GUAYEPO III: DESDE EL CARIBE FLORECE LA NUEVA COLOMBIA ENERGÉTICA

Imagen tomada de Enel: Green Power

El parque solar Guayepo III, en etapa de construcción en el Atlántico, se ha convertido en uno de los hitos más significativos de la Transición Energética en Colombia. Su reciente conexión del primer kilovatio-hora al Sistema Interconectado Nacional es más que un acto simbólico: es la prueba de que el país está empezando a materializar a gran escala lo que durante años se planteó en discursos, documentos técnicos y planes gubernamentales. Con un avance de obra cercano al 76 %, una capacidad instalada que rondará los 180 MWac y la instalación de casi medio millón de paneles bifaciales organizados en treinta subcampos, este proyecto no es un experimento, es una infraestructura que puede transformar el panorama eléctrico del Caribe y marcar un precedente a nivel nacional.

Las cifras hablan por sí solas: una producción anual estimada en 548 GWh, suficiente para cubrir las necesidades energéticas de más de 870.000 personas, o más de un millón y medio si se suman las proyecciones conjuntas con el parque Atlántico. La inversión supera los 200 millones de dólares, acompañada de un transformador de 257 toneladas que eleva la tensión para integrar la energía a la red, además, hay más de 1.650 empleos generados en la fase de construcción, con un dato que marca diferencia: casi el 80 % de esos puestos son ocupados por residentes locales.

Lo que representa Guayepo III va más allá de los megavatios. Significa diversificar una matriz que durante décadas ha dependido de fuentes fósiles y de la vulnerabilidad hídrica. Significa también ganar soberanía energética en los territorios azotados por los precios exorbitantes y la instabilidad de un servicio que incluso lleva a la perdida. La escala del proyecto y la solidez técnica son argumentos contundentes, pero también abren interrogantes: ¿será capaz Colombia de garantizar la sostenibilidad de estas operaciones en el largo plazo? ¿están preparados los marcos regulatorios, las instituciones y las comunidades para asumir el reto de mantener proyectos de esta magnitud sin que las promesas se diluyan en el camino?

La dimensión social es quizá el aspecto más revelador. Haber generado empleos locales es un primer paso, pero no basta. Un parque solar no debería ser solo obra civil y números de energía, sino también un motor de formación, transferencia de conocimientos y fortalecimiento de capacidades en las comunidades. La verdadera transición energética justa no ocurre únicamente cuando las cifras de generación se cumplen, sino cuando las poblaciones cercanas pueden decir que también ganaron, que se insertaron en cadenas de valor, que aprovecharon las oportunidades educativas y laborales que se abren con este tipo de inversiones.    

Guayepo III es, en última instancia, una metáfora del momento energético colombiano: hay claridad sobre el rumbo, hay proyectos concretos en marcha, hay beneficios palpables para las comunidades, pero también hay incertidumbres que exigen vigilancia y compromiso. Si este parque logra consolidarse sin sobresaltos, Colombia no solo habrá ganado una central solar más, habrá ganado confianza, reputación y una brújula clara de que el futuro energético debe construirse con sol, con justicia y con inclusión territorial. Ese será el verdadero legado de este proyecto, más allá de los megavatios: demostrar que el país puede transitar a otro modelo energético sin repetir los errores del pasado.         

 

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Lizeth Serrato Contreras

Antropóloga con énfasis en investigación social y método etnográfico, específicamente en la aplicación de técnicas de recolección de información. Diplomado en Patrimonio Cultural y distinción honorífica Cum Laude de la Universidad del Magdalena. Experiencia en la formulación de investigaciones de carácter social y medioambiental. Conocimientos en el área de Transición Energética y experiencia en el trabajo de campo con Comunidades Energéticas.