¡Qué lejanos los días en los que César Gaviria odiaba a Uribe!

Una de las noticias políticas más importantes de la semana es la reunión que sostendrán en Medellín Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria. Definirán una alianza para impedir que la izquierda vuelva a ganar unas elecciones presidenciales. La excusa será un homenaje que se le hará a Gaviria por parte del sector empresarial. Es un poco paradójico que la empresa colombiana le haga un reconocimiento al hombre que diseñó la apertura económica. Previo a esta reunión, hubo dos que se hicieron a través de videollamada en donde se expresaba la preocupación que les genera Petro.

Pocos recuerdan que Uribe tuvo un origen liberal, el tono camandulero del expresidente confunde, pero por allá en los años noventa, antes de ser gobernador de Antioquia, era un senador con algunas propuestas que podrían incluirlo perfectamente en la esfera del progresismo. Pero, después del clima caldeado que dejaron las conversaciones con las FARC en el Caguán durante el gobierno de Pastrana, el país quería un timonazo a la derecha, y Uribe se lo ofreció con habilidad, más que con una completa convicción ideológica. El punto es que por ahí, por el 2008, después de que Uribe moviera sus fichas y decidiera cambiar la constitución para reelegirse, Gaviria resultó siendo uno de los enemigos políticos de Uribe.

Vamos al archivo y descubrimos lo siguiente: en 2008 existía una Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. En una de esas reuniones el tema de conversación era la delicada relación con Ecuador maltrecha por el bombardeo a ese país para asesinar a Raúl Reyes. Gaviria presentó un informe muy bien hecho, en el que hacía unas recomendaciones para una buena convivencia con los vecinos. Uribe simplemente lo desechó.

Gaviria parece muy frío, calculador. La verdad es que no es nada de eso. O bueno, también es eso. Pero la verdad es que es un hombre que explota con facilidad y, cuando sucede, las bases retiemblan. En ese momento, Gaviria no ahorró epítetos contra Uribe. Además de una fuerte crítica por el abandono de sus programas sociales, lo llamó politiquero, clientelista, demagogo y dictador. Es que le dejó claro que no solo buscaba extender un periodo más su presidencia, sino que quería quedarse con el poder a perpetuidad.

Vinieron más oportunidades en donde ambos presidentes se dijeron de todo, pero no hay nada que una más en política que tener un enemigo en común y ese enemigo es el Pacto Histórico. Después de los 2.700.000 votos que sacó la Consulta del Pacto Histórico en tiempo frío, el llamado a cerrar filas de todos los partidos es unánime. Se necesita un plan de unión, si buscan a atajar a Petro. Imaginamos que, además de esta acción, vendrá el llamamiento constante a Washington en donde el furibundo anticomunista Marco Rubio está pendiente para mover sus fichas e intentar seguir desestabilizando a la región con los buques de guerra que siguen apuntando al Caribe. Harán cualquier cosa, hasta unirse, a pesar de que en el fondo no se soportan, con tal de derrotar a Petro.

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