
A pesar de los escándalos que han acompañado su vida, sobre todo en los últimos años, Armando Benedetti vuelve a ocupar los titulares de la coyuntura política al confirmarse que tendrá nuevo cargo en el gobierno: será nuevo jefe de despacho del presidente Petro. Después de una reunión en la mañana de este martes 4 de febrero se oficializó el cargo. Con esto cumple su objetivo, el mismo que tuvo antes que la revista Semana revelara los audios en donde está insultando a Laura Sarabia: el de convertirse en un superministro con suficiente capacidad de manejo dentro del gabinete. Es decir, ahora si tendrá el poder que creía merecer.
Para Alejandro Chalá, investigador de la línea de Democracia de la fundación Paz y Reconciliación, este nombramiento significa lo siguiente: “La llegada de Benedetti confirma que él se salió con la suya, y es un cargo que él siempre deseó, el de ser un superministro, capaz de articular bajo su propio manto las principales iniciativas en el gabinete, llegaría a organizar a todo un bloque de ministro y de directores que hacen parte de este gabinete y que han estado desconectado en los últimos meses, es un papel que iba a cumplir Juan Fernando Cristo pero no lo logró. Llega con el rol de ser superministro y con premisas claras, es que hay un sector del gabinete que no está de acuerdo con este nombramiento. Esto ya se notó cuando fue nombrado asesor. Hay que esperar las reacciones de este sector que no estuvieron de acuerdo con este nombramiento, como Gustavo Bolívar que siempre se opuso”.
Hijo de Armando Benedetti Jimeno, ministro de comunicaciones de Samper, arrancó como periodista en el recordado noticiero QAP, estuvo en el sector privado y de ahí se lanzó de una a la política de la mano de Germán Vargas Lleras. En el 2001 fue Representante a la Cámara sacando más de 31 mil votos. Arrancó su legislatura siendo acérrimo opositor de Alvaro Uribe pero de la noche a la mañana se cambió de piel y se convirtió en el uribista más fervoroso. En alguno de sus albumes deben estar fotos con Uribe, compartiendo momentos en paseos, cenas, espacios más allá de la política.
En el 2018 coqueteó de nuevo con su primer mentos, Germán Vargas Lleras, quedó en la estacada, desobedecieron -junto con Roy Barreras- los mandatos del partido de la U que buscaban respaldar al entonces presidente Iván Duque y deciden irse al Pacto Histórico. Petro necesitaba, después de lo que le había pasado en las elecciones presidenciales del 2018, romper el cerco de los 8 millones de votos y ampliarlos. Convencer a otros sectores lejanos de la izquierda. Tenía dos operadores de lujo, Roy y Armando. Pero el segundo se salió de control. El premio por su abnegada tarea en campaña fue ser embajador en Venezuela. La segunda embajada en importancia después de Estados Unidos. En Caracas, era el chacho. Recibía a los empresarios que tenían esperanza en la reactivación económica. Pero sus fiestas se convirtieron en un problema de seguridad nacional, según se lo expresó el gobierno de Maduro al Canciller Leyva quien salió a voz en grito a recordar las aficiones de Benedetti. Luego se filtrarían los audios con Laura Sarabia, se armaría el zafarrancho y saldría de la embajada de Venezuela, duró un tiempo en el ostracismo y rápidamente el presidente lo colocó en la FAO a pesar de que un sector grande del petrismo ve en Benedetti al mismísimo ángel del infierno.