Coser Cremalleras a la Medida del Cambio. (especial consulta 2)

Las cremalleras en las listas de los sectores alternativos no pueden ser blancas, deben ser de colores.De llevarse a cabo la consulta de los sectores alternativos en octubre que, según las recientes 

decisiones del Consejo Nacional Electoral, podría realizarse forma interpartidista y no como un proceso unificado del Pacto Histórico, donde se definiría la candidatura presidencial y el orden de sus listas al Congreso, dichas listas deben representar las diversidades propias del proyecto político del cambio, pues hablar de listas cremallera representa un avance en términos de la participación política y de fortalecimiento de la democracia.No obstante, es insuficiente hablar de paridad sólo en términos binarios, es decir, hombre-mujer, más bien, deberíamos pensar en una cremallera de 

colores a la medida de lo que significa una apuesta política progresista, diversa y transformadora. La figura de la cremallera, en la que se alternan candidaturas de hombres y mujeres en el orden de inscripción, busca superar el problema histórico de que las mujeres, aunque estén presentes en las listas, queden relegadas a los últimos lugares, sin posibilidad real de ser elegidas como ha sido propio de un sistema tradicionalmente masculinizado.

La Ley de Cuotas y las disposiciones posteriores sobre paridad de género en altos cargos directivos fueron conquistas ganadas tras décadas de movilización feminista, y aunque persisten vacíos, ya no les resulta posible inscribir listas sin un mínimo de mujeres. Aun así, estos marcos normativos enfrentan límites como por ejemplo que las cuotas muchas veces se convierten en un ejercicio de relleno que no garantiza ni poder real, ni condiciones seguras para las mujeres.Frente a este punto, el 

reto del Pacto Histórico y de las fuerzas progresistas es lograr consolidar una cremallera que reconozca las diversidades, pues no basta con intercalar a hombres y mujeres que, seguramente, en su mayoría son gentes blancas-cisgénero-heterosexuales. Es necesario que se definan criterios específicos que garanticen la participación efectiva de comunidades históricamente marginadas, pueblos indígenas, comunidades negras, sectores campesinos y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas.

La experiencia del Congreso actual ya mostró que es posible la disposición para la apertura de espacios para la diversidad, que, aunque no todas las curules coinciden con los proyectos alternativos, en 2022 siete congresistas abiertamente LGBTIQ+ ocuparon curules, y la bancada afro pasó de diez a diecisiete integrantes, claro que gran parte de estos resultados es gracias a las circunscripciones especiales de paz y a las listas cerradas paritarias. En ese sentido, hablar de cremalleras de colores a la medida del cambio implica reconocer que los mecanismos y criterios para ubicar las candidaturas deben adaptarse a las realidades de quienes han sido excluidas.El progresismo debe diferenciarse de la política tradicional precisamente en la manera en que se 

establece la participación, haciendo un esfuerzo adicional y desarrollando procesos de formación que le permitan a estas candidaturas fortalecer su liderazgo, incidencia y capacidad de sostener las agendas. La inclusión de mujeres, comunidades afrodescendientes, indígenas, campesinas o personas LGBTIQ+ en las listas no es un favor y debe entenderse como una apuesta política de fondo, resaltando que no basta con incluirles en la lista si no tendrán recursos, acompañamiento o si se les aísla en medio de dinámicas partidarias discriminatorias. El Pacto Histórico tiene la oportunidad de mostrar que es posible construir criterios claros de inclusión, evitando que el afán electoral les lleve a la improvisación o al oportunismo.

La discusión sobre las listas no puede quedarse sólo en el cumplimiento formal, pues se trata de garantizar que estén a la altura del país diverso que somos. Si se replica la lógica de “llenar por llenar” se traicionaría la esencia misma del proyecto político del cambio.

* Continuando con el objetivo del Especial Consulta, durante el mes de septiembre dedicaré mis columnas de opinión a promover algunas reflexiones sobre la consulta de los sectores progresistas.