Por: Ariel Ávila, subdirector – Pares
Se cumplen varias semanas de protestas universitarias, todo comenzó debido a la visible crisis financiera de las universidades públicas. Desde hace años, las universidades públicas, año a año, reciben menos dinero por estudiante. La mayoría de estas universidades son de primera calidad, en el Top ten siempre está la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la UIS, entre otras. Hoy por hoy, en un país donde el semestre en una Universidad Privada de calidad puede costar 5.000 dólares, la Universidad Pública es la única alternativa para la clase media baja y los pobres. Pero el déficit económico amenaza la supervivencia de la Universidad Pública.
Para muchos analistas, estas protestas tenían poco de novedoso, más allá que durante años estuvieron apagadas. Pero a medida que pasan los días tres cosas son claras. Por un lado, el movimiento estudiantil se ha convertido en la vanguardia de la protesta social, es decir, movimientos indígenas, sindicatos, plataformas políticas han secundado la protesta estudiantil y han armado su estrategia en calle, de acuerdo a los lineamientos del movimiento estudiantil. En segundo lugar, las protestas estudiantiles han dado nacimiento a una serie de liderazgos jóvenes, modernos, con un nuevo lenguaje, con nuevas ideas y sobre todo han logrado impactar gran parte de la opinión pública. Han sobrepasado aquel nicho que siempre impactaba la protesta social, han ido un poco más allá.
En tercer lugar, el movimiento estudiantil ha sabido acoger como propias una serie de reivindicaciones sociales que no tenían una cabeza visible. Las marchas contra la ley de financiamiento, por el cumplimiento del acuerdo de paz, y por la equidad social. Todas estas reivindicaciones han encontrado en los estudiantes una vocería excepcional.
Pero hay más. Los estudiantes han tenido una creatividad única a la hora de escalar su protesta social. Dos ejemplos son buenos. En primer lugar, esta vez las marchas no fueron hacia la Plaza de Bolívar, ubicada en el centro de la ciudad y donde su impacto era menor. Los estudiantes decidieron marchar hacia el norte de la ciudad, hacia la calle 100 y lograron colapsar la movilidad de Bogotá, querían que su grito se sintiera en todo el país y lo lograron. En segundo lugar, con una coordinación increíble han sacado marchas multitudinarias en todo el país. Han obligado al gobierno a dialogar con ellos y encontrar soluciones conjuntas al presupuesto de las Universidades.
El Gobierno Nacional está jugando al desgaste ya sea por la amenaza de cancelación del semestre universitario o por la llegada de las festividades navideñas. Pero lo que no han entendido es que esta ya no es una protesta estudiantil más, o unas marchas de estudiantes comunes. No, esta vez es diferente. Hoy el movimiento estudiantil es el nuevo actor político relevante del país y en los próximos años nacerán muchos liderazgos de él. Pero todo esto le cuesta entenderlo a analistas, políticos y sobre todo al gobierno nacional. En el 2019 la oposición en las calles será bastante fuerte y para ese momento los estudiantes cumplirán su objetivo, movilizar sectores indígenas, campesinos y sindicatos, en últimas movilizar grandes masas del país.
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