Las cartas que le quedan a Uribe y a la derecha para torcer el rumbo que ha tomado la campaña electoral

La campaña presidencial tomó un rumbo inesperado en el mes de noviembre. El año empezó con la nube de la incertidumbre sobre la izquierda. Gustavo Petro no ocultó su gran preocupación y en un accidentado consejo de ministros, a principios de febrero, criticó con singular dureza a su equipo de gobierno y señaló que no ganarían las elecciones de 2026 con un candidato de izquierda, que estaban obligados a buscar una candidatura en el centro del espectro político y ordenó la conformación de Frente Amplio para encarar la contienda electoral. La suerte de la izquierda dio tumbos durante ocho meses con candidatos que no lograban un verdadero arrastre en la opinión.

La incertidumbre cedió paso a la ilusión en el mes de noviembre. El primer acontecimiento fue la Consulta del Pacto Histórico, realizada el 26 de octubre, que metió 2.700.000 votos en las urnas y eligió a Iván Cepeda como candidato presidencial. Luego vino el ascenso de Cepeda en las encuestas: en la de Cifras y Conceptos, a principios de noviembre, consiguió el 13% de la intención de voto; en la del Centro Nacional de Consultoría, a mediados del mes, avanzó al 20.9%; y en la de Invamer, a final de mes, pegó un salto y alcanzó el 31.9%.

En cambio, la derecha que arrancó el año con aire de victoria no ha podido consolidar una candidatura. Su antorcha ha cambiado de manos a lo largo del año. En noviembre de 2024 Vicky Dávila fue la sensación. Salió de Semana y se postuló a la presidencia con un aire invencible de outsider. Los sondeos la favorecieron durante varios meses, pero con el paso del tiempo su imagen se fue desgastando. Vino entonces al grave y doloroso atentado a Miguel Uribe Turbay y -por no menos de noventa días- la posta paso a manos de él y su familia. También este liderazgo se diluyó, después de la muerte de Miguel.  En noviembre apareció entonces en el brumoso cielo la figura de Abelardo de la Espriella, un astuto abogado, defensor de mafiosos, hábil en el manejo de redes sociales y con una abultada cartera. Fue recibido con un grande alborozo.

El entusiasmo ha sido, en todo caso, mayor que sus registros. Cifras y Conceptos le dio una intención de voto cercano al 13%, similar a la primera marca de Cepeda; su segundo registro, en la encuesta del Centro Nacional de Consultoría, fue de 14.4%, un avance modesto frente al primero; y en Invamer alcanzó un 18.2% bastante lejano del 32% logrado por Iván Cepeda.

La corriente de centro se ha movido a ritmos diversos a lo largo del año. Sergio Fajardo y Claudia López, encabezaron algunos sondeos de opinión. En la de Invamer, la última del año, Sergio figura con 8.5% en el tercer lugar y Claudia con 4.1% en el quinto puesto. Por la persistencia en los primeros lugares de las encuestas no se les puede descartar como como competidores en las instancias decisorias de primera y segunda vuelta. Así lo muestra Invamer cuando hace una comparación entre los tres primeros y cuando dibuja los escenarios de segunda vuelta.

Iván Cepeda obtiene un 45.6% de intención de voto, Abelardo de la Espriella 25.6% y Sergio 24.9%, en la comparación de los tres punteros; y en escenarios de segunda vuelta Iván Cepeda alcanza un 59% de intención de voto contra un 36% de Abelardo de la Espriella; mientras que Fajardo derrotaría a De la Espriella en segunda vuelta y se acercaría bastante a Iván Cepeda en esa contienda. Esa es la realidad de hoy.

Esa fotografía del momento, mírese por donde se mire, dice que Iván Cepeda derrotaría en todos los escenarios a Abelardo de la Espriella y sería el presidente de Colombia en 2026; dice también, que Sergio Fajardo es el único que le presenta alguna batalla en esa instancia final.

No es exagerado decir que los acontecimientos de noviembre han estremecido a la derecha y han puesto a jugar a Álvaro Uribe Vélez otra vez como árbitro. El expresidente, Ni corto ni perezoso, ha salido al ruedo a decir que la única salvación es una alianza que incluya desde Abelardo de la Espriella hasta Fajardo.

Pero esta carta tiene un bemol. Fajardo dice que Abelardo es impresentable y algo parecido dice Vicky Dávila y también otros candidatos en el amplio espectro de la derecha. Para seguir el consejo de Uribe tendrían que tragarse ese sapo.  Es un milagro que están intentando producir apelando a la exageración y al miedo a la izquierda. Qué Iván Cepeda es hijo de las FARC y se propone destruir la democracia, proclama sin ruborizarse Uribe en una entrevista en la que le dan portada en la revista Semana.

Queda otra posibilidad tan remota como la gran unidad que ha propuesto Uribe: que, en medio de los avatares de la contienda, en estos seis meses, aparezca un nuevo outsider. Pero, al parecer, esa cosecha no es tan abundante en Colombia.

Quizá noviembre haya sido el mes definitivo para la campaña presidencial, pero faltan muchos meses y muchos eventos para comprobar esta hipótesis. Faltan las alianzas de diciembre, la consulta de marzo, las parlamentarias, la primera y la segunda vuelta. En este largo tiempo y en estos eventos, pueden cambiar abruptamente las preferencias electorales.

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León Valencia Director

Director de la Fundación Pares, un centro de pensamiento especializado en investigaciones sobre los conflictos sociales y políticos colombianos. Ha sido columnista de la revista Semana y los diarios El Tiempo y El Colombiano. Dirigió la investigación académica sobre la parapolítica que condujo a uno de los mayores escándalos judiciales del país. Ha escrito diversos libros sobre la realidad nacional, entre los cuales están: «La parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos; «Adiós a la política, bienvenida la guerra»; «Mis años de guerra»; «Con el pucho de la vida»; El regreso del uribismo; «Los clanes políticos que mandan en Colombia» y su más reciente novela «La sombra del presidente». Recibió el Premio Simón Bolívar de periodismo en 2008 en la modalidad “Mejor columna de opinión”.