Aun cuando hay una tentación de simplificar lo complejo esto conduce, con frecuencia, a imprecisiones. Todos estamos hablando del tema pero pocos lo conocemos cabalmente saben del tema. Empezando por los medios de comunicación. Si se enciende un televisor y están pasando el noticiero se quedará la sensación que el sistema de salud colapsó por completo. Se muestran las filas de pacientes esperando por un medicamento. Se dan cifras, se pinta el apocalipsis. Por el otro lado vemos a los simpatizantes del gobierno acusando a Uribe por haber acabado la salud después de promulgar la Ley 100, desconociendo que el principal artífice de la Ley 100 fue César Gaviria.
De la manera más pedagógica posible Gómez da algo que no nos han ofrecido los medios, la preocupación por presentar un contexto, ver cómo era la salud en Colombia antes de 1993, cuando fue promulgada la ley 100. En ese momento el sector privado lo manejaba el Seguro Social, y el público lo hacía Cajanal. El 75% de los colombianos no teníamos cobertura de salud. La gente tenía que pagar su salud de su propio bolsillo y el que no tenía un peso tenía que recurrir a los hospitales de caridad. Hasta la década del noventa esto cambió en coherencia con un movimiento mundial que aspiraba a que la salud fuera un derecho. Se pensó que podríamos preveer proveer este servicio a partir de un sistema de aseguramiento, y por eso nace la ley 100.



