La devoción de Marco Rubio por Álvaro Uribe podría salirle muy caro

La relación entre Marco Rubio y Álvaro Uribe data de hace veinte años. Mientras Uribe era presidente, Rubio siempre demostró e hizo público el respaldo de sus políticas por más duras que fueran, estaban en sintonía con lo que Rubio, hijo de cubanos crecido en Miami, conocía como el más estricto anticomunismo. En la primera década de este siglo, tanto Brasil, con Lula, como Venezuela, con Hugo Chávez, y Ecuador, con Rafael Correa, abrazaron el socialismo; algunos de manera radical como lo que sucedió con la llamada Revolución Bolivariana. Uribe, para los Estados Unidos, era reconocido, según ellos, como bastión de la democracia en el continente. Su decisión, a la hora de combatir las guerrillas, le granjeó el entusiasmo de jóvenes políticos gringos como Rubio.

Pues esa pasión que Rubio siente por el expresidente, le está costando caro.  El 28 de julio, poco después de que se hiciera oficial la sentencia a Uribe, a 12 años de cárcel por los delitos de fraude procesal, Rubio escribió una carta en la que respaldaba al expresidente con frases como que era víctima “de la instrumentalización del poder judicial por parte de jueces radicales”.

Estas afirmaciones le podrían costar una sanción a Rubio. En una carta firmada por 15 congresistas norteamericanos, como por Jim McGovern, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, o la famosa congresista Alexandria Ocasio Cortez, expresan el rechazo que generaron estas declaraciones y le recuerdan a Rubio que, en un Estado de derecho, como es Colombia “nadie está encima de la ley”. Declaraciones como la de Rubio fueron catalogadas como “un desprecio por la independencia judicial, la soberanía y el Estado de derecho en Colombia”.

Rubio es muy cercano, además, a la oposición más radical en Colombia, y mantiene comunicación no solo con Uribe, sino también con uribistas pura sangre. En la carta donde cuestionan las afirmaciones de Rubio, tienen en cuenta la seriedad con la que afrontó el proceso la juez Sandra Liliana Heredia. Además, recuerdan que este proceso duró trece años y pasó cuatro periodos presidenciales. La carta le pide a Rubio retroceder en sus palabras y reconocer la transparencia del sistema judicial colombiano. “Le solicitamos que cese los ataques contra la independencia del sistema judicial colombiano y que deje claro que la política de los Estados Unidos no exime a nadie, ni siquiera a los expresidentes, del imperio de la ley”.

Rubio fue uno de los elementos más decisivos, como secretario de Estado, para que Trump tomara descertificara a Colombia, más como una decisión política que teniendo en cuenta los resultados concretos. Mientras Trump y Rubio tengan ese poder, el pulgar contra Colombia siempre estará abajo.