Las armas iraníes y rusas con las que Venezuela buscaría resistir una invasión de Trump

Este 25 de agosto, más de veinticinco mil caraqueños se enlistaron en plazas públicas para ponerse a disposición del ejército bolivariano, debido a las constantes amenazas que, en los últimos días, ha hecho el gobierno norteamericano de invadir Venezuela y sacar —vivo o muerto— a Nicolás Maduro del palacio de Miraflores, acusado de ser el cabecilla de una supuesta red de narcotraficantes, denominada como el cartel de los soles.

Para el portal Insight Crime, esto se trata de una imprecisión, ya que el cartel de los soles hace referencia es a una cúpula de militares que tienen que ver con corrupción, pero no con narcotráfico. El departamento del tesoro sostiene que Maduro encabeza este cartel, pero, como se ha venido estudiando, esto es una exageración porque este grupo no corresponde a una denominación jerárquica.

El punto es que, militarmente, Venezuela viene reforzándose desde 2008, debido en parte al constante tire y afloje que representaba la relación con el entonces presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez. Allí Chávez buscó soporte en aliados de la revolución bolivariana y los encontró en Irán y Rusia.

Gracias a las negociaciones de Chávez, solo en el año 2008 a Venezuela llegaron 24 aviones Sukhoi Su-30MK2. Estos aviones, de origen sino-ruso, cuentan con uno de los esquemas tecnológicos de combate más fuertes de todos y son considerados una de las herramientas de guerra más poderosas y efectivas en el momento. Alcanzan una velocidad de 2.120 kilómetros por hora. O sea, se demoraría menos de 20 minutos en llegar a Bogotá despegando desde Caracas.  Tienen un costo unitario de 45 millones de dólares y un costo operativo de 75.000 dólares por hora de vuelo. Es decir, 220 millones de pesos por hora de vuelo. Por otro lado, tienen un sistema de neutralización de radares enemigos incorporado, lo que le permite atacar electrónicamente a cualquier aeronave enemiga. Venezuela es el único país en el continente americano que posee este avión. En el año 2015, el gobierno venezolano pagó más de 3 millones de dólares por tres horas de entrenamiento con siete Suckhoi para un desfile militar que nunca se realizó.

Por otro lado, las fuerzas militares bolivarianas tienen en su poder diez ejemplares Fighting Falcon F-16. Estos aviones son las únicas aeronaves de combate estadunidenses que tiene la AMB. Fueron adquiridos en los años 90, pero actualizados con el tiempo. Tienen una velocidad máxima de 800 kilómetros por hora y un alcance máximo de 2.250 kilómetros. El coste unitario actual de esta aeronave se aproxima a los 24 millones de dólares. Además, cada hora de vuelo tiene un costo cercano a los 20.000 dólares. Es decir, 60 millones de pesos por hora de vuelo (un millón de pesos por minuto).

El Hongdu K-8 es el avión de combate más modesto que hay en las filas militares venezolanas. Esta aeronave china tiene un coste unitario de 10 millones de dólares y un costo de funcionamiento que oscila entre los 8.000 dólares por vuelo realizado. El gobierno venezolano tiene en operación 24 aviones de esta familia, de los cuales cuatro han recibido actualizaciones en el sistema de ofensiva electrónico.

La ayuda iraní también ha sido considerable. En 2023, el entonces presidente iraní Ebrahim Raisi aterrizó en Caracas. Su apretón de manos con Nicolás Maduro le dio la vuelta al mundo. No fue el único país de Latinoamérica al que visitó. Fue a los otros dos regímenes de este hemisferio que son catalogados como autocráticos. Los tres gobiernos que más dolor de cabeza le traen a Estados Unidos: Nicaragua, Cuba y Venezuela. La razón de la visita de Raisi era fortalecer esos lazos para “oponernos al imperialismo y al unilaterismo”. En los tres años en los que fue presidente Raisi suscribió 26 convenios con el gobierno de Maduro. La especificación sobre el contenido de estos convenios fue super secreto.

Mucho ha cambiado entre las relaciones de Irán con Latinoamérica desde que Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales de 1998. En ese momento, los persas apenas tenían presencia en solo cinco países del continente, según lo recuerda la DW. Sin embargo, todo cambió en veinte años. Según el Banco Mundial, las exportaciones de Irán hacia Latinoamérica bordearon los 500 millones de dólares. Para ese año ya estaba anclado el canal en español el Hispantv que recibía órdenes desde Teherán y esa nación musulmana había abierto 80 centros culturales en América Latina. Chávez fue una puerta abierta para ese país y lo acercó a la Bolivia de Evo, el Ecuador de Correa y la Nicaragua sandinista. Fueron 16 los encuentros que sostuvo Chávez con el expresidente Ahmadinejad, ocho en Caracas y ocho en Teherán en los primeros siete años de este siglo. Irán fue clave para fortalecer el ejército venezolano. Desde el año 2009, se reporta el envío de drones con tecnología de vanguardia que usa para defender su soberanía el país vecino.

La muerte de Chávez, en 2013, no impidió que la relación fluyera y Maduro ha sabido mantener el intercambio con los sucesivos presidentes. Según el diario La Tercera de Chile, altos funcionarios iraníes tienen casas y terrenos en Venezuela, y el gobierno de Maduro les ha ofrecido asilo político a miembros de la élite iraní en caso de que ocurra alguna crisis interna. En noviembre de 2024, el ministro de la defensa iraní, Aziz Nasirzadeh, visitó el palacio de Miraflores y firmó un acuerdo de cooperación entre el Centro Nacional de Tecnología de Información y la empresa de desarrollo de datos modernos MDC, para ampliar el poder de la data y fortalecer la Inteligencia Artificial. La visita, además, sirvió para establecer una base de desarrollo de drones en la base aérea del Libertador en donde, citando a La Tercera: “Se llevarían a cabo entrenamientos para el personal militar de ese país”.

Los drones iraníes que llegaron a Venezuela son los Ansu-100, los Ansu 600 y el Zamora V1. Según el medio argentino Infobae, la Guardia Revolucionaria de Irán ya contaría con gente establecida en Venezuela.

Desde 1978, Irán se proclamó como una república islámica después de que sacaran a la brava al Sha, cansados de los continuos abusos en los que se convirtió su monarquía, obsesionado con convertir a la brava a Irán en una nación moderna. La respuesta fue la ascensión del implacable Ayatola Jomeiní y, desde hace 47 años, este país vive preso de un régimen absolutamente intolerante con los derechos básicos de las minorías y en el que las mujeres han llevado la peor parte.

Esa ascendencia de Irán en Venezuela, sobre todo, desde el punto de vista militar, podría afectar la frontera con Colombia. El Catatumbo, que vive una crisis humanitaria en estos momentos, es víctima de una ofensiva del ELN. Cualquier fuerza exterior que entrara en este momento a este juego sería devastadora para la región y desataría las alarmas de un histérico gobierno norteamericano. No hay pruebas de presencia iraní en la frontera colombo-venezolana.

Lo único cierto es que, gracias a esa colaboración militar, cultural y económica, Venezuela es el único país de Latinoamérica que cuenta con drones artillados. Sin ser una potencia como China o Rusia, Irán se viene asentando en Latinoamérica desde los albores de este siglo, gracias a las puertas que le abrió Chávez a la nación islámica y que Maduro nunca cerró.

Las próximas semanas serán vitales para saber si la agresión que prometió Trump —y que la extrema derecha colombiana espera que se cumpla, sin tener en cuenta las implicaciones que podría traerle al país —, se concretará o no.