
El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Minas y Energía, y el Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (FENOGE), inauguró en el SENA, Regional Guajira, el primer laboratorio eólico del país, consolidando a este departamento como un referente nacional en la formación técnica especializada en energía eólica.
Este espacio permitirá a los aprendices realizar prácticas sobre generación y uso eficiente de energías limpias, gracias a su equipamiento con aerogeneradores didácticos, sistemas de simulación, bancos de trabajo eléctricos y kits de instalación eólica. Se estima que beneficiará a más de 22.800 estudiantes, incluyendo 16.578 en formación complementaria y 6.284 en programas técnicos.
“Estamos convencidos de que este espacio será un escenario de aprendizaje práctico, innovación y transferencia tecnológica, que abrirá nuevas oportunidades para nuestros aprendices, para las comunidades étnicas y para toda la cadena productiva del sector energético”, señaló Claudia Patricia Forero Londoño, directora general del SENA.
El laboratorio también busca impulsar la apropiación tecnológica en comunidades Wayuu, promoviendo una transición energética que respete la diversidad cultural y garantice inclusión territorial. Estas acciones se enmarcan en la política nacional de diversificación de la matriz energética, en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, y en los compromisos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, contribuyendo a la generación de empleos verdes y al fortalecimiento de capacidades para la industrialización limpia.
El ministro de Minas y Energía destacó que esta iniciativa acompaña la puesta en marcha de la primera ronda de adjudicación de proyectos eólicos costa afuera, lo que permitirá diversificar la matriz eléctrica, garantizar estabilidad tarifaria y atraer inversiones estratégicas que fortalezcan la resiliencia del sistema energético nacional.
Esta inauguración representa un paso decisivo hacia la consolidación de una transición energética justa y sostenible, basada en la formación del talento humano y en la inclusión de las comunidades del territorio. Este avance no solo genera oportunidades de empleo y desarrollo local, sino que posiciona a Colombia como un actor clave en la adopción de tecnologías limpias, para la construcción de un futuro energético más resiliente y equitativo.