
Uno de los personajes más importantes del año ha sido el senador Iván Cepeda. Su lucha por la verdad en el juicio que se le sigue a Álvaro Uribe, por presunta manipulación de testigos ha sido histórica. Mientras llega la fecha de la sentencia, 28 de julio, sobre él siguen lloviendo calumnias y hasta persecuciones por parte de algunos de sus contradictores.
A comienzos de este año, el Catatumbo vivió una de sus fases de la guerra más aterradoras. El ELN decidió sacar de este territorio al frente 33 de las FARC. El resultado de esta ofensiva ha dejado 70.000 víctimas, entre desplazados, asesinados y confinados. Iván Cepeda formó parte de algunos miembros de la sociedad civil y de congresistas que se desplazaron hasta la zona a finales de enero de 2025, para apoyar a los que lo estaban perdiendo todo. Además, cada vez que se le interpela, saca a relucir su dolor como colombiano por lo que sucede en esa agitada región.
En febrero de este año, un ciudadano llamado Óscar Armando Díaz Campos interpuso una demanda para que se le diera muerte política al senador del Pacto, acusándolo de ser el “autor intelectual” de la crisis humanitaria que se vive en el Catatumbo. También se le señalaba de participar, supuestamente, en el delito de “concierto para delinquir”. El consejo de Estado revisó los argumentos expuestos y consideró que no había ninguna base para interponer “muerte política” a Cepeda. En algunas partes de la demanda presentada por el señor Díaz Campos se afirmaba lo siguiente: “Por tanto, Iván Cepeda Castro es indigno de ser senador de la república, por traición a la patria por ser cómplice de los atentados al sur y nororiente del país, y por haber creado el frente miliciano de las FARC Manuel Cepeda Vargas, en Bogotá”.
El Consejo de Estado afirmó que no se entregaron las pruebas necesarias para tener en cuenta las afirmaciones de este ciudadano. El padre del senador, Manuel Cepeda Vargas, era congresista de la UP cuando un comando paramilitar, ayudado por algunos oficiales del ejército, lo asesinó en 1994, saliendo de su casa. Cepeda tuvo que exiliarse y, al regresar al país, creó, con otros familiares que han sido víctimas de crímenes de Estado, el MOVICE, uno de los movimientos de víctimas más sólidos e influyentes del país.
Para los seguidores de Álvaro Uribe, la figura de Cepeda despierta los peores instintos, ya que lo ven como el hombre que intentó poner en la cárcel a Uribe, ignorando que el juicio que se le sigue al expresidente fue porque este fue víctima del efecto boomerang, debido a que intentó que a Cepeda lo investigaran por manipulación de testigos ante la Corte Suprema de Justicia y fue, justamente, esta la que encontró material necesario para que se le abriera una investigación a Uribe, quien ha terminado por ser el primer expresidente en la era moderna del país en ser juzgado por la justicia.