
El 13 de marzo del 2022 Francia Márquez no sólo consolidaba su proyecto político sino que se asomaba como una de las fuerzas alternativas más importantes del país. En la consulta del Pacto Histórico había logrado lo que muchos parecían imposible para una mujer venida del Pacífico profundo, sin una sólida carrera política y llena sólo de ideas y buenas intenciones y no de gamonales o maquinaria, consiguió 785.215 votos. Con este resultado Petro, de cara a la segunda vuelta presidencial, tenía el panorama claro, ella sería su fórmula vicepresidencial. Bastante se había especulado con el nombre que lo acompañaría en las elecciones. Se alcanzó a buscar a alguien del establecimiento con ascendencia progresista como era el caso de María Emma Mejía, pero Francia no suscitaba ningún tipo de rechazo. Su vida era un ejemplo, casi una película de motivación.
Desde los 15 años se dedicó a defender causas ambientales. En su pueblo, La Toma, el río era sagrado y una multinacional minera había querido desviarlo para favorecer sus propios intereses. Francia su opuso y movilizó a su comunidad. Logró, siendo David, poder arrodillar a Goliath. Desde entonces tuvo que soportar presiones de grupos armados, amenazas a las que se opuso con la firmeza que ha sido su marca y que le granjeado admiración y enemistades. Francia pudo movilizar a la gente en el Pacífico para que votaran por una idea de cambio. El trabajo que hizo con grupos de mujeres desde wasap fue ejemplar. El día de las votaciones de consulta personas en pueblos que están alejados de los centros de votación por el agua y el olvido, se movilizaban masivamente en lanchas, en todo lo que flotara.
Su movimiento político se llamaba, hasta el 20 de marzo, Soy porque somos. La primera vez que escuchamos la frase que se constituyó en su partido político fue en julio del 2021. Es que en ese momento se oficializaba que ella sería precandidata del Pacto Histórico. Márquez tomó el micrófono y daría un discurso histórico: “Que viva el pueblo negro, que viva el pueblo indígena, que vivan las mujeres, que vivan los jóvenes, ¡Qué viva Soy porque somos!” La BBC fue de los primeros medios internacionales que se sintieron atraídos hacia este movimiento político. Inmediatamente encontraron sus raíces en la filosofía sudafricana Ubuntu, que, en la interpretación de Márquez, se refiere a “una apuesta de vida que nos enseña a vernos y construirnos en colectivo. A reconocer que soy tanto ustedes son, que nuestra humanidad está entrelazada con la naturaleza, que somos parte de ella y no dueños”. En algún momento llegamos a creer que Petro sería el primer presidente en tener en cuenta a su vicepresidenta. La creación del ministerio de igualdad materializaba la ilusión de Márquez de no ser simplemente una figura decorativa impuesta por la constitución del 91 y que había tenido efectos negativos con Humberto de la Calle y Samper, ornamentales como Gustavo Bell en tiempos de Pastrana, o focos de odio como sucedió con Martha Lucía Ramírez en el pasado gobierno de Duque. Un ejemplo de cómo presidente y vice pudieron trabajar con eficacia sucedió durante los primeros cuatro años de Juan Manuel Santos con Vargas Lleras, al final la relación igual se rompió.
La relación Francia Márquez-Petro se rompió casi que desde el inicio del gobierno. Parecían que ambos tuvieran intenciones y objetivos muy distintos. Francia, por su determinación, empezó a ganarse el adjetivo de “complicada” y además la poca ejecución de la que hacía gala su ministerio de la igualdad terminaron jugándole una mala pasada. En el famoso consejo de ministros televisado de comienzos de febrero no le tembló la voz para criticar en público a Armando Benedetti lo que terminó de romper lo que venía mal.