Vi que los principales dirigentes de la derecha, algunos del centro y varios analistas, salieron a decir que la consulta del Pacto Histórico había sido un fracaso. Son reacciones entendibles y legítimas. De eso se trata la política, de minimizar o desconocer los éxitos de los rivales. Pero no creo que estas fuerzas se traguen ese cuento propio y mal guisado.
La consulta fue la primera cita electoral de cuatro que componen la campaña de 2026: consulta interna de partido; consulta entre varios partidos, al lado de las parlamentarias de marzo; primera vuelta presidencial en mayo; y última y definitiva cita en junio. El Pacto Histórico fue el único partido que concurrió a esta primera cita, precisamente porque los demás partidos, o no tenían condiciones para ir a este evento, o pensaban que les iría mal en este reto inicial.
Corriendo todos los riesgos y desafiando mil obstáculos el Pacto se metió en la consulta y le salió bien. Puso en las urnas 2.753.000 votos que son un gran cace para ir a la segunda cita, la consulta de marzo; y son, a la vez, un punto muy alto en la competencia por el senado de la república.
En el esfuerzo por desestimar esta votación los contradictores mezclan peras con manzanas y comparan este resultado sobre candidaturas presidenciales con los datos de Petro en su segunda cita en la pasada campaña, nada que ver; y se tapan los ojos ante el hecho de que la votación para conformar la lista a senado no está tan lejos de los 2.880.254 sufragios que puso el Pacto en 2022 con los cuales sacó 20 senadores.
Las circunstancias del país y la torpeza de la oposición están creando, además, un escenario que favorece al Pacto Histórico. La descertificación, la inclusión de Gustavo Petro y su familia en la lista Clinton y la amenaza de una intervención militar en territorio colombiano, adobadas por el apoyo de la derecha del país a estas injustas, graves y temerarias decisiones de Donal Trump y Marco Rubio, están situando a la izquierda y sus dirigentes en la condición de víctimas y suscitando la solidaridad de muchos sectores del país.
Por otro lado, con suma habilidad, Gustavo Petro y el Pacto Histórico han puesto las reformas sociales como gran tema de la campaña electoral. Mantuvieron en alto estas banderas en las deliberaciones del congreso a la largo de este gobierno y le echaron en la cara la responsabilidad de los fracasos a la oposición.
Ahora, en la manifestación que congregó a miles de personas en la Plaza de Bolívar, a dos días de la consulta, lanzaron la idea de una Asamblea Nacional Constituyente para sacar adelante los cambios sociales que ha negado la oposición y pusieron en manos de un comando de organizaciones de la sociedad civil la movilización social y la elaboración del texto en procura de la constituyente y las reformas sociales. Es un instrumento para mantener viva la discusión pública sobre reformas en un momento en el que la legislatura está muriendo.
Reto enorme el que le espera a la derecha y al centro para nivelar la cancha y ponerse a tono con el éxito del Pacto en la primera cita electoral. Ahora tienen la tarea de agruparse para reducir al máximo el número de aspirantes a la presidencia y organizar las consultas de marzo con el fin de seleccionar candidatos y concurrir unidos a la primera vuelta y con verdaderas opciones de triunfo.
Al mismo tiempo, están obligados a revisar la agenda política para competir con el proyecto de la izquierda afincado en las reformas sociales y en unas banderas internacionales de rechazo a las intervenciones militares y al genocidio y de cara a la protección de las institucionales multilaterales construidas después de la segunda guerra mundial.
No les bastará el discurso de que Petro está loco, que el gobierno es incompetente, desordenado, populista, aliado de la dictadura venezolana y que, con sus provocaciones a Donald Trump, ha metido al país en una encrucijada en las relaciones internacionales y por ello algo de razón le asiste la Casa Blanca al acusar de narcotraficante a Petro.
La derecha dura, en cabeza del Centro Democrático, Vicky Dávila y Abelardo de la Espriella, tiene, desde luego, una posibilidad de competir en primera vuelta y llegar a la segunda, pero está obligada que unirse y a buscar fuerzas en el centro derecha para realizar una consulta de marzo y esto no es nada fácil. Ya de la Espriella y Vicky, operando como outsiders, se están tirando afiladas piedras y la mayoría de los candidatos del centro derecha tienen escrúpulos que los inhiben a la hora de ponerse a la cola de Uribe y de personajes que recién saltaron a la arena política.
En las últimas semanas se ha visto que el centro derecha quiere organizar su propia consulta y en esa tarea se encuentran David Luna, Luis Daniel Oviedo y Mauricio Cárdenas, también la llamada Fuerza de las Regiones que agrupa a importantes dirigentes locales y regionales.
En esas están, igualmente, un amplio ramillete de aspirantes y de lideres de los partidos Liberal, Conservador y Cambio Radical con la esperanza de que puedan competir personajes con la trayectoria de Germán Vargas Lleras. Pero la preocupación principal de los partidos tradicionales son las listas al congreso y la conformación de poderosas bancadas parlamentarias, es lo que han hecho en las elecciones recientes, colocando en un segundo plano sus aspiraciones presidenciales.
La Consulta del Pacto Histórico le mete también una enorme presión al Partido Verde, a Claudia López y a la coalición que encabeza Sergio Fajardo. Estos liderazgos han tenido a lo largo de esta campaña un importante arrastre en la opinión y si organizan una consulta en marzo pueden llevar un candidato o candidata con opción a primera vuelta.
¿Cuál será el camino del Verde? Es una fuerza que en alianza con el grupo de Juan Fernando Cristo puede meter 10 senadores y tiene en su seno una importante corriente afín al Pacto Histórico y otra más inclinada al centro del espectro político y por esta razón afrontará agudas tensiones para definir su preferencia presidencial.
Ahora bien, salir airoso de la primera cita electoral no le garantiza al Pacto Histórico un tránsito exitoso por el resto de los eventos de la campaña. En la consulta de marzo está obligado a mostrar la destreza para crear un frente realmente amplio con fuerzas del centro que le permitan pasar a segunda vuelta; la izquierda sabe de sobra que su sola fuerza no le alcanza para ganar la presidencia, sabe también que la derecha ha logrado generar un gran ambiente anti-petrista que puede capitalizar en segunda vuelta.
También tiene problemas programáticos que debe subsanar. Es preciso que muerda el tema de la seguridad donde la derecha está muy cómoda y que atienda con verdadero compromiso el grave problema de la corrupción.
Petro y el Pacto Histórico pegaron primero, pero el camino para ganar es largo y culebrero.