La frontera de Colombia y Ecuador es porosa. La selva, los ríos, hacen imposible una demarcación concreta. Esta vastedad ha traído muchos inconvenientes diplomáticos. En marzo del 2008 un bombardeo del gobierno de Uribe que terminó acabando con Raúl Reyes, miembro del secretariado de las FARC, casi desencadena una guerra. El campamento del líder guerrillero estaba en territorio ecuatoriano. Técnicamente no era un ataque a un grupo ilegal sino a la soberanía de un país. Diez años después cinco periodistas ecuatorianos fueron asesinados en la zona de Esmeraldas. Los responsables eran disidentes de las FARC liderados por el temible alias “Guacho”. El pasado viernes 9 de mayo hubo otro episodio devastador. Once militares ecuatorianos que se encontraban haciendo operaciones contra la minería ilegal, fueron asesinados. Los primeros señalamientos apuntaban, como responsables, a los Comandos de la Frontera quienes hacen parte de la Segunda Marquetalia, disidencia de las FARC.



