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Una democracia secuestrada

Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación


Hace algunos días en Sucre, un líder social me dijo que iba a votar por los Char, quedé perplejo, pues este líder había sido dirigente agrario de izquierda y una de las personas más críticas a lo que él denominaba “la oligarquía”.

Me sorprendió que su voto fuera por una de las familias más tradicionales de la costa, que representa eso que el líder social criticaba. La respuesta a mi pregunta del porqué de esa decisión, fue básica, “mi hija se acaba de graduar de la universidad y no conseguía trabajo, ellos me garantizaron que mi hija iba a trabajar por lo menos un año”.

En las regiones colombianas ese es el ambiente que se vive, un voto secuestrado, en el que para sobrevivir de forma digna, con un trabajo más o menos estable y formal, te debes someter al jefe político de la zona. En muchos municipios y departamentos los únicos trabajos formales los ofrecen las administraciones locales. De tal forma que la oposición es marginada o termina siendo cooptada en este círculo de autoritarismos locales.

La situación es tan dramática que once familias o clanes políticos pueden llegar a controlar el 30 por ciento del Congreso de la República. O en otras palabras, un país de 50 millones de habitantes podría estar en manos de un grupo de familias. Tal vez, hay dos ejemplos, el Clan de los Char y el Clan Gnecco.

El Clan Gnecco logró el control de las gobernaciones del Cesar y La Guajira en 2011, la primera de ellas por medio de Kiko Gómez, quien es familiar de los Gnecco y que además está condenado por tres homicidios y se le investiga por otros tantos, además recibió el apoyo del narcotraficante Marcos Figueroa para ganar la Gobernación. En el Cesar el ganador fue Luis Alberto Monsalvo, el hijo de la Matrona del clan, Cielo Gnecco. La historia de este poder político se liga a la ilegalidad, su poder se construyó a partir de Jorge Gnecco quien se alió con paramilitares y estaba en el negocio de narcotráfico y el contrabando de gasolina. El siguiente es el organigrama del clan para las elecciones del 11 de marzo, donde los colombianos votarán para escoger senadores y representantes.


Su principal apuesta a Senado es José Alfredo Gnecco Zuleta del Partido de la U, fue elegido representante a la Cámara (2010-2014) con 16.783 votos, para 2014 da el salto a Senado y logró el apoyo de 97.741 votos. Tiene investigaciones abiertas por corrupción al sufragante e invasión de tierras. Su otra apuesta a Senado es Didier Lobo Chinchilla, quien aspira por Cambio Radical, tiene investigaciones por temas de contratación cuando fue alcalde de la Jagua de Ibirico. Su tercera apuesta a Senado es el Hijo de Kiko Gómez, Fernando Gómez Bacci, quien aspira por el partido Opción Ciudadana. No se debe olvidar que bajo la administración de Kiko, este le puso miles de votos a José Alfredo Gnecco, ahora se regresa el favor.

A Cámara van Alfredo Ape Cuello, quien ha sido salpicado en el escándalo de Odebrecht y aspira por el Partido Conservador, está Eloy el Chichi Quintero quien aspira por Cambio Radical y también ha estado envuelto en escándalos por la utilización del Sena para hacer política, el otro candidato, esta vez en el Partido Liberal, es Fawzi Muvdi Anillo, hijo del parapolítico Pedro Muvdi. Y por último está Hernando Padauí quien aspira por Cambio Radical y fue socio del fiscal anticorrupción Gustavo Moreno.

El otro caso es el de la familia Char, que ha logrado construir un emporio económico y político: son dueños del Junior de Barranquilla, emisoras radiales, locales comerciales, manejan la Alcaldía de Barranquilla, y participan en empresas de construcción de vías y vivienda. Son el principal respaldo de Vargas Lleras y hasta han tenido ministros debido a su poder. Aspiran a elegir 13 congresistas y Arturo Char aspira a sacar más de 150.000 votos.

El jefe del Clan es Fuad Char, su hijo Alejandro es el actual alcalde de Barranquilla, y su otro hijo uno de los principales senadores de Cambio Radical. En reuniones privadas los Char dicen que para 2022 pondrán candidato presidencial con su apellido, es decir, que a este ritmo Cambio Radical deberá hacer consulta interna entre Néstor Humberto Martínez y unos de los Char, seguramente Alejandro. A continuación se ve el diagrama del clan.


Nota complementaria: La semana pasada escribí sobre el cartel de Odebrecht, y en medio de los casi 15 congresistas que saldrían elegidos a pesar de estar envueltos en el escándalo de corrupción o de ser apoyados por políticos presos por esos hechos, debo agregar dos más que son los herederos de Plinio Olano, quien apoya a Cámara por el Partido Liberal a Rodrigo Rojas y a Ángel Custodio Cabrera al Senado por el Partido de la U. Como se sabe, el actual contralor de Bogotá Juan Carlos Granados también envuelto en este escándalo apoya a David Castillo a Senado por Cambio Radical y lidera toda la lista de Cambio Radical a Cámara de Representantes.

Por todo lo anterior se entiende que para estos clanes la política es un negocio.

Publicada en la Revista Semana


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