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«Un día mi hija se fue a estudiar y nunca volvió»

Por: Redacción Pares


Este fin de semana, Asofavida entregó un informe a la Comisión de la Verdad que documenta 71 casos de desaparición forzada en el departamento de Arauca. Bocotá es una mujer indígena que se levanta todas las mañanas con la incertidumbre de no saber qué pasó con su pequeña hija de 11 años. “Un día se fue a estudiar y nunca volvió”, cuenta entre lágrimas y con un dolor que su entrecorta sus palabras. Hoy, la sigue buscando, sabe que ya no está en cuerpo presente, pero asegura que su alma sigue viva, que “se convirtió en semilla” y que vivirá por siempre.


Este testimonio hace parte de la Asociación de Familias de Desaparecidos por la Defensa de la Vida, los Derechos Humanos, la Paz, la Convivencia y la Reconciliación en el Sarare (Asofavida). Ellas y muchas más mujeres, algunos hombres también, han dedicado la mayor parte de su vida a buscar a un ser querido desaparecido en el departamento de Arauca.


La búsqueda de las personas desaparecidas ha sido liderada, principalmente, por los familiares, quienes durante más de cuatro décadas han luchado por el reconocimiento de sus derechos y han exigido respuestas frente a dos preguntas claves: qué pasó y dónde están sus seres queridos.

En el documento se evidencia la afectación desproporcionada que tiene la desaparición forzada en las mujeres. Pues si bien el 92% de los desaparecidos en la región son hombres, es la mujer quien carga el dolor y se entrega en cuerpo y alma a la tarea de la búsqueda, ya sea de un hijo, un esposo, un hermano o un padre.

Tres casos de desaparición forzada en Arauca ocurrieron en 2018, lo que significa la continuidad del conflicto en la región. Además, que los 71 casos documentados evidencian responsabilidad de todos los actores, Farc, ELN, Paramilitares y Fuerza Pública. La desaparición quebranta para siempre la vida de sus familiares, a quienes somete a una tortura emocional y los mantiene en incertidumbre permanente. La desaparición afecta las dinámicas de su comunidad y al conjunto de la sociedad colombiana.

Precisamente Arauca es uno de los departamentos más afectados por este flagelo. Grupos armados de toda naturaleza se han ensañado con esta región rica en recursos naturales pero que según sus habitantes “no ha tenido un minuto de paz”.

“Nosotros Somos un instrumento de paz. Queremos saber qué pasó con nuestros desaparecidos y por qué ya no están con nosotros. Ellos nos dan fuerza para seguir con este trabajo y esta búsqueda”, aseguró Gladys Yolanda Montes, representante de Asofavida y una de las autoras del informe.

Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, resaltó la voluntad de Asofavida por la incansable búsqueda de sus seres queridos y también por luchas por la paz y la reconciliación en su región. “Gracias por ayudarnos en este proceso de la Comisión. Ustedes son ejemplo de valentía y de perdón, dijeron que pondrían poemas en las tumbas de sus enemigos. Ustedes demuestran que en Colombia podemos reconciliarnos”, dijo.


¿Cuántas personas desaparecidas hay en Colombia?


El universo de personas desaparecidas en Colombia aún es desconocido. Las instituciones que han tenido la tarea de llevar registros sobre este hecho manejan datos estadísticos distintos, los cuales responden a sus funciones o mandatos. A esto se suman los subregistros producto del miedo (por amenazas u otras formas de revictimización) que dificultan que familiares realicen el proceso de denuncia.

Sin embargo, una de las fuentes de información que la UBPD considera más incluyentes es la del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, que tiene los siguientes registros: desaparición forzada: 83.036 casos; secuestro: 38.357, de los cuales 333 fueron registrados como personas desaparecidas; reclutamiento de menores: 17.895, de los cuales 154 están reportados como personas desaparecidas. No obstante, el universo podría superar las 120.000 personas.

Tal cantidad de colombianas y colombianos dados por desaparecidos en el contexto del conflicto armado sería equivalente a si fueran desaparecidos todos los habitantes de Rionegro (128.000) en Antioquía o todos los habitantes de la ciudad de Ipiales (123.000) en Nariño.


Esto es una muestra de que la responsabilidad de buscar a las personas dadas por desaparecidas no recae únicamente sobre los familiares, sino en el Estado y la sociedad en general, para dar respuestas y aliviar el sufrimiento de quienes no desisten en su lucha.

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