Por: Línea Gobernanza, Transición Energética y Paz
El enfoque de Transición Energética Justa en Colombia representa un cambio significativo hacia la energía renovable, particularmente en las zonas rurales afectadas por conflictos. Si bien los acuerdos de paz en Colombia no abordan explícitamente la transición energética, su implementación ofrece oportunidades únicas para promover la energía renovable en estas regiones. El gobierno colombiano ha estado trabajando activamente en una hoja de ruta para la transición energética desde 2016, enfatizando la importancia de las fuentes de energía renovables a través de iniciativas como la Ley 2099 de 2021 y Conpes 4075 de 2022. Estos marcos priorizan la diversificación de la matriz energética, centrándose en fuentes de energía renovables no convencionales como la energía solar y eólica, que son particularmente relevantes para las comunidades rurales.
Participación y empoderamiento de la comunidad
Uno de los componentes centrales de la Transición de Energía Justa es el énfasis en el compromiso y el empoderamiento de la comunidad. Programas como Comunidades Energéticas y Distritos Energéticos integran a las comunidades locales en la generación y gestión energética a través de proyectos cooperativos. Este enfoque no solo mejora la participación de la comunidad en la cadena de valor de la electricidad, sino que también promueve la expansión de proyectos de energía solar en áreas rurales donde el acceso a la electricidad es limitado. Al fomentar la participación local, estas iniciativas empoderan a las comunidades, permitiéndoles tomar posesión de sus recursos energéticos y contribuir al desarrollo sostenible.
Desarrollo económico y creación de empleo
La Transición de Energía Justa también tiene como objetivo estimular el desarrollo económico en las zonas rurales mediante la creación de nuevas oportunidades de empleo en el sector de las energías renovables. El Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS) se alinea con este objetivo mediante el desarrollo de economías alternativas en regiones afectadas por conflictos, muchas de las cuales tienen un potencial significativo para proyectos de energía renovable. Al promover soluciones energéticas sostenibles, las comunidades rurales pueden diversificar sus economías y reducir su dependencia de las actividades económicas tradicionales, a menudo perjudiciales. Esta transición no solo mejora las perspectivas económicas, sino que también mejora la calidad de vida general de los residentes.
Iniciativas de Equidad Social y Formación
Un aspecto crítico de la Transición de Energía Justa es su enfoque en la equidad social y la recapacitación de trabajadores de los sectores minero y energético. La iniciativa Capacitación y Reconversión Laboral facilita la transición de estos trabajadores a empleos de energía renovable, asegurando que los beneficios de la transición energética sean inclusivos y accesibles para todos los miembros de la comunidad. Además, los diálogos sociales en las regiones más afectadas por la transición, como La Guajira, garantizan que las voces locales sean escuchadas en el proceso de toma de decisiones. Este enfoque participativo aborda las preocupaciones de equidad social y fomenta un sentido de propiedad comunitaria durante el proceso de transición.
Beneficios a largo plazo y sostenibilidad
Los beneficios a largo plazo de la Transición de Energía Justa para las comunidades rurales en Colombia son multifacéticos. Una mejor acceso a las energías renovables puede conducir a una mayor infraestructura y mejores condiciones de vida, mientras que el enfoque en la sostenibilidad ambiental contribuye a la restauración de los recursos naturales. Además, las iniciativas de empoderamiento comunitario fomentan la participación local en la gestión de la energía, fomentando un sentido de propiedad y participación en el proceso de transición energética. En última instancia, la Transición de Energía Justa no solo aborda las preocupaciones ambientales, sino que también promueve la justicia social, asegurando que las comunidades marginadas se beneficien de los proyectos de energía y tengan voz en la configuración de su futuro.
Específicamente, el acuerdo de Desarrollo Rural Integral busca mejorar la calidad de vida en las zonas afectadas por el conflicto, lo que incluye aspectos como infraestructura, acceso a servicios básicos y desarrollo económico. Este tipo de desarrollo podría involucrar iniciativas de energías limpias y sostenibles a largo plazo, aunque el acuerdo no lo menciona explícitamente.
A nivel nacional, el debate sobre la transición energética en Colombia ha tomado mayor fuerza en años posteriores al acuerdo, en el contexto de los esfuerzos por la reparación ambiental y el desarrollo sostenible, sobre todo en territorios afectados por el conflicto. En ese sentido, si bien los acuerdos de paz no abordan directamente este tema, su implementación abre una oportunidad para considerar el uso de energías renovables y el impulso hacia una transición energética en las zonas rurales del país.
El enfoque de desarrollo rural integral y la protección de los recursos naturales en las áreas de conflicto permiten abrir el debate sobre el uso de energías renovables y la implementación de proyectos sostenibles. Aunque los acuerdos se centran más en la reparación ambiental y la gestión de territorios, estos elementos sentaron las bases para futuras políticas energéticas y medioambientales. Las políticas ambientales vinculadas a los acuerdos se enfocan también en la restauración de ecosistemas, la gestión del cambio climático y la necesidad de un desarrollo económico más equitativo, que podrían incluir indirectamente componentes de transición energética en la medida que el país avanza en su agenda de sostenibilidad.
El gobierno ha previsto que los proyectos energéticos sean una herramienta para fortalecer la economía popular y comunitaria en las zonas rurales. Se busca que las comunidades energéticas apoyen iniciativas productivas locales que aumenten el valor agregado de productos rurales, como deshidratadores solares o tostadores de café. Esta visión se alinea con la estrategia de reindustrialización rural, que pretende mejorar la productividad de las comunidades rurales mediante la adopción de tecnologías limpias.
Conclusión
La hoja de ruta de la TEJ no solo contempla una transición tecnológica hacia las energías renovables, sino que está profundamente comprometida con la justicia social y la mejora de las condiciones de vida en las comunidades rurales. Los proyectos de energías renovables serán una vía para mejorar el acceso a la energía, reducir la pobreza energética y generar beneficios económicos directos para estas comunidades. El éxito de esta transición dependerá, sin embargo, de la participación activa de las comunidades rurales en el proceso y la transparencia en la implementación de los proyectos.
Referencias
Minenergía. (2023, enero 16). Realizamos la 1.a jornada de diálogo social del 2023 para la construcción de la hoja de ruta de la Transición Energética Justa [Twitter post]. https://www.minenergia.gov.co
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. (2022, noviembre 10). Gobierno Petro anuncia cuáles serán los primeros pasos para la construcción de la hoja de ruta para la Transición Energética Justa en Colombia. https://www.minambiente.gov.co
Infobae. (2022, diciembre). Listos los primeros documentos de la hoja de ruta para la transición energética de Colombia. https://www.infobae.com
ACIEM. (2022). Planeación del proceso de la transición energética justa. Capacitación en energía. https://www.aciem.org
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