La economía mundial y la vida actual de la humanidad dependen principalmente de combustibles fósiles. El uso intensivo de estos combustibles ha ocasionado el cambio climático, el calentamiento exagerado y exponencial de la tierra. La respuesta a este fenómeno ha sido la puesta en marcha de una transición energética global, cuyo objetivo es sustituir completamente el uso de combustibles fósiles por un nuevo sistema basado en fuentes de energía renovables y sostenibles. Ese es el antídoto para detener las emisiones de gases de efecto invernadero que han puesto a la vida, la humanidad y el planeta mismo en riesgo. Sin embargo, no se trata simplemente de sustituir una tecnología por otra, dicha transición podría ocurrir de muchas maneras. La transición podría, incluso, pasar por encima de culturas, territorios y poblaciones. Por eso hablamos de Transición Energética Justa, para que su desarrollo tenga en cuenta a las poblaciones vulnerables y mejore su calidad de vida. En un país como Colombia, la transición energética representa, además, la oportunidad de superar problemas como la pobreza energética, los costos de energía y la inclusión de territorios y poblaciones. En la columna de hoy, les voy a hablar de uno de los sectores importantes para esta transición: los y las (aunque son aún pocas) técnicos electricistas.
Según cifras del Consejo Nacional de Técnicos Electricistas – CONTE, en Colombia existen 160.000 técnicos matriculados, de los cuales aproximadamente 38.000 están afiliados a alguna de las 42 asociaciones del gremio a nivel nacional, pero, considerando el subregistro, la cifra podría aumentar. Si bien no hay una estimación de cuantos técnicos y técnicas se requieren para la Transición Energética Justa en el país, lo cierto es que estos 160.000 deben jugar un rol determinante, un rol que va mucho más allá de las tareas tradicionales como el mantenimiento de instalaciones eléctricas o la reparación de fallas. En el contexto de la transición energética, se han convertido en agentes claves del cambio en tareas como la instalación de tecnologías renovables, el mantenimiento y operación de redes inteligentes, la incorporación de sistemas de almacenamiento energético, la eficiencia energética en viviendas y empresas, entre otras.
Capacitarlos y vincularlos a proyectos energéticos de diferente escala es fundamental, sin embargo, también es necesario hacer justicia con este gremio. A partir de la existencia del RETIE – reglamento técnico de instalaciones eléctricas expedido por el Ministerio de Minas y Energía de Colombia, que define los requisitos mínimos que deben cumplir las instalaciones eléctricas en todo el territorio nacional y que se expidió por primera vez en 2005, este gremio ha vivido el desmantelamiento de sus opciones profesionales. Sin rigor técnico ni explicación desde la ingeniería, los técnicos electricistas perdieron paulatinamente la posibilidad de desarrollar esquemas constructivos hasta 112,5 KVA, luego hasta 75 KVA, llegando apenas a 7 KVA en 2013. Para quienes no están familiarizados con las unidades y las magnitudes, esto quiere decir que los técnicos electricistas cada vez podían trabajar menos. Es por ello que, a partir de 2013, los técnicos electricistas iniciaron toda una lucha por recuperar su trabajo y tuvieron que pasar 12 años para que en este gobierno pudiéramos hacer justicia con el gremio.
Con la actualización del RETIE, que iniciamos desde 2024, se logró garantizar que los técnicos electricistas de Colombia puedan realizar instalaciones de baja complejidad soportándolas con un sencillo esquema constructivo hasta 15 KVA, una medida sustentada matemáticamente que ahora le permite al gremio jugar el rol determinante que se requiere en el marco de la Transición Energética Justa. Por supuesto, esta actualización también exige que los técnicos adelanten sus debidas actualizaciones, y avancen en formación y capacitación.
Con esta actualización también se logra una reducción de costos en certificaciones sencillas que antes solo se podían obtener con empresas certificadoras. Esto permite que los proyectos de autogeneración con energía limpia que desarrollan comunidades energéticas, juntas de acción comunal, consejos comunitarios, resguardos indígenas, veredas, barrios o grupos de vecinos, podrán ejecutarse con el acompañamiento de este gremio. Se hace justicia con los técnicos electricistas para seguir empujando el cambio energético.



