Por: Daniela Quintero. Redacción Pares
El presidente Iván Duque se posesionó el 7 de agosto de 2018 con un poco más del 50% de aprobación por parte de la ciudadanía. Sin embargo, ese respaldo duró poco. A casi un año de gobierno, nuevamente va en picada y el 63% de la población colombiana lo desaprueba.
El jueves se conoció en medios de comunicación la más reciente encuesta de la firma YanHaas en la cual se le preguntó a los ciudadanos y ciudadanas si aprobaban la gestión de este gobierno, del presidente, y si veían por buen camino el país, entre otras.
La muestra, con un nivel de confianza del 95%, arrojó que además de que la población desaprueba la labor de Duque durante estos casi once (11) meses, tampoco le va muy bien a su gabinete: el 68% no está de acuerdo con la gestión.
Tropiezos de Duque en el Congreso
Duque radicó varios proyectos en el Congreso de la República, sin embargo, el único aprobado que sonó con fuerza fue el de la ley para modernizar el sector de las tecnologías y comunicaciones a nivel nacional.
Otros proyectos fueron avalados, otros archivados, pero los tres que estaban en la mira de la opinión pública y líderes políticos: la Reforma Política, la Ley Anticorrupción y la Ley de Procedimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), le jugaron una mala pasada al presidente.
De acuerdo con el investigador Isaac Morales de la Fundación Paz y Reconciliación-Pares, dicha reforma resultaba ser “una colcha de retazos”, puesto que, los partidos y el gobierno empezaron a modificar el texto original en los debates que alcanzaron a realizarse hasta el 7 de mayo cuando fue retirado por la ministra del interior Nancy Patricia Gutiérrez.
Gutiérrez hundió la propuesta para prevenir el ornitorrinco que hubiera salido del Congreso, y en ese sentido, confirmó que el 20 de julio, cuando inicia la nueva legislatura el gobierno presentará un nuevo proyecto de reforma.
Por otro lado, Duque se comprometió a sacar vía Congreso la Ley Anticorrupción, que no alcanzó los votos en consulta popular, y tampoco logró cumplir con su promesa. Por un extraño enredo la conciliación del texto final en ambas cámaras no se realizó el miércoles y fue archivado.
Para salvarlas en este periodo tuvo que haber convocado a sesiones extras, sin embargo, decidió que para la próxima legislatura va a presentar un nuevo proyecto contra los corruptos, según contó a la prensa.
En cuanto a la Ley de Procedimiento, a la cual realizó seis (6) objeciones y envió al Congreso para que fueran nuevamente discutidas, tampoco salió victorioso. Luego de tantos traspiés, y el enredo por el conteo de votos en ambas cámaras, la Corte Constitucional definió que sí habían sido negadas las objeciones de Duque, por consiguiente, tuvo que firmarlas y aceptar la decisión del máximo tribunal.
Las estrategias que le borraron el norte al Presidente
Según el subdirector de Pares, Ariel Ávila, lo que sucede es que Duque cayó mucho en las encuestas en noviembre, allí llegó a su punto más bajo y por lo tanto planteó una estrategia basada en dos cosas. Por un lado, la guerra con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que al principio le sirvió tras el ataque terrorista a la Escuela de Cadetes; y la segunda, fue la propuesta por la salida negociada en Venezuela, pero ambos proyectos le fracasaron.
“Las personas se dieron cuenta que su promesa de Venezuela y de dar golpes al ELN no se dio, entonces ahora está en el mismo punto que en noviembre. Un gobierno con una situación económica no muy viable, una reforma tributaria que no salió muy bien y sus dos grandes apuestas que hizo en noviembre fracasaron”, aseguró Ávila.
Entonces surgen tres inquietudes: 1. ¿Cuál será la estrategia para levantar al gobierno de esta imagen tan desfavorable?; 2. ¿Qué va a pasar el 20 de julio en el Congreso con el tema de las mayorías? Si van a tener coalición de gobierno o no; y 3. ¿Cuál es el ambiente dentro del Centro Democrático?, para saber con qué tanto respaldo cuenta Duque.
“Pero en general es eso, su gran apuesta de noviembre fracasó”, apuntó el analista.
La revista inglesa The Economist realizó un artículo sobre la gestión del gobierno de Duque y una de sus conclusiones se trató de la relación que mantiene con su mentor Álvaro Uribe Vélez, y en ese sentido, le recomendó alejarse del expresidente y actual senador para darle un enfoque original a sus políticas.
De todas manera, para el analista, Duque no tiene como separarse de Uribe. Si Duque decide romper relaciones con Uribe ningún congresista del Centro Democrático se iría con él. Además, ni los sectores de centro lo van a recibir, ni se va a llevar a nadie del Centro Democrático, entonces no tiene cómo hacerlo.
“El gran problema de Duque estos meses es que su gobierno no tiene un horizonte. ¿Qué es economía naranja?, nadie sabe; su proyecto anticorrupción fracasó; su tema de destruir la paz fracasó. Sin capital político, sin horizonte, sin congreso y sin encuestas”, así es el panorama, concluyó Ávila.
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