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Stephen Bannon, el estratega racista y machista que convenció al magnate Donald Trump de ser presidente

Por: Iván Gallo - Editor de Contenido



Foto tomada de: El Debate


Durante la pandemia Steve Bannon y su podcast War Room fueron uno de los factores de mayor desestabilización en Estados Unidos. Cualquier decisión que saliera de Joe Biden sería cuestionada. Lo mismo pasaría con cada rueda de prensa que diera el doctor Anthony Fauci, quien estuvo al frente de la pandemia en EEUU. Bannon creía que todo se trataba de una “plandemia” orquestada por magnates liberales como Bill Gates o George Soros y que la vacuna no era otra cosa que la inoculación de un chip para mantenernos controlados. Invitaba a ex militantes del feminismo serio como Naomi Wolff, quien, debido a su propia rigurosidad y su propulsión a hacer notas para invitar al click, fue condenada al ostracismo por la intelectualidad de izquierda norteamericana cayendo en los brazos de Bannon. Durante la pandemia fue una de las voces más “respetadas” que apareció en su podcast. De lengua inquieta comparó usar tapabocas y el aislamiento como el mismo método que usaron los nazis para exterminar judíos. Afirmó que una persona que se aplicara la vacuna se “deshumanizaba” automáticamente. “incluso pierden su olor” y que la cercanía de mujeres a vacunados podría dejarlos estériles.

 

Bannon fue echado del gobierno Trump al segundo año de su mandato, en el 2017. Decidió sacrificarlo después de que en septiembre de 2017 un grupo de supremacistas blancos atacara a un grupo de antifascistas que pretendían acabar con una estatua del general Robert E Lee, quien, durante la guerra civil norteamericana luchó del bando de los Estados Confederados, favorables a la esclavitud. Los supremacistas se resistieron a este acto y su ataque dejó a una mujer asesinada. Steve Bannon era muy cercano a estos grupos racistas lo que le costó la salida del gobierno Trump.

 

Una parte de los blancos racistas que siempre han apoyado a Trump consideraron que esta decisión era una muestra de debilidad del entonces presidente. Además de ingratitud. Fue Bannon quien desde su periódico, Breitbart news, un portal abiertamente racista que se declara anti establecimiento, se le ocurrió la idea de que este magnate, quien en ese momento estaba en franca decadencia y que sólo tenía relevancia por su reality show, El aprendiz, se lanzara a la presidencia de los Estados Unidos. Cuando el mundo se enteró que la propuesta flotaba en el aire nos pareció una broma de mal gusto. ¿Tenía este comedor de hamburguesas abiertamente machista y mal hablado posibilidaddes de llegar al salón oval? En su momento Bannon lo creyó. Y entonces lo logró. Frases como “Estados Unidos Primero” o “Volver a hacer grande a América” salieron de la mente de Bannon y fueron fundamentales para que Trump venciera en noviembre del 2016 a Hillary Clinton.

 

Trump lo nombró en un alto cargo durante su gobierno, el de miembro del Consejo de Seguridad de Estados Unidos. Sus posiciones a favor de Corea del Norte y Rusia y su continua beligerancia le abrieron la puerta a lo que él ya estaba acostumbrado, a su zona de confort: Las polémicas. Cuando salió del gobierno Trump, Bannon empezó a asesorar a gobiernos de derecha en el mundo. Es cercano a la actual presidenta de Italia, Giorgia Meloni y también al argentino Javier Milei quien no se caracteriza precisamente por su moderación. Cree que los inmigrantes haitianos se están comiendo las mascotas de los gringos y ha repetido mentiras peligrosas que se instala en el inconsciente de un pueblo que no tiene la costumbre de hacer verificación de datos, por ejemplo ha dicho “las mujeres que toman pastillas anticonceptivas se vuelven más feas y locas”, ha hecho encuestas sobre si prefieren que su hijo se vuelva feminista o que mejor le de un cáncer y propuso que el mejor medio para acabar con el acoso machista en redes sociales es que las mujeres se desconectaran de internet.

 

La escritora canadiense Margaret Atwood, se imaginó una novela en donde un grupo de fundamentalistas religiosos se tomaba el poder en los Estados Unidos y lo convertía en la República de Gilgead, en donde las mujeres estaban destinadas sólo a ser madre o esposas. No tenían derechos, no podían leer y cualquier falta terminaría siendo castigada con la cercenación de uno de sus dedos. Con los dichos de Bannon, quien sigue ejerciendo influencia sobre Trump, esta distopía está cada vez más cerca de hacerse realidad.



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