
Sobre las 10:55 de la noche una explosión levantó a los vecinos de Villa del Rosario. El peaje de este lugar, que es el primero que se ve después de cruzar la frontera con Venezuela, fue volado en mil pedazos. Fue la primera de, por lo menos, diez explosiones que estremecieron la noche y sacaron a más de un cucuteño de la cama. La segunda detonación se escuchó al cabo de unos minutos después. Era el intento por parte de hombres armados de tomarse el CAI de Villa del Rosario que también fue destruido. Este CAI está ubicado en un lugar emblemático, frente al Templo Histórico, las ruinas de la antigua catedral, una de las pocas estructuras que quedó en pie después del devastador terremoto de finales del siglo XIX.
Hasta el momento no se han dado cifras exactas de a cuanto ascienden los destrozos materiales ni si hay pérdidas humanas. Lo que si queda es la resurrección de los malos recuerdos. En Cúcuta el ELN a principios de la década del noventa ejerció control en la ciudad. La respuesta de los grupos paramilitares fue cruel y dejó monumentos al odio como los harto mencionados hornos crematorios de la población de Juan Frío. Pero lo que sucedió en la madrugada de este 20 de febrero no tiene antecedentes. La ciudad estuvo sitiada.