
El cargo que obtuvo Alicia Arango en la primera presidencia de Uribe era la de organizarle la agenda al presidente, fue la secretaria privada de la Casa de Nariño. Era el retén que separaba a los funcionarios, a los mandatarios locales y a los congresistas de un presidente que llegó a tener más del 70% de favorabilidad. Al final del segundo mandato de Uribe fue recompensada con la embajada de Colombia en Suiza. Regresaría al país en el 2014 en donde le dio la mano al expresidente para crear su propio partido, el Centro Democrático. Fue presidenta de esa colectividad y después de una extensa reunión en la finca que tiene Fabio Echeverry en Subachoque se determinó que el candidato con el que el Centro Democrático iría en las elecciones del 2018 era Iván Duque, una decisión que sigue cayendo mal dentro de ese partido.
La Cabal no dudó en afirmar que Arango representa más al duquismo. Y es que la relación con el expresidente se ha enfriado. Vicky Dávila, quien busca desmarcarse también de Uribe, encuentra en Arango, una ex purasangre uribista, la mejor herramienta para venderse como una outsider. Esa es la carta que terminaría jugándose la ex directora de Semana.