niñas y adolescentes ha sido una de las tantas formas de victimización que no ha cesado en el país. Para el 2020, según la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico), se reportaron 79 eventos de conflicto armado en los que 222 personas de esta población fueron víctimas de reclutamiento y vinculación a grupos armados ilegales. Antioquia, Chocó y Nariño fueron los departamentos donde más de estos hechos se reportaron.


El panorama actual, como de los años más críticos de conflicto armado, ha llevado a que sean múltiples las acciones que se adelanten con el propósito de poner sobre la mesa este tema desde la necesidad de justicia y reparación para quienes han sido víctimas de estos hechos, tanto los implicados directos (en este caso niños, niñas y adolescentes) como los familiares de estas personas victimizadas.


En este sentido, se realizó recientemente el foro “Infancia Reclutada”, en donde expertos y víctimas del conflicto armado detallaron las prácticas sistemáticas del reclutamiento infantil: una estrategia que tanto guerrillas como grupos paramilitares utilizaron para fortalecer su accionar y robustecer sus filas.


En el encuentro se lograron establecer varios de los contextos que durante años han permeado esta práctica. Por ejemplo, desde el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP), se argumentó que el reclutamiento no ha sido un caso aislado dentro del accionar, por ejemplo, de las FARC-EP, sino que la sistematicidad en estos hechos y los repertorios que llevaban a cabo para realizar esta acción evidenciaban que esta victimización se había convertido, casi, en una política en medio de la confrontación con otros actores armados.


En el marco del foro se afirmó que se utilizaban distintos discursos para llevar a cabo esta práctica victimizante. Entre esos estaban las llamadas “cuotas familiares” y el enamoramiento. Además, como se señaló una vez al interior de la guerrilla, presuntamente, cada menor era analizado para después ubicarlo en alguna facción, bien fuera la parte logística o los temas de combate. Asimismo, según se señaló, muchos de los menores habrían sido utilizados, en medio de los combates, poniéndoles en la primera fila para que, a través de sus gritos, hicieran retroceder a la fuerza pública. A eso se suman otros aspectos, como que los menores eran vistos como un ahorro, pues pensar en reclutar a un adulto implicaba más costos y menor posibilidad de maleabilidad.


Hay que señalar que este informe se realizó por un equipo interdisciplinario del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP) y será presentado, en octubre, a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y a la Comisión de la Verdad. Esto con el fin de promover la justicia para las víctimas de estos hechos, pues, como afirmaron, la justicia ordinaria solo ha emitido 10 sentencias en los últimos 30 años. Sin embargo, según la JEP, se calcula que hay 18.000 víctimas de reclutamiento forzado, solo en el caso de las FARC-EP. Adicionalmente, se calcula que esta práctica dejó unas 1.050 víctimas que, cuando fueron reclutadas, eran menores de 15 años.


Para la elaboración de este informe se realizaron más de 700 entrevistas a víctimas en 19 departamentos de Colombia. El 67% de estas personas afirmaron que fueron víctimas de reclutamiento por parte de las FARC-EP cuando tenían menos de 15 años. Entre este porcentaje, el 34% eran niños y el 33% eran niñas. En el caso de las menores reclutadas, se señala que eran utilizadas otras prácticas relacionadas con la violencia reproductiva, entre la que se ejecutaban acciones como anticoncepción forzada, estrerilización forzada, embarazo forzado, maternidades forzadas y abortos forzados.


Como se mencionó más arriba, estos hechos victimizantes continúan aún después de la firma del Acuerdo de Paz y de la salida de las FARC-EP como actor armado. Niños, niñas y adolescentes de las zonas más afectadas por la violencia en Colombia se encuentran en un panorama de derechos humanos crítico, pues además de verse expuestos a este tipo de victimización, se deben enfrentar a otro tipo de realidades como las minas antipersonales, los confinamientos, los enfrentamientos armados y, en general, a un panorama que evidencia la ausencia de oportunidades y protección para las y los menores.


Puedes ver el foro completo aquí

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