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¿Tendrá Jair Bolsonaro la suerte de Donald Trump?

  • Foto del escritor: León Valencia
    León Valencia
  • 2 abr
  • 4 Min. de lectura

Por: León Valencia




Se inicia el juicio a Jair Bolsonaro por el intento de golpe de estado en Brasil, el 8 de enero de 2023, y en mis recuerdos emerge intrigante el asalto al Capitolio en Estados Unidos el 6 de enero de 2021 promovido por Donald Trump. Dos intentos de golpe de Estado con tantos parecidos y tan graves consecuencias para la democracia que incitan a compararlos. Es más, hay la hipótesis de que el primero inspiro el segundo. Tengo, además, el temor de que la afrenta a la democracia de Bolsonaro tenga el mismo desenlace que la de Trump.

 

Lo primero que hicieron Trump y Bolsonaro fue difundir allá y aquí que les habían robado las elecciones donde buscaban su reelección. Tamaña afirmación para dos hombres que ejercían el poder en dos regímenes presidencialistas, dos regímenes donde pocas cosas escapan al ojo del presidente. Alegaron con vehemencia y sin recato el fraude y urdieron la grave maniobra para desconocer los resultados electorales y mantenerse al mando.

 

Era temprano el 6 de enero, en Washington, cuando Donald Trump y Rudy Giuliani, pronunciaron ante una manifestación, en el parque público de La Elipse, convocada con el ostentoso nombre de Save América, airados discursos con la espina del supuesto fraude electoral. Las palabras empujaron a una turba de manifestantes a marchar sobre el Capitolio y a irrumpir en una acalorada sesión del Congreso para intentar que las elecciones de 2020 fueran anuladas. El disturbio dejó varios muertos y numerosos detenidos y a un país asombrado por una osadía que sólo había ocurrido en un lejano año del siglo XIX.

 

En Brasilia el asalto a la plaza de los tres poderes y la irrupción en el Congreso ocurrió el 8 de enero, una semana después de la posesión de Inacio Lula da Silva como presidente del país. La acción estuvo precedida de manifestaciones y disturbios promovidos por los partidarios de Bolsonaro a lo largo y ancho del país durante varias semanas. Los asaltantes fueron repelidos y en pocos días las autoridades formularon cargos contra 1400 bolsonaristas implicados.

 

Tanto en el primero como en el segundo intento de golpe, se pudo ver que no se trataba de algo improvisado, de un desborde espontáneo de los manifestantes que concurrieron al mitin de Donald Trump o los que llegaron a la Plaza de los Tres poderes en la ordenada Brasilia. Los artefactos explosivos que quedaron regados en los alrededores del capitolio en Washington y las numerosas pruebas que ha recolectado el Tribunal Supremo sobre la implicación de Bolsonaro en el intento de golpe en Brasil dejan al descubierto sofisticadas conspiraciones para impedir la presencia de Biden y de Lula a la cabeza del gobierno en EEUU y Brasil.

 

Trump, en todo caso, dejó menos huellas que Bolsonaro en el proceso golpista. Su presencia en la escena del crimen la mañana de la marcha sobre el capitolio y sus arengas contra las elecciones son pruebas de su interés en producir una ruptura del hilo constitucional, hasta ahí nomás. En cambio, a Bolsonaro se le atribuye el borrador de un decreto encontrado por la Policia Federal en la residencia de uno de sus correligionarios, una minuta   do golpe, un documento en el que se plasma el plan para establecer un estado de defensa que anularía los resultados de las elecciones.

 

Las conspiraciones fracasaron gracias a la división en las filas de Trump y de Bolsonaro y a la resistencia de las instituciones democráticas. Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos, estaba en el capitolio validando la votación presidencial y al mismo tiempo, su jefe, Donald Trump, estaba agitando las banderas del fraude. Se ganó el mote de traidor en la furiosa diatriba de Trump. El plan de Bolsonaro no recibió la aprobación del general Freire Gomes comandante del Ejército.

 

El intento golpista de Trump falló, pero no su aspiración a un segundo mandato. Las investigaciones judiciales no pudieron contra su enorme poder económico y su reiterada vindicación de su triunfo electoral. También la eficaz campaña de que se trataba de una persecución política en cabeza del Partido Demócrata. Más de la mitad de los electores del país le creyeron el relato adobado con una proliferación de falsas noticias a través de su entramado de redes sociales. Trump regresó triunfante y recargado a la Casa Blanca en enero de 2025.

 

El camino de Bolsonaro no parece tan despejado como de Trump. Hay grandes obstáculos en el camino del político brasileño. Las pruebas son más contundentes y el apoyo ciudadano a sus ideas no es tan categórico. Pero la absolución o la prolongación de un proceso judicial sin resultado a la vista, puede jugar a su favor. La posibilidad de su regreso al poder no se puede descartar.

 

Tendríamos así dos golpes demoledores a la democracia en el hemisferio. No se puede medir el efecto contagio que puede tener en la región la grave impunidad de Trump y de Bolsonaro. Crucemos los dedos para que, al menos en Brasil, no ocurra lo que aconteció en los Estados Unidos. 

 

 

1 Comment


sanskarishwetaroy
Apr 07

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